NarradorJulius partió con el grupo de cacería. Era tiempo de hacer una limpieza de brujas en la zona este. Buscó reunir una cierta cantidad de información que lo acercara a los escondites. Algunas brujas andaban en grupo, otras, en soledad. Ahora, en la actualidad, muchos buscaban esconderse, vivir huyendo, el camino se hacía mucho más solitario.—¿Qué es lo que sabes en detalle? —preguntó Julius, a uno de los exploradores.El pálido se llamaba Dariel, no era tan antiguo, hacía poco lo reclutó para explorar por su amplia capacidad de rastreo. Era muy veloz. Poseía amplias capacidades para rastrear así fuera de a kilómetros de distancia. Podía, además, camuflarse entre humanos sin problemas. Su apariencia era más parecida a la de un humano.Llevaba el cabello corto, de color rubio ceniza y tenía los ojos cafés. No era tan delgado como los demás pálidos. Su rostro era notablemente más saludable.—Se ha visto la presencia extraña de una mujer que dice poder hablar con el viento. Una muj
—Mariana debe estar avanzando. No responde las llamadas… —respondió Marie, que estaba tratando de no cundir el pánico.El resto del grupo no parecía animado. Nadie quería decirlo en voz alta. Pero cuando alguien no respondía las llamadas no era buena señal. Cuando Mariana sugirió aceptar los consejos de la mujer misteriosa que decía tener información, nadie quiso aceptar. Sobre todo, porque el gran reinado era peligroso. Ellos podían escucharlo todo.Los pálidos estaban detrás de la puerta. A tan solo un paso de asesinarlos a todos. O al menos, de hacerlos sufrir un verdadero infierno.—Marie, debes estar lista por si Mariana no regresa. Nos metimos en líos. —fue Rick quien habló, debía tener unos treinta años. —Nos metimos en un problema desde que aceptaron que esa mujer nos diera información.—No es una mujer cualquiera. Es una poderosa mujer, una bruja, aunque la palabra me suene terriblemente ofensiva. —soltó ella, con rabia, apretando los puños. —¿No es para eso que hacemos todo
SaraEscuchar las palabras de Tanya me hicieron helar la sangre. Un temblor quiso invadirme y lo detuve en el acto. Bebí del té, ya era mi segunda taza. El calor me hizo bien.Me controlé. Estaba actuando de un modo demasiado preocupante. Me estaba dejando llevar por pensamientos de locura.—Lo siento, estoy actuando como una loca. —le dije a Tanya, con la mirada cansada.Me dejé caer sobre una de las sillas. Ella se sentó a mi lado. Miré como, en la sala, Mark estaba viendo la televisión con Hawk. Escogieron su película favorita para ver juntos.Esto era una vida normal. Todo debía tener una explicación lógica que no quería aceptar. Vitaminas, me estaba negando a darle unas simples vitaminas a mi hijo.—Es normal que te sientas sobrepasada. Sara, esto ha sido difícil. —Tanya me miró a los ojos con profundidad. Luego, me tomó la mano. —Lo comprendo, no imagino lo doloroso que fue para ti que te arrebataran así a tu pequeño. Es tu hijo, es totalmente entendible que te sientas mal ahora
—¿Cómo hago para verlo de nuevo? —pregunté, comenzando a sentirme poseída enteramente por los nervios.Kily me tendió su móvil. Ella también temblaba.—Lo grabé mientras se reproducía. —dijo, maravillosa idea.La transmisión se había detenido en seco. Kily volvió a reproducir lo que logró conservar. Miré una y otra vez la repetición. No podía estar segura, pero esa mujer era idéntica a Mariana. Su mismo rostro, cabello, contextura.—Debo preguntar por Mariana, los policías aquí afuera quizás saben algo. La vi afuera de la comisaria… Cuando dejó el sobre. —solté, Tanya me agarró del brazo.—Tenemos que quedarnos juntos aquí. —dijo ella. —Tengo miedo.Adren llegó con nosotras. El también había visto el video. Quizás todo mundo lo había visto. Sería viralizado. Era lo que los que creían en conspiraciones creían. Las imágenes de vampiros. De criaturas espantosas blancuzcas y delgadas. No eran personas. Parecían monstruos tan reales, la gente que estaba siendo torturada parecía tan real. E
