Capítulo 101
—Selene... papá te pide perdón, pero al final, solo puedo pedirte perdón a ti... Por favor, perdona a Rosa. Te lo prometo, ninguno de los dos volveremos a lastimarte a ti ni a Luciano. Si no la perdonas y la dejas sufrir en la cárcel, me arrodillaré y nunca me levantaré.

Selene, con una ligera sonrisa en su hermoso rostro, una sonrisa tan amarga... Este hombre es su padre, pero una y otra vez ha herido a ella y a su hermano. Ahora está suplicando por la mujer que los lastimó, y está dispuesto a arrodillarse por ella.

—Una equivocación... mi madre fue una equivocación al final... Te elegí a ti para toda mi vida... ¿Quién hubiera pensado que al final, usarías sus pertenencias para obtener la libertad de esa mujer?

Es ridículo, realmente ridículo.

—Selene...— Tal vez fue por esas palabras que Fausto se conmovió. Cuando levantó la cabeza, sus ojos enrojecidos estaban llenos de lágrimas, pero Selene ya no podía distinguir por quién eran esas lágrimas...

Selene respiró profundamente, mirando
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