Capítulo33
Una mujer con unos labios rojos impresionantes, luciendo una falda corta ajustada con una abertura y tacones altos, entró paso a paso en la sala, apareciendo frente a todos.

La sala, que antes estaba llena de emoción, en este momento cayó en un silencio sepulcral.

Luego, los murmullos de asombro llenaron el aire.

—¡Es Selene Soto!

—¿Qué está haciendo aquí?

—¿No se había desvanecido?

Rosa y Fausto, en el escenario, estaban atónitos.

Fausto, al ver la situación, reaccionó rápidamente y adoptó una actitud paternal.

—Selene, por fin has vuelto. ¡Papá ha estado deseando verte incluso en sueños!

Selene, al ver la farsa que hacía, frunció el ceño, sintiendo un profundo disgusto.

Conocía muy bien la verdadera naturaleza de su padre y su madrastra.

Rosa, a diferencia de Fausto, no pudo mantener la compostura. Se aferraba a él con fuerza, con el rostro pálido como el papel, pareciendo haber visto un fantasma.

—Tú... tú...

Para los demás, solo sabían que Selene había desaparecido durante un año
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