—Mi niño hermoso que bueno que estás aquí, ¿vienes a quedarte y Camila por qué no vino contigo? —Paola, sólo vine por esta noche, por ahora me voy a quedar en la ciudad, sólo vine a buscar unas cosas, Camila no está conmigo, ella me dejó. —Pero no entiendo, ¿qué pasó? Ella estaba viviendo contigo en el apartamento, seguro pelearon de nuevo, ¿qué le hiciste? —Nada viejita, no le hice nada, sólo que para mí mala suerte tomó un libro de la biblioteca y precisamente ese libro yo se lo regalé a Selena cuando estábamos recién casados con una dedicatorias y para colmo dentro había una foto de Selena. —¡Ah, Caramba! ¿Y qué hacías tú con ese libro? ¿Por qué aún lo tenías en tú biblioteca? —Por estúpido, yo debí deshacerme de todo aquello que le perteneciera a Selena, pero por alguna estúpida razón me quedé con ese libro y esa foto. —Bueno ahora tienes que afrontar las consecuencias de tu estupidez. —Sí, me duele que por eso haya perdido a Camila. —
La conversación con Paola me ayudó bastante, me abrió los ojos en muchas cosas que no quería reconocer, es verdad, si de verdad Selena está sepultada para mí, entonces no tenía porque mantener esa foto conmigo. Eso no quiere decir que aún la ame, no de eso estoy completamente seguro, pero aún, muy bien escondido siento el dolor de lo que me hizo, eso aún no he podido superarlo, cuando recuerdo ese episodio, siento rabia, tristeza y porque no, unas ganas inmensas de vengarme por lo que me hizo, pero como dice la vieja tengo que borrar todos estos sentimientos. De alguna forma Camila detectó todo esto, por eso me dejó, por eso no está segura de mí, eso es lo que tengo que cambiar, debo olvidarme de todo, que esta rabia que aún siento no le haga daño a mi relación con Camila. —Buenos días doctor, que bueno verlo por aquí nuevamente, bienvenido a su clínica. —Buenos días doctora , gracias. Estoy aquí, caminando por los pasillos de la clínica rumbo a mi consu
EN EL PUEBLO. Ya tengo tres días en el pueblo, siento una paz y una tranquilidad increíble, pero en las noches me siento sola, me hace falta meterme en el costado de Cristhofer para dormirme, me hace falta el calor de su abrazo y el beso de las buenas noches. Pero no puedo flaquear, le dije que necesitaba un espacio y eso lo tengo que cumplir, cuánto tiempo será no lo sé, tengo que ser fuerte, eso nos servirá, sobre todo a él, para estar completamente seguro de lo que queremos hacer con nuestras vidas, por ahora estoy aquí para vivir en completa libertad sin miedo a que me sigan. —Voy a visitar al dueño de la pescadería donde trabajaba cuando vivía en el pueblo, para ver si tiene algún cargo para mí, no lo llamé, prefiero llegarle de sorpresa. —Buenos días señor Alfred.-Alfred es el portero de la pescadería. —Buenos días señorita, ¿en que la puedo ayudar? —Señor Alfred, ¿no se acuerda de mí? —La verdad no. —Soy Camila. —¿Camila? Hija n
Un poco antes de las siete de la noche, ya Ethan estaba en la casa de la playa. —Camila, ¿ya estás lista? —Me falta poco, espérame unos minutos. —Yo por ti espero toda la vida si tú me lo pides. —Ethan no vayas a empezar por favor. —Está bien no digo nada, por ahora. —Ya estoy lista, podemos irnos. —Mujer estás preciosa. —No seas exagerado y vámonos no podemos dejar que tú mamá espere por mucho tiempo. Llegamos a la casa de la señora Sara y ya el automóvil del señor Rodrigo está allí. —Ya como si llegó el otro invitado. Entramos a la casa, la señora Sara está sentada con el señor Rodrigo en la salita de estar. —Camila te tengo una sorpresa, ven para que lo veas. —Hola señor Rodrigo. —Hola Camila. El señor Rodrigo se acerca y me da un abrazo. —¿Qué ya ustedes se habían visto? —Sí, Camila fue hoy a la pescadería. —Yo quería darle una sorpresa a Camila y resulta que ya se habían visto. —F
