DECISIONES Y VERDADES

—¿Aun crees que tienes derecho a enfadarte y creer que él es cruel contigo?

No supe qué decir, y tampoco supe cómo reaccionar cuando se acercó a mí y susurró:

—Tu maldita familia destruyó a la suya. No solo eso, ¿sabías que mientras el señor Ferrer vivía encerrando en una prisión, su esposa enfermó y terminó muriendo? Al quedarse solo, ¿sabías que Julián fue a buscar a tu padre y le rogó su ayuda, sin importarle lo humillante que eso fuese?

Un escalofrío se concentró en mi piel al recordar que había vuelto a ver a Julián un año después de la fiesta, cuando cumplí 10 años. Pero, no podía ser...

—Y tu buen padre, claro que lo ayudó. Le dio un juego de llaves y le dijo que le pagaría bien si cuidaba de su adorada hijita.

Palidecí.

—Julián, él fue mi chofer...

—Hubiera dado toda mi fortuna y vida para evitarle esa horrible existencia.

Lo recordaba bien. Recordaba a un chico de gorra negra, joven y apuesto que todos los días me llevaba de casa a la academia. Nunca me hablaba, solo
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