Valery se detuvo en la puerta de la casa y miró a su alrededor sintiéndose extraña. Sin poder evitarlo, sus ojos se enfocaron en la alfombra de la sala y un rubor tiñó su rostro al recordar los momentos vividos con Andrew.Para ella, ya no era lo mismo, y aunque ella y Nick habían sido amigos durante mucho tiempo, no se podía comparar con lo que había desarrollado con su hermano.Para colmo, que Nick se hubiera convertido en un ogro le hacía cuestionarse si en verdad era ese el padre que quería para su hijo. No era que le importara el dinero de los Davis, en el fondo no se había casado por eso, sin embargo, parecía que nombrarlo heredero era un requisito para seguir recibiendo la ayuda de su madre.—¡Vamos! No te quedes ahí. ¡La sorpresa espera por ti!Extrañamente, parecía haber dejado de lado su pesadez para convertirse en un ser más educado y eso le causó más curiosidad.Tirando de su mano con fuerza, la arrastró escaleras arriba, pero en lugar de dirigirse a su habitación, la sorp
Park removía la taza de café una y otra vez a pesar de que el azúcar ya se había disuelto y que estaba ya frío, mientras miraba por la ventana de la cafetería. En el fondo todo su supuesto interés hacia el exterior era un vano intento de evitar la inquisitiva mirada de Andrew, quien no sabía por dónde empezar.—En vista de que no es usted quien va a romper el hielo, lo mejor sea que inicie yo con las preguntas, ¿le parece bien?—Por favor, puedes llamarme Jason, me gustaría que me tutearas.Andrew lo vio con recelo. Para él aquel señor era un completo desconocido quien tenía información que necesitaba saber con urgencia, pero ni eso era suficiente para que se sintiera menos desconfiado de él.—No, prefiero que conservemos el respeto, después de todo, ¿por qué debería de creer en usted y en lo que dice?—Porque soy tu… —su voz se apagó de pronto y no terminó la frase. —Porque no tengo necesidad de mentirte, hijo. No después de tanto tiempo, te lo debo a ti y a tu hermano, en honor a Ám
Albert despachó a su asistente a quien estaba contemplando de arriba abajo con mirada de halcón, tan pronto vio a Nick aparecer en la puerta del despacho y sonrió, esperando que su hijo tuviera las buenas noticias que tanto había esperado.—Hijo querido, hasta que por fin llegas. Creí que tendría que retomar yo todos los casos de la oficina —bromeó, pero Nick negó con la cabeza.—Por lo que veo no es como que te haya molestado regresar a la oficina, ¿o sí? Si quieres puedo volver en otro momento.Estaba haciendo referencia a la escena con la nueva asistente que no debía pasar de veinte años, pero Albert soltó una risotada y negó con la cabeza.—Tonterías, muchacho. Solo apreciaba el talento de Cindy. Ahora a lo importante, dime que has logrado el objetivo que te encomendé. Se reclinó en la silla con aire de satisfacción y colocó las manos sobre su regazo, esperando, pero su sonrisa desapareció al ver a Nick negar con la cabeza.—Por lo visto no es tan fácil como pensamos —expresó co
—¡Sáquenme de aquí! —gritó una y otra vez, aporreando la puerta, sin éxito. —¡Necesito salir de aquí ahora! ¡Por favor!La voz de Valery se fue apagando al ver que no obtenía respuesta, y se paseó por la habitación desesperada, mientras buscaba la manera de salir del cepo donde la habían metido.Estaba exhausta tras un día completo de gritar sin respuesta, empezaba a perder esperanzas, por lo que se deslizó por la pared hasta caer al piso frío, para recuperar el aliento.La habitación estaba en lo más recóndito de la mansión, y había sido arrastrada contra sus fuerzas por el mismísimo Nick, quien la había recluido al negarse a firmar. Al principio pensó que era una especie de broma pesada, pero al ver su rostro cuando la arrojó dentro, supo que era en serio.—Te quedarás aquí hasta que reconsideres mi solicitud. Si quieres salir, ya sabes lo que debes hacer —le amenazó, dando un portazo al marcharse y echar cerrojo por fuera.El lugar era diminuto, sin ventanas, y no había nada más qu
