Luego de firmar los documentos Megan se preguntó qué ocurriría a partir de allí, sin embargo, una vez quedaron solos Duncan le aclaró, — Creo que lo ideal es que te mudes mañana a mi casa, por razones obvias no podríamos vivir cada uno en casas separadas, pero claro cada uno tendrá su espacio.
— Pensé que vivías con tu abuela.
— No, me quedo allí cada vez que lo deseo, tengo mi habitación, pero realmente yo vivo independiente desde hace mucho.
— ¿Y por qué debería vivir contigo y no al revés?
— ¿En serio me estás haciendo esa pregunta?
— Está bien, no tienes que hablar de nuestras diferencias en valores absolutos de nuestras cuentas bancarias ni que estoy alquilada y tú eres propietario, es que eso de acatar órdenes de manera sumisa no es lo mío, pero me parece bien.
— Te envió la ubicación cuando llegue allí y no madrugues estoy agotado.
— Como diga — , respondió colocándose en posición militar.
Megan llegó a su casa aun con el vestido puesto y toda la situación le pareció totalmente loca, se había casado, nadie lo sabía ni fue invitado, no tendría luna de miel y ni siquiera conocía al novio, ¿qué pensaría Dylan?, es que todo era tan absurdo que si no fuera porque su madre estaba en el hospital se reiría machismo, tenía mucho por recogerá antes de entregar el que había su hogar, así que solo se dedicaría a empacar lo que se llevaría al día siguiente que fuera más urgente.
Al siguiente día cerca del mediodía Megan le envió un mensaje a Duncan que iría a su casa, lo primero que observo es que se trataba de una casa espaciosa con un gran jardín, de dos plantas y elegante, pero se le aceleró el corazón cuando vio allí en medio de todo aquel hombre alto de ojos azules con mirada penetrante que era su esposo y le esperaba en la puerta, nunca había sido el estilo de mujer que se llevaba solo por el aspecto físico pero sin duda tenía lo suyo, a sus mente vino esas escenas de sexo de 300, aunque no recordaba muy bien cómo fue la intimidad entre ambos.
Detuvo la camioneta y después de unos segundos pensar si debía primero saludar o bajar de una vez con sus cosas se decidió por lo primero, se acercó a él con seguridad, — Hola, buen día, highlander.
— Hola, Mérida, bienvenida a mi casa y la que lo será para ti también, te daré un tour rápido para que te familiarices, luego puedes ir por tus cosas.
— De acuerdo.
Le mostro las áreas comunes de la casa que compartirían a partir de ese momento, la sala, comedor cocina, gimnasio y así hasta llegar a la planta alta donde se encontraban las habitaciones, — Esta será tu habitación espero te sientas cómoda, tiene su baño personal, vestidor y si necesitas algo más solo tienes que pedirlo —— Te agradezco lo —, aquella habitación era casi que del tamaño entero del apartamento en el que vivía, una gran cama, sin mucha vida porque debía ser para huéspedes, pero con mucho potencial.
— La habitación que está enfrente es la mía, permanecerá cerrada y no entraras en ella bajo ningún concepto, luego hablaremos del resto de las reglas, pero por ahora puedes instalarte, yo iré a jugar golf y vendré en un par de horas ¿necesitas algo?
— No, tranquilo ve a lo tuyo mientras me acomodo.
Una vez sola, observó la casa con más calma, luego con calma acomodó su ropa, zapatos y productos de aseo personal, solo para matar su curiosidad abrió la habitación de Duncan era más amplia que la de ella, decorada en tonos grises y muy varonil tenía un área con reconocimientos, pero no se atrevió a entrar y explorar más allá.
Descubrió otras áreas interesantes como una biblioteca y un área de recreación con juegos, televisor, entre otras cosas y decidió aprovechar de ver una película y relajarse, todavía estaba agotada de todos los preparativos de la boda y el día anterior, busco algo en la nevera que picar y a los pocos minutos se quedó dormida.
Cuando Duncan llego se encontró aquella estampa de ella durmiendo en su sofá, con la boca entreabierta, se veía sexi y relajada, por lo que no quiso molestarla, apago el televisor, recogió el desorden y la arropo con una manta, se retiró a su habitación y también se acostó.