ZemEstar fingiendo para ellos no me agradaba en lo más mínimo. Dejé a esa mujer y su hija en un lugar peligroso y no dejaba de pensar en que sería mi culpa si algo llegaba a sucederles. Ella pareció reconocerme. Tenía muchas preguntas.El niño, no me había olvidado del niño. Ese pequeño era la clave para seguir encontrando a esas criaturas que se escondían del gran reinado.Mi identidad. Lo que en un principio era muy importante para mí, ahora casi pasaba a segundo plano. No podía entender porque el gran reinado actuaba de una manera así de sádica. El bosque quemado, las llamas se extendieron destruyéndolo todo.Luego de mantener mi papel habitual, esperé a que mi vigilante volviera a bajar la guardia.Estaba a punto de irme.—Zemmiatar. —pronuncié dentro de mis pensamientos.El pronunciar el nombre que la bruja me dijo, el que me pertenecía, supuestamente, generó en mi una cascada de sensaciones. Repetí mi nombre como un eco. La fuerza pareció multiplicarse dentro de mí.Mis ojos me
NarradorEl desconcierto de Ingrid era grande, aunque ella no dejara que se notara a simple vista. Por dentro una cascada de preguntas la atormentaba. No coincidía, nada de lo que estaba ocurriendo.En sus excursiones con los humanos, en la ciudad, logró obtener información y hacer que algunos de los humanos pudieran comprender que lo que pensaban, era real, no lo era. Cuando logró encontrar a las personas dispuestas a creer en la magia lo sintió como un logro. La manipulación de Julius y Carol era tan fuerte que casi nadie lograba darse cuenta de lo que ocurría.El gran reinado se sostenía de la manipulación mental. Las criaturas mágicas no podían ser manipuladas de una manera tan sencilla.Por eso es que Ingrid no podía comprender como Zem no recordaba nada. El misterio era tan grande, una niebla mental cubría a todos los que podían hacerle frente a los dos pálidos. Sara era fuerte al igual que Mark. Ninguno de los dos recordaba nada.—Tienen al poder de destruirnos al alcance de su
Narrador—Estúpidos humanos. —dijo Dariel, haciendo añicos a una de las sillas contra la pared del lugar.—Tú fuiste el idiota. —Julius sulfuraba un enojo inconcebible.Por primera vez en mucho tiempo, no sabía que hacer. El video ya estaba circulando por la red, lo cual quería decir que ya estaba en todo el mundo. Si los humanos creían que era cierto, el plan de su esposa quedaría hecho cenizas.Tenía que pensar en algo ahora mismo. Sus ganas de destruir este lugar hasta los cimientos tuvieron que disminuir.—No puedo desarmar esta casa en cenizas. —dijo, mirando a su alrededor, también quería matar a Dariel, pero se contuvo. —Vámonos ahora.Los pálidos desaparecieron dejando un rio de sangre en la sala. Cada uno de los humanos de ese lugar estaba muerto. La sangre salpicaba las paredes. La escena era terrible. Cuando la policía llegó, encontraron los cadáveres. Las descripciones coincidían a la perfección con lo sucedido en el video.Los agentes de policía y médicos que empezaron a
NarradorLena y Cin estaban dentro de una de las cuevas. Lena trataba de narrarle a su pequeña hija cuentos para distraerla. Cin era una niña lista y suspicaz, al ser criada por brujas no sería fácil abstraerla de todo lo que estaba ocurriendo. Tenía preguntas, muchas preguntas. A las cuales, su madre esquivaba responder.Salieron afuera luego de una hora, la ausencia de Ingrid y de Zem comenzaba a notarse. Les daba cierto temor.En el exterior, respiraron el aire puro del bosque. Eso al menos provocó una pequeña olead de alivio.Los lobos blancos estaban ubicados en un círculo, alrededor de un dibujo sobre la tierra. El dibujo trazado en la tierra mostraba una luna llena. Estaban haciendo un ritual.Lena observó sin decir nada hasta que uno de los lobos se levantó.—No logramos contactar al niño. —dijo el lobo más anciano. —No está resultando lo que veníamos haciendo. Este ritual de meditación conseguía conectarnos con él, con su parte lobo. Pero no ha habido luna llena esta noche, l