La puerta de la residencia Johns se abrió y el corazón de Andrew se aceleró aún más al ver el auto que le había regalado a Valery estacionado en el frente. Su consciencia le decía que se marchara, que no tenía nada que buscar allí, pero su corazón tenía voz propia.Por un momento creyó que no encontraría las palabras al tener frente a sí al padre de Valery, quien lo miraba con una mezcla de curiosidad y enojo.Antes de que el señor Johns apareciera, Andrew tenía cerca de veinte minutos en el portal y no había encontrado el valor para llamar, por lo que Eliah lo vio por la ventana y se animó a cuestionarle.—Señor Davis, ¿qué demonios está haciendo en mi casa? —preguntó, claramente inconforme con su presencia.Sabía de primera plana todo lo que él había hecho a su hija y que no hubiera tomado represalias contra él, era solo porque ella le rogó que no lo hiciera, pero ganas no le faltaban. Para él su familia era lo más importante de su vida, y cualquiera que la amenazara, se declaraba s
Una incesante gotera en una esquina era el único ruido que rompía el ensordecedor silencio de la habitación y Valery la contemplaba, incapaz ya de moverse.Estaba cansada y hambrienta, y aunque por dentro tenía todo el deseo del mundo de luchar, no tenía fuerzas para seguir intentándolo. Según sus cálculos, llevaba en aquella prisión más de un día, y eso mismo tenía sin comer.Si no hubiera perdido tanto peso en las últimas semanas, quizás se hubiera sentido mejor, pero lo cierto era que las náuseas del primer trimestre la habían consumido y necesitaba alimento para recuperar energías.Estaba tirada sobre el colchón, de lado. Con una mano acariciaba su vientre que empezaba lentamente a abultarse y la otra la tenía para apoyar su cabeza. Entonces la puerta se abrió y para su sorpresa, en el exterior lo único que percibió fue oscuridad.—¿Ya has cambiado de opinión? —esta vez era el mismísimo Nick quien se había aparecido, y su presencia no hizo más que provocarle disgusto.Estaba vesti
Andrew llegó a casa entrada la noche con la enorme carpeta bajo el brazo, que resguardó de la llovizna como si fuera lo más preciado que tuviera. Al levantar la mirada, se sorprendió de ver que no estaba solo. Por un segundo pensó que se trataba de un ladón, pero en la puerta de su casa, la silueta le resultó familiar y no tardó en reconocerla.—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —preguntó sin tanto enojo como antes, aunque igual molesto de verle en su apartamento. —¿Cómo has sabido donde vivo?Sacó las llaves para entrar, y Jacob esperó paciente a que lo invitara a pasar. Tenía horas afuera, y no se había rendido porque necesitaba ver a Andrew otra vez.—Hay muchas cosas que sé de ti, Andy, quizás más de las que imaginas. Te he esperado durante mucho rato porque tenemos que hablar.—Pues lamento desilusionarte, pero yo no tengo nada que decirte. Así que será mejor que regreses por donde has venido, y te lleves contigo toda esa información que crees saber, ya no la necesito. Además, e
“Querido Andrew, Te escribo estas letras a ti, no solo porque seas el mayor, sino porque sé que tú me entenderás más que tu hermano. Antes de todo, debo decirte que ser su madre ha sido lo más asombroso que me ha pasado en la vida. Ustedes son el motor que hace que me despierte cada mañana y la inspiración que hace que respire cada minuto. Tu padre es un hombre bueno. De hecho, es la persona más extraordinaria que he conocido, y sé que en otra vida quizás, juntos, los cuatro podríamos haber sido muy felices juntos, pero el destino no lo quiso así. Y no, hijo mío, no me refiero a Albert. Jacob Park es su padre biológico y la razón por la que no he podido estar con él la entenderás después, al menos, eso espero. Sólo puedo decirte que el abuelo me ha obligado a casarme con Albert, y por el bienestar de ustedes, he tenido que ceder. Sin embargo, sé que pronto todo acabará, lo sé porque Albert mismo me lo dijo. He tratado de denunciarlo a las autoridades, pero nadie me cree, y sient