—Amor despierta, ¿tienes que comer? —¿Qué hora es? —Ya se está haciendo de noche y tú no has comido, ¿cómo te sientes? —Me duele el vientre, estoy mareada. —Amor, ¿estarás embarazada? —No lo creo, unos días antes de la boda fui al ginecólogo y me inyectó para prevenir el embarazo, yo no quería salir embarazada tan pronto. —Ósea que no quieres tener hijos. —Por alguna razón yo no quería tener hijos tan pronto. —Y conmigo, ¿tampoco los quieres tener? —Sí, contigo sí quiero, pero no ahora, entiéndeme yo estoy viviendo una vida de mentiras, como si no existiera. Cuando salga embarazada, quiero vivir mi embarazo, gritarlo al mundo, ahorita no puedo ni siquiera abrir mis cuentas bancarias. —Tú conmigo no necesitas tus cuentas bancarias, para eso yo tengo las mías que también son tuyas. —Sí amor, pero yo no puedo vivir toda la vida encerrada en estás montañas. —¿No te gusta vivir aquí? —Me gusta vivir donde tú estés
—¿Dónde estabas? —Haciendo unas llamadas, luego me quedé en la biblioteca resolviendo unos asuntos. Me está mintiendo, estaba llorando, tiene los ojos rojos, no me dice nada porque está dolido, él cree que yo no quería al bebé, es verdad por ahora yo no quiero tener hijos, pero cuando me dijo el doctor que estaba embarazada lo sentí en mi vientre, lo quise, era mi bebé, él que fue hecho con amor con el hombre que amo más que mi vida misma. Ahora ese hombre está allí, y no quiere mirarme a los ojos, sé que me cree culpable, cómo hago para convencerlo que a mí también me duele haberlo perdido. —¿Cómo te sientes? —Estoy bien ¿y tú? Me mira, por fin lo hace, sus ojos aún están empañados en lágrimas, de inmediato esquiva la mirada, pero no responde mi pregunta. —Voy a la cocina para decirle a Paola que te prepare el desayuno, luego vengo. No puedo mirarla a la cara, es tanto el dolor que siento que puedo decir cosas que la vayan a herir, mejor
—Fabiola voy en camino. —Okey amiga, acá estoy esperándote. Bueno ya di el paso más difícil, irme de esa casa que me acogió cuando necesitaba de un refugio, de esos brazos que me dieron calor y protección, pero tenía que hacerlo, ahora una vez más estoy sola. —Amiga, bienvenida a tu casa. —Gracias Fabiola. —Ahora vamos a conversar, ya preparé café para que me cuentes todo mientras lo tomamos. —Sí, pero antes déjame ir a la habitación, necesito descansar. —Señorita Camila, si me permite déjeme llevarle la maleta, usted no puede tomar peso, recuerde que tiene que descansar, usted todavía está de reposo. —Gracias Frederick. —No se preocupe señor yo le llevo la maleta a Camila. —Bueno entonces me voy, cualquier cosa que necesite no dude en llamarme. —Está bien, lo tendré en cuenta. —Oye, ya que el señor se fue me puedes explicar porque estás de reposo. —Fabiola tuve un aborto. —¿Qué, estabas embarazada? —Sí, l
MANSIÓN DE LOS ASTURIAS. —Señorita Betty, busque a mi hijo y dígale que lo necesito ahora en mi oficina. —Sí señora Emperatriz, ya se lo busco, creo que está en la piscina. Marcus no quiere aprender, cuando yo muera este negocio se viene abajo, porque él nunca está pendiente de los detalles. Siempre tengo que ser yo quién se ocupe de todo. —Hola mamá, me dijo Betty que quieres hablar conmigo. —Sí, pero primero sécate bien, no quiero que me arruines los muebles —Ya mamá, estoy seco, ahora dime. —¿Qué noticias tienes de los hombres que secuestraron a Camila? —La última vez que hablé con ellos todo estaba bien, estaban esperando llamada para llevarla al aeropuerto privado y sacarla de aquí. Después de eso no sé más nada, tú me dijiste que ellos eran de confianza, por eso dejé todo en sus manos. Aún así, he intentado llamarlos, pero no he podido comunicarme, la recepción de ese lugar es muy mala y con tantas lluvias es peor.
