Blancas paredes prístinas podían apreciarse en toda aquella imponente mansión, un vaivén de sirvientes iba y venía en su trajín diario, era lo normal, después de todo, aquello era parte de sus muchas exigencias, todo en orden, perfección y opulencia, así debía ser en la mansión D´Angelis.
Zeus caminaba por los extensos jardines de aquella demasiado lujosa propiedad suya, los mismos en los que una ven, corrieron sus hijos en medio de los juegos y ensoñaciones típicas de la infancia, Apolo y Ares lo habían rechazado, sabía bien lo mucho que lo odiaban...en realidad, aquello no le importaba, ambos eran hombres, no podían ser como débiles mujercitas que se quebraban con sus emociones...y aun así, exactamente eso había ocurrido...sus dos hijos eran un completo fracaso, atormentados por el recuerdo que su madre había dejado en sus corazon
Caminaba con premura hacia los juzgados, le habían informado por teléfono que su proceso se había iniciado nuevamente, aquello era una sorpresa, aun cuando se decía a si mismo que si podría, y acudía a los juzgados casi diariamente para presionar a los malditos abogados de oficio que tan solo lo hacían dar vueltas como un completo imbécil, sabia bien que nunca podría contra el infame Ares D´Angelis. Antonella Ferrara había sido su esposa, y ahora mismo, la mujer que una vez fue suya, se había convertido en una afamada pintora y violinista, incluso salía en entrevistas y programas de televisión, había sido un completo idiota al abandonarla, pero la forzaría a estar de vuelta, Dante era la clave para lograr separarla del maldito delincuente con el que ella se había casado, dándose prisa, llegaba hasta el edificio donde un hombre ya se encontraba esperándolo. – Buenos días señor Pines, pase por favor, su abogado lo está esperando – dijo un hombre al que ya había visto c
La melodía del violín resonaba en aquel estudio, el delicado sonido embriagaba los sentidos de todo aquel que lo podía escuchar, con los ojos cerrados, Antonella tocaba el maravilloso instrumento con verdadera maestría recordando momentos de su mas temprana infancia cuando descubrió el fascinante mundo del arte que adoro desde el primer momento, siempre fue una niña curiosa que nunca se quedaba conforme con lo que sus padres y profesores le explicaban, siempre busco ir más allá haciéndose preguntas que un niño normalmente no se haría, quizás, había nacido con alma filosófica, en la televisión, las novelas que veía o leía su madre, las cosas que solía contarle su hermana mayor que siempre se hallaba embelesada por diferentes muchachos, el amor, el odio, sentimientos de los que siempre estuvo consciente que existían pero que siempre busco entender mas allá, todo mundo, incluida su familia de nido, la habían considerado demasiado extraña, Agatha solía burlarse de ella por el tipo de pe
La naturaleza humana puede ser muy extraña, ya que muchas de las veces sólo nos damos cuenta de cosas que pueden ser muy obvias cuando algo verdaderamente trascendental nos las pone en frente.Ese día, mientras el cielo plomizo dejaba caer una lluvia tristemente fría, veía a muchas personas que están estimadas, incluso amado, a una persona especial reunidas.Quizá … Quizá en ningún otro momento se habrían reunido allí por todos los muy probablemente distintos motivos que existiesen, porque otros tenían rencillas unos con otros.Porque en algún momento la amistad había terminado y tomado caminos distintos.Porque había habido siempre algo mucho más importante o placentero que hacer.
