EMOCIONES Y DULZURA

Después de esa noche, nuestra relación dio un giro completo y totalmente inesperado. Caí sobre la cama con él encima, y suspiré de deseo, no de miedo. Podíamos comenzar de nuevo, entendernos, probar una relación real.

Julián me besó un hombro, antes de bajar delicadamente el cierre de mi vestido. Cuando la prenda se desprendió totalmente de mi cuerpo, me senté frente a él y acaricié su pecho mientras desabotonaba uno a uno los botones.

Sus manos descendieron por mi cintura y se anclaron en mi ropa interior. Me miró a los ojos y luego de vacilar brevemente, yo asentí, entonces sentí la prenda deslizarse por mis caderas y después por mis muslos. Sus ojos recorriendo mi piel con un deseo que nunca le había visto, tanto que me sentí más confundida que nunca.

Era como si de repente hubiera olvidado lo mucho que me odiaba, era como sí de repente me deseara más que nada.

—¿Por qué? —pregunté.

Él me tumbó de nuevo sobre la cama y se arrancó la camisa, para después arrojarla a los pies de
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