La mañana siguiente el salió primero de la casa, no quería cambiar su rutina y él iba primero a desayunar en su lugar favorito, así que cuando Megan se levantó tenía el tiempo contado, desorientada sin saber ni donde estaba corrió escaleras arriba, se vistió con rapidez y se hizo una coleta para no tener que realizarse algún peinado, como si su vida dependiera de ello, se subió a su camioneta, pero para su mala suerte cuando iba en camino, dejo de funcionar de un momento, así que tuvo que esperar la grúa y dejarla en el taller, no paraba de ver su reloj, su jefe la mataría, llevaba más de una hora de retraso, le envió un mensaje a Duncan mientras iba en un taxi al trabajo, solo para desahogarse y se resignó a recibir una amonestación.
— Megan, soy un jefe consciente, reconozco tu trabajo y entrega, pero eso no te da derecho a llegar tarde cuando te esperábamos para una reunión importante con un cliente y nuestro nuevo socio.
Ella estaba apenada solía ser puntual y sabía que su jefe le disgustaba profundamente, de pronto escucho una voz a su espalda que reconocía perfectamente, — No la reprenda por favor, me ha dado excelentes referencias de su trabajo, seguramente tuvo un comienzo del día difícil, estoy seguro de que no lo volverá a hacer, ¿verdad señorita? — , dijo Duncan.
— Megan por favor conoce al señor Wallace, él es nuestro nuevo director general, se ha incorporado el día de hoy y ya está defendiéndote.
Ella extendió su mano para saludarlo y él sonrió con picardía, sin duda le había dado una sorpresa, disimulo y estrecho su mano con fuerza, — Mucho gusto, bienvenido, espero podamos hacer un buen equipo de trabajo a partir de ahora.
— Estoy seguro de que si — , luego ambos jefes se retiraron y ella se quedó sin poder creerlo, pero si vivían juntos, ¿Cómo no le contaba algo así?
Una vez llegó a su puesto de trabajo varias de sus compañeras se acercaron para dejarles sus impresiones, — ¿conociste el nuevo jefe verdad?
— Sí, claro, por casualidad.
— ¿Cómo huele?, tiene pinta de usar un perfume de esos varoniles de marca.
— Pero es que has visto a ese hombre lo elegante y sexi que es.
— Definitivamente eres una suertuda, te envidio.
Megan sonrió ante los comentarios y luego las envió a sus puestos, — ya chicas que si sale de su oficina pensará que no trabajamos, vayan a ver sus proyectos — , estás se fueron protestando y por fin Megan pudo concentrarse en pensar la situación.
Pero cinco minutos más tarde sonó su teléfono interno, — Por favor ven a mi oficina.
— De acuerdo — , disimuladamente tomo su cuaderno de apuntes y tratando de no llamar demasiado entró a la oficina sigilosamente.
Una vez entro lo vio directamente a los ojos, — ¿Se puede saber qué haces aquí?
— Como lo escuchaste soy el director general un Ceo de la compañía y ahora tu jefe.
— Pero ¿Por qué guárdate el secreto?, ¿Qué tramas?
— Nada solo vine a trabajar y nada más, si no te dije nada es porque no era relevante y no quería que pensaras que había algún interés oculto.
— Pues fue justo lo que me hiciste pensar al ocultármelo.
— Relájate, pero por la tranquilidad de ambos es mejor que nadie se entere de que estamos casado ni que tenemos ningún tipo de relación.
— Pues por mi está bien, ya tienes un club de fan que solo con que te diera la mano ya me estaban acechando si supieran algo no me dejarían trabajar.
— ¿En serio causo ese efecto en las mujeres?
— Lo digo honestamente señor ego.
— Entonces hagámoslo así, solo jefe y empleada mientras estemos en público.
Hablaron un par de cosas más y Megan volvió a su puesto de trabajo y estuvo ocupada hasta el descanso y decidió ir a tomar un café al área donde se encontraban las bebidas y snacks, allí se encontró con uno de sus compañeros y amigo de la universidad y comenzaron a hablar de algunos proyectos reconocidos y libros actuales sobre materiales.
Sin embargo, Duncan quien salió de su oficina para ir a una reunión los vio y se incomodó, nunca había sentido tanta incomodidad, no la quería ver compartir con ningún hombre nada que no fuera referente a trabajo, así que regreso a la oficina y la llamo al celular, — Por favor ven a la oficina de inmediato.
Apenas Megan entró vio que Duncan estaba visiblemente molesto, — ¿Necesitas algo?
— Que te mantengas alejada de cualquier hombre que no sea yo, los demás no lo saben, pero eres una mujer casada, es irrespetuoso, te daré estos dos proyectos que recién revise, pareces tener mucho tiempo libre.