—Cristhofer, mi niño, ¿cómo estás? —Hola vieja, todo está bien, ¿cómo está todo por allá? —Precisamente te estoy llamando por eso, anoche alguien estaba rondando por los alrededores, el jardinero lo vio y le dio la voz de alto, hizo un disparo al aire, pero el hombre salió corriendo. —Caramba, mañana mismo contrato a varios hombres para que se encarguen de vigilar la casa. —Hijo, ¿cómo está Camila? —Bien, todo está bien. —¿Cuándo regresa? —No quiere regresar. —¿Y ustedes cómo están? —No sé, a veces creo que Camila no me quiere, ya me olvidó. —¿Pero tú la visitas? —Todos los días. —Bueno, haste cuenta que ahora es cuando están viviendo esa etapa del noviazgo que no disfrutaron. —Vieja no creo soportar esto, ella es mi mujer, como olvidarme de eso. —Todo esto es consecuencia de la manera como te comportaste, te dije que esa no era la forma de tratarla, pero no me hiciste caso. —Tienes razón, pero voy a segu
Me llevó en sus brazos hasta la cama, allí me miraba, no dejaba de mirarme, pareciera que quisiera retenerme con la mirada. —Te amo, no puedo concebir mi vida sin ti, cierra tus ojos, duerme, yo estoy aquí, no te voy a abandonar, siempre voy a estar para ti, ahora quiero que descanses. Pensé que sus intenciones eran otras, pero no es así. —Te deseo como un loco y sé que tú también me deseas, pero no, hoy no, esta noche no, sólo quiero que te quedes así callada, sólo metida entre mis brazos, vamos hacer las cosas bien, te pido disculpas porque no supe cuidarte, era tanto el deseo de estar contigo que me olvidé de todo, vamos a comenzar de cero, mañana vamos a un amigo ginecólogo, quiero que te examine bien para que te pongas en control, cuando tú lo desees tenemos hijos, yo siempre lo voy a desear, pero voy a esperar por ti, cuando estés preparada los tenemos. Esto era lo que estaba esperando, que Cristhofer me hablara de esta manera, lo amo inmenso, pero mi do
—¿Camila quién te llamó? —Fabiola. —¿Averiguaron algo más? —No. —Entonces porque tienes esa cara. —¿Qué cara?, tengo la misma de siempre. —Okey, si no quieres decirme lo que te dijo Fabiola, no hay problema, no digas nada. No le quiero comentar nada de lo que me dijo Fabiola, sé va a molestar, lo conozco. —Solo quería saber cómo estaba en mi nuevo hogar, esas fueron sus palabras textuales. —Camila tengo que salir, te voy a dejar sola por un rato, regreso en la noche, necesito hacer unas cosas. —Okey, no hay problema, yo de aquí no me voy a mover. En realidad es un alivio que se vaya y me deje sola, así no insiste tanto en preguntar por lo que me dijo Fabiola. Después de un baño, sale del apartamento no sin antes regalarme un beso. —Estás muy perfumado. —Siempre lo estoy. —Pero esta vez como si te aplicaste más perfume, ¿te vas a entrevistar con una mujer? —Me encanta que me celes, pero no, bueno tú
Sus lágrimas me conmovieron, pero en está ocasión ellas no me detuvieron, me zafé de sus brazos y salí casi corriendo del apartamento. Ahora estoy aquí en un mini apartamento que me consiguió Jam, pertenece a su hermano que se encuentra fuera del país. El apartamento es pequeño, sólo tiene una habitación, pero es confortable y está muy bien decorado. Me dejaron allí, bajo una gran cantidad de recomendación, Fabiola quería quedarse, pero yo no quise, necesito estar sola. Ya estoy en la cama, cuando veo un mensaje de Fabiola. "Este es el número de la señora Sara, si te comunicas con ella me informas por favor, te quiero mucho" —Mañana voy a tratar de comunicarme con la señora Sara, ojalá y no se haya olvidado de mí, ya tengo una llamada de Cristhofer es mejor que responda porque si no lo hago me va a llamar toda la noche. —Amor, dime estás bien, si necesitas algo no dudes en llamarme. —Estoy bien Cristhofer. —¿Me puedes dar la dirección?