Ashley, se notaba nerviosa parada a un lado de la puerta, esperando que sacara el automóvil. No había querido ingresar, apenada con mi padre.Saqué el vehículo y Ashley, se embarcó. Cerré la puerta del garaje y luego comencé a conducir, con vía hacia mi departamento. Ella, solo miraba a través de la ventana.─ ¿Ya Desayunaste? ─ Le pregunté sospechando, que la respuesta sería negativa.─ No tengo hambre, ─ siseó en un murmullo de voz. Minutos después, hice una parada para comprar unos panecillos, jugos y frutas.─ De veras, no tengo hambre ─ pronunció, sus ojos se notaban con una profunda tristeza, acaricié su mejilla y coloqué la mano en su nuca y la atraje, chocando mis labios con los suyos.─ Noah, por favor, ─ balbuceó intentando separarse.─ Me amas, ─ le aseguré besándola ligeramente, ella guardó silencio, pero no hacía falta que lo confirmara; ambos, sabíamos que era así.Me acomodé, retomando nuevamente el camino. Ella, volvió a fijar su mirada por la ventana, hasta que llegam
─ Llevaba años de dolor y amargura Ashley, pero desde ese día y esa noche, no me pude alejar, me seguías recordando que eras la hija de Gianna, pero no pude evitar todo lo que estabas causando en mí, cuadré mis guardias para estar siempre contigo, comencé acompañarte a supervisar los eventos; por más que lo intentaba no podía alejarme, siempre buscaba una excusa para estar a tú lado, pero mi decisión surgió en tú cumpleaños. Dos meses después de esa víspera de año nuevo, no pude contener los celos, con tú amigo posesivo, ─ Le di a conocer y ella, intentó sonreír con mis últimas palabras, pero no lo logró, acaricié su rostro, sin desprender la mirada de sus ojos.─ Cuando te hice mi novia, no sabía como contarte todo, sin dañar la imagen de Gianna, ─ pronuncié continuando con las acaricias en su mejilla, depositando suaves besos, por todo su rostro.Hundí nuevamente mis manos, debajo de su sudadera, levantándola y sacándola por su cabeza. Ella, intentó protestar y yo, solo la silencié
Mis dedos, comenzaron hacer un sonido de chapoteo, en su húmeda vagina y se escuchaba delicioso. Mi boca, atrapó uno de sus pezones.─ Te amo, Noah y no me digas más pequeña, ─ se quejó con una voz llena de deseo, de necesidad, metiendo la mano, dentro del bóxer y liberando mi miembro, para comenzar a darle placer.─ Eres mía, Ashley. ─ Susurré mordiendo ambos pezones y apreté su vagina.─ Esto es mío, ─ mencioné apretando fuerte su vagina y llevando mi mano libre, hasta mi erección y la coloqué sobre la de ella; esto es tuyo, ─ pronuncié apretando con su mano mi falo endurecido, al cual le estaban dando placer.El movimiento de su mano, era mucho más experto y su cuerpo, era mucho más expresivo. Me volvía loco, el saber que yo era su único hombre, que todo lo había descubierto conmigo.Mi boca, comenzó el descenso, besando cada milímetro de su piel, levanté mi vista, ella tenía los ojos cerrados, su espalda contorsionada por el placer, su mano libre, presionando con fuerza la sában
Valerie Ghill.Sebastián subió a su habitación silencioso, pensé que me llenaría a preguntas por el camino, pero no fue así.Mi hijo, siempre ha sido tan reservado como su padre. Él, solo pregunta si entablamos una conversación en familia, mi hijo era un adolescente, pero había madurado mucho para su edad; también su forma de actuar se lo debía mucho a la educación, que había recibido de parte de Samuel. Ambos eran idénticos, no solo en físico, sino en su forma de actuar.Me dirigí al pequeño bar y me serví otra copa de vino, todavía me sentía rabiosa e indignada, tendría que enfrentarme a Lumbardi. Todavía no entendía como rayos las fotografías de su celebración, llegaron a los medios de comunicación. El equipo fotográfico que había contratado, me aseguraron que no fueron ellos y que al único que le habían facilitado las imágenes y videos, había sido al señor Lumbardi. Así, como había quedado establecido en su contrato. Tenía que resolver este problema, a primera hora de la mañan
