—¿Camila quién te llamó? —Fabiola. —¿Averiguaron algo más? —No. —Entonces porque tienes esa cara. —¿Qué cara?, tengo la misma de siempre. —Okey, si no quieres decirme lo que te dijo Fabiola, no hay problema, no digas nada. No le quiero comentar nada de lo que me dijo Fabiola, sé va a molestar, lo conozco. —Solo quería saber cómo estaba en mi nuevo hogar, esas fueron sus palabras textuales. —Camila tengo que salir, te voy a dejar sola por un rato, regreso en la noche, necesito hacer unas cosas. —Okey, no hay problema, yo de aquí no me voy a mover. En realidad es un alivio que se vaya y me deje sola, así no insiste tanto en preguntar por lo que me dijo Fabiola. Después de un baño, sale del apartamento no sin antes regalarme un beso. —Estás muy perfumado. —Siempre lo estoy. —Pero esta vez como si te aplicaste más perfume, ¿te vas a entrevistar con una mujer? —Me encanta que me celes, pero no, bueno tú
Sus lágrimas me conmovieron, pero en está ocasión ellas no me detuvieron, me zafé de sus brazos y salí casi corriendo del apartamento. Ahora estoy aquí en un mini apartamento que me consiguió Jam, pertenece a su hermano que se encuentra fuera del país. El apartamento es pequeño, sólo tiene una habitación, pero es confortable y está muy bien decorado. Me dejaron allí, bajo una gran cantidad de recomendación, Fabiola quería quedarse, pero yo no quise, necesito estar sola. Ya estoy en la cama, cuando veo un mensaje de Fabiola. "Este es el número de la señora Sara, si te comunicas con ella me informas por favor, te quiero mucho" —Mañana voy a tratar de comunicarme con la señora Sara, ojalá y no se haya olvidado de mí, ya tengo una llamada de Cristhofer es mejor que responda porque si no lo hago me va a llamar toda la noche. —Amor, dime estás bien, si necesitas algo no dudes en llamarme. —Estoy bien Cristhofer. —¿Me puedes dar la dirección?
No me puedo quedar en este apartamento, me siento enjaulada, tengo que salir de aquí, necesito recuperar mi vida. Voy a llamar a la señora Sara. —Buenas tardes, ¿señora Sara? —Si, ¿con quién hablo? —Con Camila, ¿se acuerda de mí? viví en su casa por un tiempo con mi amiga Fabiola. —Camila, claro que me acuerdo, como olvidarme, si ustedes trajeron la alegría a mi vida por un buen tiempo, cuando más necesitaba de una compañía ustedes llegaron a mi vida, pero dime cómo están, qué alegría volver a escucharte. —Estamos bien, Fabiola le manda muchos saludos, señora Sara, necesito preguntarle si todavía tiene en alquiler su casa, la que está cerca de la playa. —Mis niñas después que ustedes se fueron no la volví a arrendar, pero la conservo en buenas condiciones. —Necesito un gran favor, ¿será que me la puede arrendar? —Mi niña lo último que supe de ti es que te ibas a casar, ¿te vienes para acá con tu esposo? —No, me voy sola. —Bue
—¿Camila, eres tú? —¿Usted quién es? —Camila, soy Ethan. —¿Ethan, el hijo de la señora Sara? —Si. —¿Y qué haces aquí? —Estoy llegando al pueblo, siempre cuando vengo para acá, me quedo en esta casa, pero ¿qué haces tú aquí?, ya va, antes que me respondas voy a encender la luz. Enciende la luz y veo a un hombre sumamente guapo delante de mí, con un pelo rubio y unos ojos azules muy intensos. —Camila baja ese cepillo que me estás asustando, ven acá para darte un abrazo, mujer estás preciosa, bueno siempre lo has sido, pero ahora estás más. ¿Desde cuándo estás aquí? —Llegué hoy. —Con razón, tengo tres días que no hablo con mamá, quise darle una sorpresa y resulta que el sorprendido soy yo, ¿estás de vacaciones? —No, me vine a vivir para el pueblo. —¡Ah, caramba!, Puedo preguntar porqué. —No, no puedes, siempre tan metiche, queriéndome averiguar la vida. —Y tú siempre tan directa, disculpa , pero no fue mi i