El aroma delicado del vino embriagaba sus sentidos, gustaba mucho de él desde que había tenido edad suficiente para probarlo, y es que se consideraba a si mismo como una persona de culto, siempre se había esforzado en refinar su talento con el piano y las artes en general para complacer a su padre, aquel al que casi no veía jamás ya que siempre se encontraba de gira, además de eso, también había cultivado su mente con todo tipo de libros, podía hablar prácticamente de lo que sea, desde tener una charla común y corriente hasta hablar temas tan sofisticados y complicados que muy pocos realmente comprendían, ninguna mujer lograba satisfacerlo, tampoco ningún hombre lo hacía, y no hablaba del cuerpo, de hecho, el repudiaba el contacto físico y solo lo hacia con aquellas personas que consideraba a su altura, no era un cuerpo hermoso el que había estado buscando, mas bien, era u
Apolo daba vueltas en su lujosa oficina, se sentía molesto, quizás, demasiado molesto, había tenido que acudir a ver su abogado después de ese par de días en que no se separó de Jaqueline y lo que el hombre le había dicho lo había descolocado, de pronto, su padre se había interesado en los negocios familiares y le había anunciado que tomaría el control de todo si no retomaba públicamente su figura como el líder D´Angelis y conseguía una esposa, el tiempo se le estaba terminando, debía aniquilar a su padre pronto, no permitiría que Jacky se viera involucrada en ese demasiado grande problema después, las amenazas de su padre y hermano encima aquello no sería tan simple, lo sabía bien, su padre estaba esperando a que cometiera un error o mostrara una debilidad para intentar someterlo como hacia con Ares…y eso simplemente no podía pasar
– Cole, te vere luego – dijo Jaqueline sin dejar de mirar a Apolo. – ¿Quién es el? – cuestiono el joven rubio mirando despectivamente a Apolo. El apuesto hombre ojos de zafiro, miro de arriba abajo aquel jovencito, podía juzgar que era de la misma edad que Jaqueline, bastante musculoso y gallardo, ese debía ser el hombre que le habían dicho, pasaba demasiado tiempo junto a ella. – Solo vete, te explicare más tarde – dijo Jaqueline con molestia. – Bien, si necesitas algo llámame – dijo Cole dejando un beso en la frente de la hermosa médica. Apolo tuvo que reprimir con todas sus fuerzas su deseo de moler a golpes a aquel hombre que se había atrevido a poner sus asquerosos labios sobre su Jaqueline, apretando los puños y dientes, intento con todas sus fuerzas no armar una escena…y a duras penas lo había logrado. Cole se había marchado, Jaqueline y Apolo se miraron fijamente sin decir nada durante algunos minutos. – ¿A qué has veni
Gemidos entrecortados y pasiones reprimidas finalmente liberadas en un perfecto balance y equilibrio increíbles, explotaron los dos juntos al mismo tiempo en un intenso clímax que los recorrió enteros en oleadas salvajes. Quedaron uno contra el otro por un largo momento, respirando, dejando que su corazón volviera a su ritmo. Cuando Jaqueline estuvo completamente recuperada se sintió confundida. ¿Qué es lo que iba a pasar ahora…? Habían hecho el amor…se habían amado como un par de almas solitarias y desesperadas…ya no había marcha atrás, habían cruzado aquella línea… – ¿Te lastime…? – preguntó él de pronto, apenas había sido un susurro, pero se escuchó como un grito en el silencio de la noche. – No. – respondió ella con otro susurro. – Lo siento. – dijo él – perdí el control, será mejor ahora – prometió Apolo volviendo a besarla con pasión…con amor… Apolo se levantó saliendo lentamente de el
El sonido del despertador resonaba en el silencio esa mañana, aunque ella lo había logrado apagar antes de que su esposo despertara, sentándose al pie de la cama, noto los rayos de luz dorada que se colaban entre las cortinas del ventanal, eras las siete, el día recién daba comienzo, y Antonella suspiro profundamente.Mirando a Ares aun durmiendo, no pudo evitar sentirse embelesada por su belleza, y es que, ciertamente, su amado esposo era muy apuesto…verlo dormir era una especie de terapia, la tranquilizaba…una sonrisa se dibujó en su delicado rostro de facciones femeninas, era verdad, ella era la única que lo miraba dormir, la única en la que el confiaba, aquel sentimiento de pertenencia calentó su corazón, y es que, nunca habría creído posible nada de aquello, estaba casada, felizmente casada con el amor de su vida, y los años, como su madre le había dicho que pa