—mañana te vas...— espeta aurora acomodando las almohadas en la cama, el acababa de salir del baño y secaba su cabello con una toalla

—si— espeto sin decir nada más, se estaba muriendo por dentro

—¿viajas en la mañana?—

—Hmm! No, después de tomar el desayuno contigo me iré—

—mmm! ¿Es una forma de sentirte menos miserable? Marcará la diferencia en algo que te quedes unos minutos más o menos—

—aurora, por favor! No quiero discutir antes de irme quiero irme en paz contigo—

—que fácil es ser tú, Duncan— él ríe irónicamente

—¿en serio crees eso?—

—bastante segura— él niega con la cabeza

—JAMÁS vuelvas a decir algo así, jamás quieras estar en mis zapatos, aurora, porque te puedes arrepentir de decir algo así— ella frunce el ceño y ríe

—¿tan miserable es tu vida?—

—si— respondió mirándola fijamente haciendo que eso duela en el corazón de ella

—entonces para que quisiste traerme a esta casa y casarte conmigo? ¿Para que tú miseria sea más grande?—

—tú eres la única parte de mi vida que