—Jam escuché que estabas hablando por teléfono, con quién lo hacías? —Amor, con Cristhofer. —¿Qué le dijiste? —Perdona, pero falté a mi promesa. —¿Jam, le dijiste a Cristhofer dónde estaba Camila? —Amor me dio mucha pena por él, está desesperado porque no sabe nada de ella. —Pero Camila nos hizo prometer que no le dijéramos nada, ahora no va a confiar en mí. —Ya va amor no te pongas así, yo no le dije dónde estaba, sólo le dije que se había ido de la ciudad, él tiene que saberlo, así está más tranquilo. —¿Qué fue exactamente lo que le dijiste? —Sólo eso, que se había ido, pero que no se preocupara porque nosotros vamos a estar pendiente de ella, que estaba en un lugar seguro y tranquilo. —Ojalá Camila nunca le haya mencionado el pueblo, porque Cristhofer es muy inteligente y puede llegar a la conclusión que se fue para el pueblo donde vivimos por muchos años. —Amor y como fue que ustedes conocieron ese pueblo. —De eso h
—Mi niño hermoso que bueno que estás aquí, ¿vienes a quedarte y Camila por qué no vino contigo? —Paola, sólo vine por esta noche, por ahora me voy a quedar en la ciudad, sólo vine a buscar unas cosas, Camila no está conmigo, ella me dejó. —Pero no entiendo, ¿qué pasó? Ella estaba viviendo contigo en el apartamento, seguro pelearon de nuevo, ¿qué le hiciste? —Nada viejita, no le hice nada, sólo que para mí mala suerte tomó un libro de la biblioteca y precisamente ese libro yo se lo regalé a Selena cuando estábamos recién casados con una dedicatorias y para colmo dentro había una foto de Selena. —¡Ah, Caramba! ¿Y qué hacías tú con ese libro? ¿Por qué aún lo tenías en tú biblioteca? —Por estúpido, yo debí deshacerme de todo aquello que le perteneciera a Selena, pero por alguna estúpida razón me quedé con ese libro y esa foto. —Bueno ahora tienes que afrontar las consecuencias de tu estupidez. —Sí, me duele que por eso haya perdido a Camila. —
La conversación con Paola me ayudó bastante, me abrió los ojos en muchas cosas que no quería reconocer, es verdad, si de verdad Selena está sepultada para mí, entonces no tenía porque mantener esa foto conmigo. Eso no quiere decir que aún la ame, no de eso estoy completamente seguro, pero aún, muy bien escondido siento el dolor de lo que me hizo, eso aún no he podido superarlo, cuando recuerdo ese episodio, siento rabia, tristeza y porque no, unas ganas inmensas de vengarme por lo que me hizo, pero como dice la vieja tengo que borrar todos estos sentimientos. De alguna forma Camila detectó todo esto, por eso me dejó, por eso no está segura de mí, eso es lo que tengo que cambiar, debo olvidarme de todo, que esta rabia que aún siento no le haga daño a mi relación con Camila. —Buenos días doctor, que bueno verlo por aquí nuevamente, bienvenido a su clínica. —Buenos días doctora , gracias. Estoy aquí, caminando por los pasillos de la clínica rumbo a mi consu
EN EL PUEBLO. Ya tengo tres días en el pueblo, siento una paz y una tranquilidad increíble, pero en las noches me siento sola, me hace falta meterme en el costado de Cristhofer para dormirme, me hace falta el calor de su abrazo y el beso de las buenas noches. Pero no puedo flaquear, le dije que necesitaba un espacio y eso lo tengo que cumplir, cuánto tiempo será no lo sé, tengo que ser fuerte, eso nos servirá, sobre todo a él, para estar completamente seguro de lo que queremos hacer con nuestras vidas, por ahora estoy aquí para vivir en completa libertad sin miedo a que me sigan. —Voy a visitar al dueño de la pescadería donde trabajaba cuando vivía en el pueblo, para ver si tiene algún cargo para mí, no lo llamé, prefiero llegarle de sorpresa. —Buenos días señor Alfred.-Alfred es el portero de la pescadería. —Buenos días señorita, ¿en que la puedo ayudar? —Señor Alfred, ¿no se acuerda de mí? —La verdad no. —Soy Camila. —¿Camila? Hija n