Alana

Hace dos días que fue la fiesta en donde todo salió mal, al final Gianni solo me llevó a casa.

Gracias al cielo pensé que tenía algún castigo especial para mí.

Pero en todo el camino me tuvo sentada en su regazo, fue algo muy incómodo y a la vez no, ¿Por qué?, pues sus labios me tenían un poco distraída para no empujarlo lejos de mí, está vez no me tocó de manera indebida como lo hizo en el baño.

Me llevó a casa y me dejó en la puerta, después de eso me dije que se iba a poner en contacto conmigo, ese día se sintió tan irreal, me fui a dormir y me encerré en mi habitación, Guido llegó después de una hora y no fue a buscarme para nada.

Pero hoy me ha citado a su despacho dice que es urgente que necesita hablar conmigo cuanto antes, no tengo más remedio que ir, Enzo y Gianella ya se fueron a la escuela.

Antes de que tenga oportunidad de acercarme y poder tocar la puerta él grita que entre que está abierto y así lo hago.

— ¿Me llamaste?—Espero hasta que él diga que es lo que desea