— Pero el solo es un compañero de trabajo.
— No te pregunte nada sobre él, me interesa es lo que haces tú.
— ¿Y por eso me vas a recargar de trabajo?, ya estoy ocupada.
— Ser que puedes con los que te asigne.
— ¿Estás celoso?
— Porque lo estaría no somos esposos realmente.
— Precisamente, entonces ¿Por qué no puedo tener amigos?, ¿Qué clases de troglodita eres?
— No me importa, esta será una de esas reglas inquebrantables en nuestro matrimonio y no se dirá más.
— Sigo sin estar de acuerdo.
Duncan luego que Megan dejará la oficina reflexionó sobre la reacción que había tenido, que le ocurría ¿Por qué de pronto tuvo tanta rabia al verla con aquel hombre?, solo sabía que no quería hombres revoloteando a su alrededor, debía mantener las apariencias, pero ella no debía ser vista con otros pues si se descubría su matrimonio podrían poner en duda su veracidad si la vinculaban sentimentalmente a otro, solo por eso fue que la puso en contexto.Megan estaba que le hervía la sangre cuando salió de la oficina, ¿Quién se creía Duncan? obvio era su esposo, pero se suponía que ellos estaban en un matrimonio por contrato que en esencia no eran pareja, así que su arranque de macho alfa no iba con la realidad, se sentó en su puesto ahora con dos proyectos más en mano intentado calmarse, de inmediato se acercó su amiga Bianca.— Te ves molesta, ¿ocurre algo?, ¿El nuevo jefe te llamo la atención?— Creo que solo estoy estresada el director general es un poco exigente le parece que puedo co
Duncan salió rápidamente del baño estaba totalmente excitado ante el hecho de que estuvo a punto de traspasar los límites con Megan y lo peor de todo es que le había gustado, se aroma, su piel, los labios suaves y cálido, ¡Ay Dios dame fortaleza!Al ver la llamada de un número conocido respondió si mucho afán pero lo esperaba una sorpresa, — ¿Duncan?, hola es Leslie, te acuerdas de mí.— Por supuesto, ¿Cómo estás?, creo que no hablamos desde la segundaria.— Si me había ido del país, pero ya estoy aquí de nuevo.— Que bien y ¿Cómo obtuviste mi número?— Con mucho esfuerzo, la verdad hable con media Inverness, quiero invitarte a cenar, ¿si se parece?, claro, esta noche.— No puedo, pero prometo guardar tu número y avisarte cuando esté disponible.— Está bien, esperare ansiosa tu llamada, si cambias de parecer igual me avisas.— De acuerdo.Duncan ahora un poco más sereno comenzó a pensar en lo ocurrido, había sido salvado por la campana sin duda de cometer un error de mezclar la pasión
Duncan fue el primero en despertarse, apenas abrió los ojos vio a Megan que dormía a su lado se veía realmente hermosa, como una guerrera serena pero a la espera constante de la próxima batalla, no recordaba mucho de lo ocurrido en la noche anterior pero sí que ella lo había cuidado y atendido por un momento se sintió mal de sus constantes peleas, así que intentaría llevársela bien y la llevaría a ver a su madre al hospital el fin de semana para que se sintiera feliz y más tranquila de que su madre ya estaba recibiendo el tratamiento.Megan abrió los ojos lentamente se sentía agotada y con los músculos engarrotados, vio que Duncan se había levantado, así que fue tras el olor de café recién colado que llenaba sus fosas nasales y allí lo encontró con el torso desnudo, pero con el pantalón de vestir puesto.— Buen día, ¿Cómo te encuentras?— Buen día para ti también, la verdad tengo la cabeza hecha un biombo, pero ya me tomé un medicamento para el dolor, ¿deseas café?— Claro, de hecho,
Duncan estaba convencido que Megan lo intoxico a propósito, quizá por tantas discusiones, por el arranque que había tenido por su compañero de trabajo o simplemente porque la sobrecargó de trabajo, por ello cuando ella le propuso ir a la casa de su abuela para aprender a cocinar para él, no le creyó.— Vamos no seas así, sé que cometí un error, pero permíteme enmendarlo —, entendía un poco su molestia, pero vale que no fue a propósito, parecía un niño consentido, cuando se era adulto había que saber tolerar los errores propios y de los demás, pero era que no pegaba una con él, pero la explicación era simple, entre ellos no había más que un trato.— No me convences pues además de que te lo había escrito en aquel informe, todos los productos que hay en la nevera y despensa son libres de gluten, sin lactosa, etc— No preste suficiente atención pensé que se trataba de que te cuidabas, te lo juro pensé que era por cuidar tu salud y figura.— Te daré el beneficio de la duda si lo deseas est
