Capítulo 100
Selene observaba a Fausto frente a ella, su rostro mostraba signos de envejecimiento, con las sienes cubiertas de canas. Nunca se habría imaginado que en menos de un mes él se vería así...

Selene frunció delicadamente el ceño, sin saber qué decir en ese momento. Simplemente asintió levemente hacia él, pero la palabra “papa” se atascaba en su garganta.

—Papá, ten más cuidado— intervino Mariana de inmediato, acercándose para asegurarse de que Fausto no se había quemado. —Deja que yo me encargue de esto, ¿sí? Siempre has querido hablar con Selene.

Cuando Fausto reaccionó, dijo:

—Selene, subamos y charlemos.— Con esas palabras, dio unos pasos hacia las escaleras.

Selene se quedó inmóvil en su lugar, hasta que Mariana la llamó y la empujó suavemente hacia las escaleras.

—Selene, papá está realmente enfermo, por favor— suplicó Mariana con tono y expresión angustiados.

Selene asintió y siguió a Fausto hacia arriba.

Una vez en el estudio del segundo piso, el aire parecía estar cargado...

Sele
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