Me miro al espejo, el traje que mamá preparó para mi está bien. Está casi hecho a mi medida y se ajusta a mi cuerpo de una manera muy buena, mamá se ganó el cielo con esto. Creo que también es un regalo de paz o de al menos aprobación de la situación que vivo con Elizabeth. Si ella no estuviera de acuerdo con esta fiesta quizás no me hubiera hecho llagar esto, solo se hubiera enfadado conmigo y ya, pero al parecer está siendo bastante amable. La conversación que tuve con mi mejor amiga resuena en mi cabeza, yo estoy seguro de que no es lo que ella dice. Vaya, por como lo dices... parece que te gusta, hermano... Vaya, por como lo dices... parece que te gusta, hermano... Vaya, por como lo dices... parece que te gusta, hermano... Vaya, por como lo dices... parece que te gusta, hermano... parece que te gusta, parece que...—No, no me gusta, solo me cae bien —me digo a mi mismo con voz gélida. Ojalá eso le hubiera dicho a Bethany, pero al final se quedó con la idea de que Elizabeth si me
Todos alrededor de nosotros dos, nos miran con una sonrisa, pero no todos tienen el la cara una sonrisa auténtica, sino que unas son falsas. Principalmente la de mi madre... tiene los ojos negros... los ojos llenos de ¿decepción? No lo sé, no logro descifrar que es lo que por medio de su mirada quieren decir. Sé que ella ha estado apoyándome a lo largo de este par de meses que he pasado a lado de Elizabeth actuando como su mate. Ella me ha reprochado el hecho de que lo haga, pero al final siempre me perdona y acepta mis decisiones. Es una buena madre, pero aun y siéndolo simplemente no esta contenta con lo que 3estoy haciendo y mucho menos de que esté aquí, de pie junto a ella mientras nos toman fotos. Quizás mi madre ve a esta escena como una que ya ha visto antes y puedo pensar que así lo veo porque... yo también me siento así. Cuando Emma y yo estuvimos esa fiesta llena de esas personas que apenas y nos conocían juntos. Ellos nos tomaban fotos como ahora mismo a Elizabeth y a mí,
Miro a Zack quien desde lejos me hace una seña para que mire hacia la dirección de Bruno. Está mirándome, también de vez en cuando a mi padre y a mis hermanos... pongo los ojos en blanco. Bruno es un verdadero grano en el culo y estoy empezando a hartarme de él. Con las manos en los bolsillos, camino hasta donde está sentando como si nada pasara. El y yo sabemos que todo pasa y que hay algo que le molesta, que le carcome. Así que me pongo en frente de él. Esperando a que me mire y lo hace, después de esto cruza la pierna sobre la otra.—¿Que tal te la estás pasando, Bruno? Bueno, ahora ya somos... familiares, eres el padre de mi mate. De la luna de esta manada, Luna negra. —Le informo alegremente. —Al final, como siempre, te saliste con la tuya niño Clark.— A pesar de haber usado su frecuente insulto, le sonrío, le dedico una pequeña sonrisa. —Si, estoy acostumbrado a salirme con la mía. ¿Sabes a que también estoy acostumbrado? A matar a las personas que me estorban, a eso también
Pensé y creí que la fiesta había salido bien. Es decir, a pesar de que hay muchas personas aquí que no están del todo de acuerdo con esta unión un tanto falsa, no hubo ni creo que vaya a haber algún problema. La noche es tranquila, los invitados están sonrientes, alegres y de vez en cuando sueltan carcajadas. Todos parecen disfrutar la noche, el cielo está estrellado, pequeños puntos tintineantes nos dan un rayito de luz. Y ni se diga de la Luna, está amarilla, brillante y hermosa como siempre. Además de eso, es una noche fresca y gracias a la decoración con antorchas, el ambiente está perfectamente cálido. Desde la seriedad de mi hermana, la organizadora de la fiesta, me doy cuenta de que todo ha salido bien. Incluso la cena estaba demasiado deliciosa y las bebidas son refrescantes. No hay nada de malo por aquí, yo me siento tranquilo y todo gracias a que Elizabeth no se esta comportando como creí que lo haría. No está encima de mí, no me está obligando a tomarme fotos con ella o sim
