Narrador—¿A qué se refiere? —preguntó Zem, apartando a Ingrid de los demás para hablarle en privado.—No comprendo tu pregunta. —dijo ella, en un tono casi coqueto.—Eso que has dicho, lo de las visiones. Y lo que ha dicho el lobo, de la coincidencia. —reprochó, estaba bastante molesto de no comprender casi nada de lo que estaba sucediendo.—Las coincidencias no existen, Zemmiatar. Es algo bonito. ¿No lo crees? —preguntó, otra vez haciendo el mismo tono.Lo hacía poner nervioso. Zem miró al cielo para tratar de concentrarse. Era mucha la información que debía procesar. Por lo que sabía ahora, Julius y Carol se adueñaron del mundo para controlarlo y querían matar a todo lo que representara una amenaza. Había muchos que significaban una amenaza para el gran reinado. Uno de ellos era el mismo. Pero le llamaba la atención los nombres de los demás, Mark, Sara, Hawk. Esos nombres se le hacían familiares. Ingrid le dijo que los conoció en el pasado. No le dijo nada más.Ingrid necesitaba a
Ingrid llegó de la mano con Zem a uno de los centros de reunión de la ciudad. Allí, había dejado muchas cosas que le servirían para su misión. La bruja se quedó a solas.Se desplomó sobre una de las sillas.—Están ocurriendo demasiadas cosas de golpe. —dijo, con los ojos entrecerrados, tratando de asimilar lo que pasó con Zem.Encendió la computadora. En ella, tenía mucha información y algunas conexiones con humanos. Contaba con muchos humanos haciendo diferentes misiones a la vez. Marie y Mariana incluso la conocieron en persona. Ella les otorgaba la información. Les decía todo lo que había que sospechar del gran reinado. Gracias a ella, lograron tener un montón de datos sobre Julius y Carol. No eran muchos los humanos que sospechaban. Pero los que lo hicieron, eran aliados para Ingrid.Se quedó helada.Abrió el correo de su computadora, el correo le pertenecía a Marie. Ella portaba un micrófono todo el tiempo. Uno pequeño, imperceptible.Ingrid reprodujo lo grabado por el micrófono.
SaraNo quería dejarlos entrar en mi hogar. La rabia me hacía tartamudear y no poder hablar con claridad. Estaba harta de insistir. No quería darle eso a mi pequeño y su insistencia me estaba haciendo desconfiar de todo.—Sonia está destituida. —dijo el policía, mirándome como si me hubiera vuelto loca. —Por su agresividad, señora, puedo pensar que está ocultando algo.—Ya dejen de hablarme así. ¡Estoy perfectamente bien! —grité, sin dejar todavía que pasaran.No los dejaría entrar a mi casa para que obligaran a mi niño a tomar las medicinas. Mark estaba dentro, al lado de Hawk. Adren vino a mi lado, estaba mirándome como si estuviera loca también. Todos creían que mi paranoia se salía de control.Iba y venía en la cordura. Me quería aferrar a la idea de que todo lo visto en los videos era irreal. Pero esto, esta insistencia no me daba buena espina. Quería creer que todo eran locuras. Me aferraba a eso. Sin embargo, esto parecía la peor de las conspiraciones.Estaba desconfiando de to
IngridNo fue difícil para mí darme cuenta de que aquello era una puesta en escena de Julius. Los humanos policías estaban siendo manipulados por los pálidos. Los tres pálidos que se mezclaban entre las personas debían tener ordenes de no intervenir.Gritar fue una buena opción para que la manipulación se fragmentara al menos un poco. Necesitaba que se aturdieran para confundirlos.Sara no me reconoció, ni siquiera sospechó que algo extraño estaba pasando. Su cerebro estaba demasiado lavado por la poción que le dieron para borrarle la memoria. Me pregunté que podría ser lo que ocurrió. Necesitaba más detalles.Utilizar a Zem como aliado ya era algo arriesgado. Tener que estar aquí, me ponía en un gran peligro.¿Qué más tenía para perder? Si era sincera conmigo misma, el bosque donde viví alguna vez estaba quemado hasta los cimientos. Los lugares a donde escapaba estaban todos vigilados. Las brujas éramos perseguidas y cazadas. No podríamos zafarnos de vivir huyendo, tal como le sucedi