—Buenas noches Cristhofer. .—Buenas noches Jam. —Disculpa que te llame a esta hora, pero mañana nos vamos bien temprano a visitar a Camila y no queríamos irnos sin avisarte. —Gracias Jam, por favor dile que la amo muchísimo, espera a que hora se van. —Nos vamos bien temprano a más tardar ocho de la mañana. —Espérame, antes de irte me llego hasta tu casa para llevarte dinero, ella lo puede estar necesitando. —Cristhofer, con lo que me diste creo que está bien. —No, mañana te llevo un poco más, dónde quiera que esté, tiene que pagar alquiler y comprar comida, eso que te di no le va a alcanzar, por eso te llevo más. —Bueno está bien, te esperamos entonces. —Okey Jam, gracias por avisarme. Al siguiente día en la casa de Jam. —Amor termina de arreglarte que ya es tarde. —Ya estoy casi lista, Jam creo que están tocando la puerta, —Sí, ya voy a abrir. —Buenos días Cristhofer, pasa adelante, ya nos estamos arreglando pa
EN EL PUEBLO. —Señora Sara, mire quién está aquí. —Fabiola mi niña, estás hermosa, ¿están llegando? —Llegamos hace como una hora, lo primero que le dije a Camila era que quería verla. —Mi niña, yo también tenía muchas ganas de verte. —Señora Sara, él es mi novio. —Mucho gusto señora Sara, las muchachas me han hablado mucho de usted. —¡Caramba! Fabiola este muchacho es bien buenmozo. —Señora Sara, ¿dónde está Ethan? —Aquí estoy, ¿cómo está la reina de los puños? —Por Dios Ethan no me digas así. —Es que todavía me acuerdo cuando le diste el puñetazo al heladero cuando quería robarte un beso, pero olvidemos eso ven acá dame un abrazo. —Ethan, él es mi novio. —Amigo, entonces con el permiso de usted déjeme abrazar a esta mujer que tengo tantos años sin verla. —Como no, le doy mi permiso, siempre y cuando no la apriete mucho. Todos se rieron de las palabras de Jam, luego que abrazó a Fabiola, le extendió la ma
No puedo dormir, el vino me alejó el sueño, Fabiola me engañó dijo que iba a dormir conmigo para conversar, pero el amor y el deseo pudo más, se fue para la habitación de Jam, bueno si Cristhofer estuviese aquí, yo también hubiese hecho lo mismo, ¡cuánto lo extraño! Cierro mis ojos y siento sus manos acariciando mis piernas, mientras sus labios recorren mi rostro, besando con suavidad mis párpados, siento la humedad de sus labios en mis mejillas, y de una manera mágica se detienen en mis labios, de esa manera puedo saborear el néctar de su boca. Sus labios bajan lentamente recorriendo mi cuello, me encanta cuando con mucha suavidad me da vuelta para besar mi espalda, un escalofrío recorre mi espina dorsal cuando sus labios bajan y suben por toda mi columna vertebral. Mientras sus manos no dejan de acariciar mis piernas, luego me vuelve a voltear para continuar su viaje llevándome a territorios inimaginables. Cómo olvidarlo, si él es lo más hermoso que ha pasa
Siento que me voy a volver loco, ya son muchos los días que no veo a Camila, ¿estará pensando en mí?, yo no puedo pasar ni un segundo sin pensar en ella, mi trabajo me ayuda a distraerme, pero aún así me atormenta la idea de no verla, ni tocarla, no poder acariciar su rostro, ni besar sus labios me tiene desesperado, no sé cuánto tiempo más voy aguantar, el tiempo, el espacio que me pidió, no sé si pueda cumplir mi palabra. —Doctor, le queda un solo paciente, ¿lo hago pasar?, ¿doctor me escucha? —Sí Claudia, te estoy escuchando. —Le preguntaba si le hago pasar al último paciente. —Hazlo pasar. Estoy con la mirada puesta en unos papeles, cuando llega el último paciente, por los tacones se trata de una mujer. —Buenos días Cristhofer. Esa voz lamentablemente no la puedo olvidar, levanto mi mirada y allí está Selena, mi ex mujer. —Disculpa que me haga pasar por uno de tus pacientes, pero necesitaba verte, si me anuncio, seguro y no me ibas atend