Unos van y otros vienen, según esa también en parte de la ley de la vida. Unos se marchan, nos dejan y otras personas vienen y nos mejoran, nos ayudan o nos empeoran. Creo que en el caso de Elizabeth me está ayudando a ser una mejor persona o al menos eso intento y todo porque quiero que esta chiquilla sea un poco feliz. No hay nada en lo que piense más que solo hacerla medianamente feliz, quiero ponerla contenta los días que ella esté conmigo. Quiero hacer que la pase bien y ella simplemente mejora mis días. Me ayuda a querer ser un Daniel bueno y un poco más honesto, más cariñoso, más de todo lo bueno que hay. En el caso de dos personas que vienen, solo vienen a arruinar la serenidad de la fiesta que la mismísima Elizabeth ha organizado.El cuerpo de la chica que se supone que apartir de hoy es la luna de la manada Luna Negra, se tensa bajo mi abrazo al ver esas dos siluetas entrando por el arco de flores blancas. Es Salma y su padre, el padre de Elizabeth, también, al final de cuen
La respiración de Elizabeth me da la pauta para hacerlo también. Su pecho sube y baja, relajandome con solo ver el movimiento. Como unos bobos, ambos yacemos en el pasto del jardín. Ya casi nadie esta en la fiesta y agradezco eso, estaba llegando al punto en el que lo único que quería hacer era arrancarme los pelos. Eran demasiadas personas mirandonos, mucha gente sonriendo y también invitados que no estaban en la lista. Por un momento pensé que la llegada de Mark y Salma dificultaria las cosas, pero eso no pasó. Creo que recibieron mi aviso y les dio el miedo suficiente para comportarse. Elizabeth se rueda por el pasto chocando contra mí, sube a mi cuerpo, su pelo cuelga rozando la piel de mi rostro. Sonrío cuando, por su posición, sus pechos caen y su escote es el que me regala una bella imagen digna de una foto. Se le sale una risita, pero tiene un deje de malevolencia... —Sabes Daniel, creo que me estoy arrepintiendo de haber dejado marcarme y ser tu luna para toda la vida.— Dice
Después del percance con Zoe, ella se tomó la molestia de mandarme un mensaje diciendo que lo sentía mucho y que pronto me daría mi camiseta. A lo cual yo respondí que no era necesario pues tengo el dinero suficiente para comprar más de esas y ya. Pero ella fue muy insistente, como sea, dijo que la casa está lista. Que tiene unos detalles que muy pronto resolverá y que si yo quería podía habitarla hoy mismos. Por eso es que ahora mismo sostengo a Elizabeth cubriendo sus ojos para que no vea por donde andamos, pues creo que es una buena sorpresa saber que ya no estaremos en la casa de mis padres. Abro la puerta con la ayuda de mi pierna, pues mis manos están ocupadas con sus ojos. Mantengo la respiración un segundo, quizás no le guste o ni siquiera le agrede la idea. Respiro y susurro cerca de su oído —¿Lista?— le pregunto con un poco de emoción. Pues esta es la casa de Emma, pero por ahora será de ella. Se remueve un poco antes de chillar su respuesta —Sí. — Hago que de dos pasos má
Despierto enredado con algo... son las piernas de la pequeña Elizabeth. Con cuidado de no despertarla me levanto de la cama de forma cautelosa. Me despego de ella y eso la hace emitir un sonido de molestia el cual me da bastante risa. Es como un perezoso, apenas y se mueve. La miro por unos cuantos segundos, es bonita cuando duerme. Me gusta mucho cuando no está gritandome y insultandome. Muevo la cabeza, no puedo creer que exista alguien que puede llamarme estúpido y de miles formas despectivas y aún así duerme a mi lado. Es irreal y si alguien lo supiera se reirán de mí por dejar que una niña como ella me falte al respeto, pero aún y con eso, creo que Elizabeth me agrada. —¿Quien diría que estaría aquí después de cinco años?— susurro cuando llego a la sala de estar. —Se siente extraño, Emma— hablo en voz alta, pero con un volumen bajo, pues Eli está arriba y puede que se despierte y me escuche. —Sin ti las cosas siempre se han sentido extrañas, —camino hacia la cocina, alguna vez l