—Déjame decirte algo, no me mires así. Le regalaste un huevo a la señorita Soto, ¡qué gran regalo! Como dice el refrán, la gratitud debe ser devuelta con generosidad. Nuestro señor Andrés dijo que te lo devolvería mil veces más, pero... ese huevo estaba un poco desperdiciado, así que... decidimos usarlo, un huevo podrido, también conocido como un mal huevo.

Al escuchar estas palabras de Damián, la expresión de la mujer cambió instantáneamente.

Inmediatamente comenzó a gritar:

—¿Qué planeas hacerme... tú, basura, tú, maldita que se aprovecha de los demás! ¿Cómo te atreves a hacer esto? ¿Sabes quién soy yo?

—Claro que sí, ¡una pariente lejana de la familia Herrera!

La mujer abrió los ojos con incredulidad y gritó de nuevo:

—¿Sabes eso y aún te atreves a tratarme así?

Damián volvió a sacudir la cabeza con resignación y le preguntó:

—Entonces, ¿sabes quién es la mujer a la que acabas de ofender?

La mujer se quedó perpleja. ¿Cómo no iba a saber que esa mujer era Selene?

—¿Qué quieres de