Andrea quedó en silencio por un momento, luego reaccionó.—¿Por qué?—¿Por qué crees?—Pero…Andrea, evidentemente frustrada, continuó:—Han sido dos años, Serena. Has estado con él durante dos años. ¿No siente ni un poco de afecto por ti? Además, ese bebé es suyo, es de Alexander. Como esposo y futuro padre, ¿no siente ni un poco de compasión?Serena guardó silencio. Si antes de enviarle el mensaje había albergado alguna esperanza sobre Alexander, ahora esas esperanzas estaban completamente muertas.Recordó una frase popular en internet:Ah, sí…«Solo cuando te ama, tu hijo es un hijo. Cuando no te ama, ni tú eres alguien.»Andrea continuó:—Incluso si no contamos estos dos años, ustedes crecieron juntos. ¿No hay nada en el vínculo de la infancia? Serena, ¿es que no le dejaste las cosas claras? Tal vez…—Andrea. —Serena la interrumpió con calma—. No digas más.Hablar de esto solo la hacía sentir más humillada.Una vez era suficiente.Más de una vez, ¿qué sería? ¿Mendigar?Prefería no
Ahora entendía por qué había despertado en el auto de Alexander.—Serena, no sabes lo preocupado que estaba cuando le dije que estabas inconsciente.Mientras Laura hablaba, Serena no estaba segura si intentaba agradarle o simplemente compartía su preocupación.Entonces respondió con cautela:—¿En serio? ¿Qué tan preocupado?Laura sonrió con timidez.—Llevo años en la Corporación Quinn y nunca lo había visto así. Estaba en una reunión con los altos mandos cuando le dije, y los dejó de inmediato para ir a verte. Te llevó en brazos al auto. Parecía muy preocupado.Al final, Laura le guiñó un ojo:—El señor Quinn se preocupa mucho por ti.—¿En serio?Serena la miró y, como si algo la impulsara, le preguntó:—¿No viste a otra mujer con él ayer?Esa pregunta le apagó por completo a Laura las ilusiones de un posible romance en la oficina. Se quedó en silencio, sin saber cómo responder para aliviar la incomodidad.Recordando la actitud del señor Quinn, Laura había olvidado momentáneamente la p
En el Hospital Popular de la Ciudad de México, Serena Sterling apretaba con nerviosismo el informe médico entre sus manos, su expresión revelaba sorpresa.—¡Felicidades, está embarazada y el bebé está muy saludable! —¿Embarazada?, estaba a la vez asombrada y emocionada, casi sin creerlo.—Deberá venir regularmente para hacerse chequeos. ¿Y el padre del niño? Llámelo para que entre, tengo algunas cosas que decirle.Las palabras de la doctora hicieron que ella volviera en sí, y sonrió con nerviosismo e incómodamente habló.—Mi esposo no pudo venir hoy.—Ay, no importa lo ocupado que esté, debería estar aquí con su esposa e hijo.Al salir del hospital, empezó a lloviznar. Serena acariciaba su vientre. Ahí, crecía una nueva vida, era el hijo de ella y Alexander Quinn... Su celular vibró. Al revisarlo, vio un mensaje de su esposo.[Está lloviendo. Envía un paraguas a esta dirección.]Serena miró la dirección: CASA CLUB GATSBY. ¿Qué lugar era ese? ¿No había dicho él que tendría una reunión
En medio de las bromas y risas de los demás, Alexander bajó la mirada y con rapidez le respondió un mensaje a Serena.[No necesitas el paraguas, mejor regresa a casa.]Cuando ella recibió el mensaje, se sintió un poco confundida y respondió. [¿Pasa algo?]Esperó un momento con la mirada baja, pero él no volvió a responder. Tal vez estaba muy ocupado por eso decidió regresar a casa.—Espera.Alguien la llamó desde atrás, y cuando se dio la vuelta, vio a dos chicas con ropa a la moda acercándose. Una de ellas, alta y con una mirada despectiva, le preguntó.—¿Tú eres Serena Sterling?Con una actitud claramente hostil, Serena mantuvo la compostura y respondió sin bajar la cabeza.—¿Y tú quién eres?—Quién soy no importa, lo que importa es que Camila ha vuelto, así que mejor lárgate de la vida de Alexander.Los ojos de Serena se agrandaron. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que escuchó ese nombre? Tanto tiempo que casi había olvidado que esa persona existía. Su reacción