Valerie GhillFroté mis ojos para que la claridad no me molestara, levanté el rostro del pecho de mi esposo. Estábamos desnudos y abrazados, volví a posar mi rostro en su pecho, me sentía bien de que hubiese escogido salvar nuestro matrimonio, pero no me sentía tranquila. Algo se había quebrado en nuestra relación y no sabía que era. Samuel despertó, levantó mi mentón y me besó.─ Buenos días, ─ pronunció sonriendo y envolviéndome más entre su cuerpo.─ Buenos días, ─ respondí observándolo. Él, me subió completamente sobre su cuerpo, me acomodé a horcajadas sobre él, sin despegar mi mirada de la suya, lentamente comencé a mover mis caderas sobre las suyas. Sus manos se fueron a mis pechos, apretándolos entre sus manos. Su semi erección comenzó a notarse, eso me frustraba recordándome que una mujer más joven que yo, lo tenía en esas condiciones. Bajé mi tronco reposando sobre su tórax.─ ¡Valerie! ─ susurró ─ No importa, solo espero que mejore, ─ murmuré levantándome de la cama. Re
Valerie GhillSentí la primera estocada que me hizo jadear, mis caderas fueron sostenida con fuerza, sintiendo la próxima estocada, que chocó con mis glúteos sonando piel contra piel. Observé la imagen de mi esposo en el espejo, su rostro lleno de lujuria, su mirada apasionada, su cuerpo brotaba placer y la imagen de los dos moviéndonos, chocando uno contra el otro, me hizo correrme en un nuevo orgasmo. Samuel, sonrío cuando sintió como mi vagina lo presionaba, dirigió su visión al espejo, la imagen lo hipnotizó tanto como a mí, mordí mi labio inferior presa del placer, cuando nuestras miradas se unieron a través del espejo. Sus ojos azules, chocaban con los míos ocres rayados, su cabello negro contra el rojizo mío, pieles sudadas y sedientas, la imagen reflejada era hermosa y lujuriosa al mismo tiempo; por un momento, desee una foto de nuestros cuerpos en ese maravilloso contraste, que nos llevó a ambos al orgasmo. Samuel, salió de mi interior girando mi cuerpo, observé su falo
─ Todo me parece perfecto, ─ Pronunció Ashley, con voz triste.─ Si llegas animar a los niños con esa tristeza, creo que los deprimirás, ─ sisee.─ Buenos días, ─ saludaron, no necesité girar mi cuerpo, para saber quién había llegado, el perfume llegó a mis fosas nasales.─ Buenos días, ─ respondimos las tres al unísono.─ Las diosas, caen del cielo ─ sonrió Lumbardi, observándonos a las tres.─ Abigail, Ashley, les presento al señor Lumbardi, ─ pronuncié dirigiendo mi visión a cada una de ellas. Ambas estaban mudas, observándolo de pies a cabeza.Lumbardi, sonrió acostumbrado a causar ese tipo de impresiones.─ Solo, Franchesco. ─ Pronunció el hombre con esa voz sensual y profunda. Abigail, fue la primera en reaccionar levantándose de la silla, extendiendo su mano y presentándose. Ashley, fue la siguiente.─ Así, que tú eres la socia a la que también debo convencer, para firmar el contrato con mi empresa hotelera. ─ Mencionó Franchesco y Abigail, sonrió.─ Soy la cuñada y soci
─ Podemos ir para la playa, donde me contaste lo... ─ respiré profundo, hasta pronunciarlo era duro. Cuando fuimos la vez anterior para esa playa, yo me lo estaba comiendo a besos y lo estaba torturando, mientras lo tocaba. Hoy, apenas podía pronunciar palabra, observé su rostro. Desde anoche que me llevó para la casa de mi tío Jordan, no había vuelto a sonreír, yo le traje la felicidad y ahora se la estoy quitando, a pesar de la invitación almorzar ninguno de los dos tenía hambre, los servicios que habíamos comprado, reposaban en la parte trasera del automóvil. Noah, se estacionó en el mismo lugar de la vez anterior, la playa estaba vacía, salí respirando el aire y cerré mis ojos, dejándome llenar mis pulmones por el aire y el olor natural.─ Vamos para la playa, ─ abrí los ojos cuando sentí sus labios en mi oído y sus brazos rodearme desde la espalda.─ No tengo más ropa, solo la de trabajar más tarde, ─ musité cerrando mis ojos, era tan débil cuando estaba entre sus brazos, t