Capítulo 44

—¿Qué?—Astrid se indignó—. ¿Reducir la fiebre? ¿Eso es todo?

—Hmmm, sí, yo también se los dije, pero no te preocupes, conseguiré la manera, solo no te estreses, por favor, tu cabeza te dolerá peor. Cálmate.

El CEO se mordió la lengua. Mierda, se le ha salido y ahora sabe que su esposa estará peor.

¡¿Que se calmara?! ¿¡Que se jodidamente calmara!? ¡Eso la hace enfurecer más!

Astrid agarró la camisa del rubio y lo hizo agacharse hasta su altura. Tenía la cara roja y las mejillas hinchadas.

—¡Estoy malditamente calmada! ¿¡Acaso crees qué…!?

Casi se cae cuando el mareo la invadió de nuevo. Knut se apresuró a sujetarla por la cintura.

—Epa, ¿Estás bien?

—Mi cabeza está palpitando…

—Te lo dije, ven, déjame ver—Knut le acaricia la frente y sisea—. ¡Estás ardiendo!

Astrid gime, entonces el CEO la levanta en brazos y la lleva a la habitación más cercana. La habitación de invitados.

—Vale—Knut la sienta en la cama mientras él se arrodilla frente a ella—. El doctor Katzenbach me dijo que es una
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