Después de salir de la oficina de Duncan Megan se sentía un ser despreciable había tomado algo preciado para él y literalmente lo había compartido con todos, una especie de secreto, algo que a lo mejor era un recuerdo de su madre o de generaciones pasadas lo entregó a unos simples extraños para satisfacción personal, se sintió una vil ladrona por tomar algo que no le estaban dando, por abusar de la confianza depositada en ella por su abuela, ahora entendía y justificaba aquella actitud hiriente y llena de indignación.Megan se sentía apenada, su idea no era ofender ni hacer sentir mal a Duncan, de hecho, pensó en que de tener éxito con la receta era algo que podría preparar que resultara de su gusto y que a la vez que no le intoxicara, pero parecía que no lograba dar pie con bola con él, sin embargo, ella siempre buscaba una salida, no deseaba rendirse así que al salir del trabajo noto que el parecía quedarse un poco más y decidió aprovechar para preparar una sorpresa.De lo que compr
Al día siguiente cuando Megan despertó el olor de café llegó a su nariz y por unos segundos estiró sus músculos y sonrió al imaginar que aquel liquido tibio y oscuro bajaba por su garganta y deleitando su paladar, además despertar sus sentidos, pero como si se tratara de un segundo despertar luego fue traída a la realidad, los recuerdos de ocurrido en la noche anterior de nuevo la lleno de molestia e indignación, no tenía ganas de verle la cara así que intento vestirse con pausa para dejar correr un poco más de tiempo pero cuando bajo a la cocina allí se encontraba Duncan esperándole, con el café y un buen desayuno servido.Intento regresarse, pero escucho, — Buenos días, por favor siéntate conmigo a desayunar, debo decirte algo.— No hace falta que tengas actos de lastima para conmigo, no tienes que congraciarte.— Quiero hacerlo, es mi forma de decir lo siento, por favor no cometas mis errores al ser orgullosa y complicada, creo que has demostrado que en eso de trato a las personas
Megan regreso a su escritorio y aunque todavía la situación con Duncan y aquella mujer le incomodaba un poco decidió relajarse, total él tuvo la delicadeza de preocuparse por ella y preguntarle qué le ocurría, así que su palabra de llevarse bien y tener una buena relación la estaba cumpliendo así que para que exigir más, no debía presionar aún más la situación.Tenía ganas de estirarse un poco luego de una hora de realizar sin parar los planes para uno de los proyectos, así que decidió ir por alguna bebida, — ¿Vas por café?, ¿verdad?— Sí, dime, ¿Qué deseas? — , dijo moviendo el pie como si estuviera impaciente de sus continuos pedidos.— Por favor, te lo pido, es más te lo suplico, sálvame la vida con un café, estoy demasiado agotado, temo no tener todos los sentidos alertas para realizar el trabajo con la exactitud que se necesita.— Tranquilo, te entiendo, justo estoy aprovechando de ir antes de ocuparme en otros trabajos.— Sabes cómo me gusta, ¿verdad?— Sí, claro, doble sin az
Cuando despertaron a la mañana siguiente Megan inevitablemente sonrió, aquellos sofás parecían que se habían convertido en el centro de sus piyamadas, Duncan estaba en el otro sofá el pobre seguro le dolería el cuello seguramente, pero sonrió al ver que tenía mejor semblante que el día anterior.— Supongo que te hace chiste lo mismo que a mi anoche, parece que nos estamos acostumbrando a dormir aquí.— Jajaja, justo era lo que pensaba, aunque la verdad gracias a ti dormí sin problema porque la manera en que has colocado las almohadas me ha dejado completamente inmóvil.— ¿Necesitas ayuda?— Sí, jajaja, creo que me quede atorada.Él fue hasta ella y con cuidado fue quitando todo lo que había colocado y luego la tomo de la mano para ayudarla a sentarse, — ¿Cómo te sientes?— La verdad bastante bien, es que hasta el calmante me sirvió para descansar profundamente, creo que he renovado energías y ¿tu?— La verdad es que para haber dormido en el sofá me siento bien.— Excelente.— ¿Te sie