NarradorEl ritual consistía de mucho silencio. Algo que una bruja no tiene interiorizado. Ni siquiera un lobo normal lo tiene interiorizado. Porque los lobos ancianos eran sabios, pasaban mucho tiempo en silencio, escuchando su voz interior. Era una forma de vivir cuando llegabas a esa vejez, sin pelear tanto ni tener las viejas prácticas de los lobos jóvenes.Los dibujos de la tierra dejaron a Lena confundida. No podía leerlos. Un lenguaje antiguo se dibujaba, con formas geométricas, algunos símbolos que también desconocía.A Lena no le agradaba esa clase de magia. La magia de los lobos ancianos era lenta e imprecisa para ella. Observó con desconfianza desde lejos, porque no tenían permitido estar allí ni ella ni Zem. Solo los involucrados podían estar presentes en aquel ritual.Lena podía ver todo perfectamente, pero no participar.—Es como una meditación. ¿No lo crees? —preguntó Zem, mirando con atención como los lobos estaban en silencio.Cin estaba en el centro, junto al dibujo
HawkFroté mi cabeza para tratar de quitarme el sueño. Estaba durmiendo, no había otra explicación posible. Me quedé dormido demasiado profundo y por eso veía lo que veía.Esa niña no debía ni existir. Era mi imaginación. Ya el doctor me lo dijo. No quiso herir mis sentimientos, pero yo sabía la verdad, estaba enloqueciendo. Vi la cara de mi madre de tristeza cuando el hablaba. Vi a mi padre nervioso. No quería dar más problemas.—No eres real. —solté, tratando de alejarme, aunque fuera caminando.Este lugar era muy extraño. La luna era de un color rosa que no tenía sentido. La miré un poco, me llamó la atención. La luz tenía un resplandor que lo cubría todo.Iba tomando fuerza. El lugar, antes casi en penumbras, ahora parecía de lo más iluminado.—Hawk. Te llamas Hawk. —dijo la niña, que tenía los ojos del color de la miel.Nunca antes había visto a alguien así. Era una niña diferente a todas las que conocía. Tenía unos ojos bonitos.—Estoy enloqueciendo. —solté, mirando al suelo, co
NarradorLos lobos despertaron del trance antes que Cin. El tiempo transcurría diferente durante el proceso de meditación para el ritual. En el circulo de la luna, Cin pensaba que habían pasado horas.—¿Ya terminó? —preguntó Zem, incrédulo. —Solo pasó media hora.—El tiempo es diferente en esa clase de cosas. —Lena miró con fastidio a Zem, no le agradaba tener que explicar obviedades.Para ella era un alivio que esto hubiera durado poco. Estaba nerviosa, quería ver a su hija a salvo lo antes posible.Cin cayó hacia adelante, temblorosa. Su madre corrió hacia ella.—Está bien. Solo ha ocupado demasiada energía. —dijo el viejo lobo, con la voz tranquila. —Dejen que descanse.El viejo lobo caminó unos pasos hacia adelante, hacia el bosque. Estaba tranquilo. Zem lo siguió. Era el único que no lo juzgaba tanto. Todos los demás lo trataban con desconfianza. Y tenían sus motivos totalmente válidos. Zem tenía las habilidades de un pálido y el porte de uno. Su naturaleza de demonio no salía a
SaraMiraba fijamente la ventana. El cristal iba empañándose con mi respiración agitada. En mi interior había un huracán. Los policías actuaban de un modo demasiado extraño.Estaban aturdidos. Luego de lo que ocurrió con aquella mujer a la cual, Mark no conocía ni tampoco yo. Los dibujos eran tan similares a los de Mariana.Mark y Kily estaban leyendo la carta. Que, para mí, poco sentido tendría. Aunque ahora nada parecía tener sentido.En mi mente, la idea de que en realidad la conspiración fuera cierta se estaba gestando. Y si todo esto fuera real… Una parte de mi quería aceptarlo y otra parte, se negaba rotundamente. Quería escuchar lo que mi corazón me dijera.Cuando cerraba los ojos, mi corazón me dictaba solo proteger a los que amaba. Me aferré a mi niño, tratando de pensar que en el mundo solo existíamos, el, Mark y yo.Cerré los ojos. Por unos escasos segundos. En el cual, el mundo entero se borró. Solo estábamos los tres. Mi familia. Las personas que más amaba en el mundo.El