Flash Back
Un hombre alto y fornido, de ojos cansados, mirada perdida y con barba de aproximadamente cuatro días, conducía cerca de la acera con precavida lentitud.
El clima era templado, un ambiente agradable para que las personas fueran a pasear con sus familias.
Un frío viento se coló por la ventana y refrescó por varios segundos su frente sudorosa. El interior del auto era como el mismo infierno, tan sofocante y caluroso.
Chloe POVPresioné el botón de Stop de la grabadora cuando terminé de escuchar mis últimos sollozos.Era increíble y sumamente melancólico volver a recordar esa época de mi vida. Antes no era capaz de recordar más allá de mis diez años, quizás porque mi mente había bloqueado esos sucesos que habían sido difíciles en mi infancia, o quizás mi memoria sólo se había deteriorado con el tiempo.Miré nostálgica la grabadora en mis manos y fue inevitable soltar un par de lágrimas nuevas, las cuales limpié inmediatamente.Mi papá había sido un buen sujeto; era
Un buen amigoIba perdida en mis pensamientos sin prestar atención a mis pasos, ni a la dirección en que se movían mis piernas por sí solas, y mucho menos me importaba el tiempo que había transcurrido desde que me habían revelado el verdadero asesino de mi papá.Debo confesar que, aunque quisiera fingir que no me afectaba demasiado, el hecho era que una parte en mi interior se sentía oprimida en la nostalgia y la venganza de querer ver pagar a ese sujeto.Recordaba con sufrimiento y frustración aquella mañana en donde vi a mi padre yacer en
Aitor POVHace un par de minutos que me había atrevido a ir al departamento de Chloe. Sin embargo, no fue por el irresistible motivo de verla, sino más bien porque Katrina me lo había pedido.Me había dicho que tenía algo importante que mostrarme, además de que quería hablar conmigo, ya que creía que la relación entre Chloe y yo, no debía de terminar de esta forma.Debía de admitir que tuve miedo al principio, no deseaba ni hubiera sido capaz de volver a soportar otro rechazo de su parte. Pero Katrina me informó que ella no se encontraba en
DescubrimientoAcomodé mi cabello, retoqué mis labios, respiré profundo y me mentalicé para atreverme a hacer lo que tenía planeado.Esto sería una de las cosas más difíciles que haría y tenía que hacerlo bien, era hora de sacar mi lado artístico superando a cualquier persona incluso a los patéticos de American Idol.Esto no era un concurso, ni mucho menos un juego, tenía que poner toda mi disposición y fingir lo mejor posible, aunque deseara destrozar el rostro de Stephen Wallace contra un cristal.
Me sentía alucinada con lo que acababa de escuchar. ¿Qué demonios?¡Ni en el más idílico de mis sueños esperaba algo así!Cubrí mi boca con ambas manos y cerré fuertemente los párpados, nuevamente tratando de no asumir la verdad que se presentaba ante mis ojos.Negué lentamente con la cabeza y me acuclillé apoyando mi espalda contra la pared, sin soportar más tiempo el peso de mi cuerpo.Así me quedé durante dos minutos enteros, tratando de asimilar lo dicho. Como empezaba a oscurecer, mi mamá hizo lo que toda mamá haría por su hija en ese momento: una fiesta de pijamas.Me invitó, o más bien me obligó a que me quedara a pasar la noche ahí, en mi antiguo hogar.No puse objeciones ni pretextos, la verdad era que estaba muy cansada y no tenía deseos de conducir a altas horas de la noche para forzar mi vista. Acepté con gusto mientras que mi dulce y carismáticamente madre, comenzaba a soltar chistes totalmente carentes de gracia, sin embargo, me reía a carcajadas, no porque fueran buenos sino por la expresión de su rostro al contarlos.Su risa era tan contagiosa, que por un momeNegación absurda
En menos de lo esperado, llegué a casa de Aitor.Miré a través de la ventana polarizada si no había algún carro estacionado frente a la fachada, no deseaba interrumpirlos si tenía visitas…Ok, miento. Si hubiera tenido visitas, y con visitas me refiero a mujeres, no me hubiera importado nada con tal de entrar y darle una paliza a la zorra que estuviera junto a él.Todavía tenía aquella sensación de calambres en las manos desde que no pude descargar mi furia contra Stephen, por eso mismo ansiaban golpear a alguien salvajemente.Después de asegurarme que no había autos cerca, excepto el de él, reuní valor para colocarme frente a la puerta.
Besó mi cuello con tanta experiencia, que no pude evitar soltar ligeros suspiros de gozo. No tenía ni idea de cómo continuar, no conocía sus gustos ni él los míos, ya que era nuestra primera vez juntos, y sinceramente, los nervios comenzaron a atacarme.Me quitó rápidamente la chaqueta y la blusa, revelando mi sostén negro. Miró mis pechos con admiración y fruncí el ceño cuando los tocó por encima de la tela.—Creí que no te gustaban —le recriminé.—No los había apreciado tan de cerca —rió, dándome un pequeño beso, al mismo tiempo que desabrochaba mi pantalón con profesionalismo.