Ashley Freetman.Noah, tomó mi mano sacándome de mis pensamientos preguntando cual era la casa del tío Jordan, ya que habíamos llegado a la urbanización.Lo guié llegando al frente. Manuelita, estaba parada en el frente del portón, moví mi cabeza, eso sería mi tío Jordan, que la llamó; ella era la señora que ayudaba a mis tíos en los quehaceres del hogar y a cuidar al pequeño y travieso Jean Carlos.─ Mi niña, la señora Abigail, me llamó para que la recibiera, ─ mencionó la mujer preocupada.─ Gracias, Manuelita. ─ Le dije bajando del automóvil.─ Te espero aquí, ─ espetó Noah, indicándome que no bajaría del auto, quizás para que no me entretuviese tanto con la mujer.Entré corriendo a la casa, ingresé a la habitación que habían preparado para él bebé, observé y todo estaba como lo habíamos ordenado mi tía y yo, en estos días que pasé con ella largas horas, en sus noches de insomnio; tomé apresurada la maleta y la pañalera que habíamos dejado arreglada. Manuelita, me ayudó a llevar
Ashley Freetman.─ Y tío Jordan ¿Cómo está? ─ Pregunté con curiosidad.─ Hasta ha llorado de la emoción, ─ informó tía Valerie, saliendo por el mismo lugar donde salió tía Ivanna.─ ¿Estabas en pabellón? ─ Le pregunté haciendo un puchero ya que yo, no me atreví ingresar porque había llegado tarde. ─ ¿Y quién crees que le iba limpiar las babas a su hermano? ─ Se carcajeó tía Valerie, al igual que todos.─ No se vale, ─ musité haciendo un puchero más grande.─ Espero que no me excluyan cuando sea tú turno, ─ le dije a mi tía Ivanna, acercándome para abrazarla.─ Felicitaciones, tía. ─ Expresé con lágrimas en mis ojos, pensando en que nacerán unos nuevos hermanos para consentir y mimar. ─ Pensé que a nadie le había caído en gracia la noticia, ─ mencionó tía Ivanna. ─ Claro que nos alegramos con la noticia, lo que no cayó en gracia fue la broma de Italia, ─ alegó y se acercó mi abuela Hailey abrazando a mi tía. ─ Yo, hasta pensé que tenía que arrancarle las bolas a Maximiliano, ─
Ashley Freetman.Entendía perfectamente a mi tío, todavía no puedo sacar de mi mente cuando contó su historia. Yo, era una niña, pero eso lo recordaba muy bien, sobre todo lo del maltrato físico, generado por su propio padre, el primer esposo de mi abuela Hailey.Observé rápidamente a Noah, su entrecejo estaba fruncido y esto significaba no vernos tan seguido, pero yo no podía negarle nada a mi tío; nunca a él y no solo porque lo amaba, sino porque me sentía en deuda con él.─ Si no puedes pequeña, por las evaluaciones bueno…─ No, tío. ─ Lo interrumpí, quizás me había quedado mucho tiempo en silencio pensando en estupideces.─ Solo que pensé que ya no era tú preferida, ─ musité sonriendo.─ Por supuesto, que voy ayudar a cuidar esa preciosura, hasta que tía Abigail, mejore y pueda atenderla sin tanta ayuda. ─ Le respondí abrazándolo muy fuerte─ Eso nunca, ahora tengo dos preferidas, ─ sonrió devolviendo el abrazo, él y yo, tenemos una comprensión única y ese apoyo mutuo
Ashley FreetmanIntentaba salir del sueño con el llanto de la bebé, los ojos me pesaban. En estos veintisiete días las evaluaciones han sido fuertes, las horas de estudio han sido largas y mi tiempo demasiado corto; al igual que las noches, que sentía que necesitaba más horas para dormir.Me senté en la cama para despejar el sueño, busqué las pantuflas y me levanté de la cama, salí de la habitación y recorrí el poco espacio. Mi tía Abigail, caminaba de un lado a otro con la bebé, en sus brazos sacándole los gases. La niña lloraba, su mami no estaba lactando bien y debíamos completar su nutrición con biberones, lo malo eran los gases que producían. Ya se le había cambiado dos veces su lechecita, pero los cólicos permanecían, la observé estaba coloradita; tensionaba sus piernas y sus bracitos, observé a mi tía y estaba llorando de ver a la bebé así.─ Te ayudo, ─ le dije, tomando a la bebita entre mis brazos. Me senté en la mecedora y comencé a sobarle su abdomen y masajearlo tal y com