Alexander la llevó a la fuerza al baño y luego salió. Serena mantuvo la cabeza baja, y solo levantó la mirada y se secó las lágrimas después de quedarse sola. Unos momentos después, cerró la puerta con seguro y sacó del bolsillo el informe de embarazo que le dieron en el hospital.El documento estaba empapado a causa de la mojada que se había dado y las letras ya no se distinguían. Lo que pensaba que sería una sorpresa para su marido ahora parecía innecesario. Después de estar a su lado durante dos años, sabía muy bien que él no se separaba de su teléfono.Él nunca perdería el tiempo enviándole un mensaje solo para que fuera y luego le dijera que regresara. Alguien más debió haber tomado su teléfono y enviado ese mensaje para que ella fuera y se convirtiera en objeto de burla. Probablemente, mientras ella esperaba bajo la lluvia con el paraguas, había un montón de gente arriba riéndose de ella.Serena miró el informe durante un largo rato, luego sonrió con amargura y lentamente lo romp
Antes de la caída de la familia Sterling, los pretendientes de Serena eran innumerables, pero ninguno lograba captar su interés. Con el tiempo, la gente empezó a decir que la señorita era altiva. Sin embargo, cuando su familia se vino abajo, un grupo de hombres comenzó a verla como un blanco fácil y empezaron a hacer apuestas en secreto sobre quién lograría conquistarla.En su momento más bajo, cuando estaba más humillada, Alexander regresó. Él se encargó de esos hombres, haciéndoles pagar un alto precio, saldó las deudas de la familia Sterling y luego le dijo a Serena.—Comprométete conmigo. —Ella lo miró asombrada, él, al ver su sorpresa, le acarició el rostro—. ¿Por qué te sorprendes? ¿Tienes miedo de que quiera aprovecharme de ti? No te preocupes, es solo un compromiso falso. Mi abuela está enferma y le caes bien. Si finges comprometerte conmigo para hacerla feliz, yo te ayudaré a levantar de nuevo el apellido de tu familia.Así que era un compromiso falso, solo para complacer a su
Al día siguiente. Serena se despertó sintiéndose un poco resfriada. Sacó un medicamento del cajón y llenó un vaso con agua tibia. Justo cuando iba a tragarse la pastilla, se dio cuenta de algo, su rostro cambió y corrió al baño para escupirla. Se inclinó sobre el lavabo, enjuagándose la boca para eliminar el amargor del medicamento.—¿Qué pasa? ¿Por qué tanta prisa? ¿Te sientes mal?Una voz masculina fría sonó de repente en la puerta, lo que la hizo sobresaltarse. Miró hacia Alexander, que la observaba con el ceño fruncido. Tan pronto como sus ojos se encontraron, ella desvió la mirada rápidamente y dijo.—Nada, tomé el medicamento equivocado, eso es todo.Luego se secó la boca y salió del baño. Él la siguió con la mirada, pensativo. Desde la noche anterior, su esposa estaba actuando extraño. Después del desayuno, salieron juntos y al mirarla se dio cuenta que aún tenía el rostro pálido, y comentó.—¿Quieres ir en mi coche?Serena, que había pasado la noche anterior bajo la lluvia y no
—De verdad, no es nada. ¿Terminaste el resumen del trabajo de ayer?Enseguida cambió el tema a trabajo. Laura no tuvo más remedio que ir a buscar los documentos organizados y luego le sirvió un vaso de agua caliente.—Si no quieres ir al hospital, al menos toma mucha agua caliente.Laura había sido la asistente que Serena contrató, y aunque siempre trabajaba diligentemente, no tenían relación fuera del trabajo. Por eso se sorprendió al ver que se preocupaba por ella. Sintió un calor en su corazón y bebió algunos sorbos de agua caliente. Al principio se sentía fría, pero después de beber el agua, comenzó a sentirse mejor. Su asistente la seguía mirando con preocupación.—¿Qué tal si hago yo la presentación de hoy? Tú puedes descansar en la oficina. —La jefe negó con la cabeza.—No es necesario, puedo hacerlo yo.Solo estaba un poco indispuesta, no era para tanto. Si cada vez que se sentía mal descansaba y dejaba que otros hicieran su trabajo, acabaría volviéndose perezosa. ¿Y qué haría