Ashley FreetmanConducía hacia Harvard, no deseaba quedarme en un atolladero en la vialidad, gracias a los cielos, no había tenido contratiempos en la carretera. Al llegar a la universidad un vehículo pasó por mi lado, tomando la delantera para ingresar, lo observo y eran Alexander y Mariluz, que siempre hacían lo mismo. Tranquilamente me estacioné, ya estaba en la universidad y faltaban diez minutos para ingresar a clases, hoy era miércoles. Noah, nos daba clases los lunes y Miércoles, en la tercera hora. Normalmente las dos primeras horas de este día las tenía libres, pero uno de los profesores al darse cuenta, decidió cambiar sus últimas horas de clases, por las dos primeras y era nuestra próxima evaluación. Mis amigos se acercaron con una sonrisa de oreja a oreja.─ ¿Cómo está la practicante de mamá? ─ Molestó, Mariluz.─ Muy cansada, ─ le respondí con sinceridad, aunque mi sonrisa reflejaba la alegría, que recorría mi rostro a pesar del cansancio.─ Tú, no entiendes hermanita
Ashley Freetman─ Creo que no hay nada de la regordeta y hermosa bebé, que no me hayas dicho por teléfono. Nada como una buena charla, de perder tu virginidad y me digas que has follado bien rico con alguien, como yo si te contaré a ti ese detalle, ─ se quejó moviendo sus hombros, mis mejillas se colorearon con sus palabras y no pude evitar desviar la vista de ella, sintiendo como el calor subía más a mis mejillas, por supuesto mi charla solo consistía en contarle que tenía novio, pero debí imaginar su mente tan abierta y curiosa. ─ Nooo, gritó tapando su boca y observándome con sorpresa. Alexander, llegó con los desayunos acomodados sobre una bandeja. Mariluz, abrió su boca para emitir palabra.─ Desayuna, ─ le indiqué para que no fuese tan comunicativa, tomé el sándwich y comencé a degustarlo con gran placer, al igual que el café. Mariluz, solo me observaba con curiosidad.─ ¿Me estoy perdiendo de algo? ─ Preguntó, Alexander.─ Absolutamente de nada, ─ le dije tomando u
Ashley FreetmanNoah y yo, llegamos al salón y todos estaban en el, ninguno pasó desapercibido el brazo que rodeaba mi cintura, ni siquiera mis amigos, a quienes seguramente les debía mi desayuno; ya que el haberme ido apresurada con Noah, hasta el dinero se me olvidó dejarles. Caminé hasta mi asiento, al lado de los hermanos Mariluz y Alexander. Noah, se dirigió a su escritorio, encendió una portátil y un vídeo beam.─ ¿Fue con él? ─ Siseó Mariluz, un poco incrédula.─ ¿De qué hablas? ─ Me hice la desentendida, sabía que quería información relacionada con sus sospechas. ─ ¿Qué quería el alcohólico? ─ Preguntó Alexander─ Ya te he dicho, que no le digas así ─ gruñí furiosa. ─ Está bien, lo siento, ¿Qué deseaba el profesor? ─ Corrigió la pregunta. ─ Lo pedí como tutor de mis pasantías, en el área de oncología pediátrica, eso me ayudará no solo con mi tesis en la especialización de pediatría, sino con la especialización de oncología infantil, que pienso cursar al graduarme.
La observaba degustar su comida, por más que me hubiese disgustado los días de separación, no podía pasar por alto el cansancio que reflejaba su rostro. Estos días habían sido pura mierda, me sorprendía constantemente que solo el alivio, que sentía al verla me calmaba.Ya parecía un loco obsesivo observando mi teléfono a cada rato, solo revisaba una y otra vez las imágenes que me enviaba mi novia, con la recién nacida entre sus brazos, así aliviaba un poco el disgusto que llegaba, cada vez que le pedía que nos encontráramos y una excusa siempre estaba presente. Cuando no era la niña, eran las evaluaciones, como si no pudiese estudiar conmigo a su lado.Las semanas fueron transcurriendo muy lentamente y mi rabia y ansiedad se hacían más presentes, no podía creer como esta niña me tenía tan atrapado, hasta las horas en el hospital se me hacían eternas sin ella.─ ¿Porque tan serio? ─ Preguntó mi mujer, sacándome de mis pensamientos y el sentir que era precisamente eso, me agradó. ─