No bievenido.

Una caricia delicada trajo a Valery de vuelta a la consciencia, y abrió los ojos desorientada, buscando el origen de la misma.

Con ojos cálidos y un rostro algo demacrado, su padre estaba sentado en la cama junto a ella y la miraba con cariño. A su alrededor, le tomó un instante recordar donde estaba: la casa de sus padres.

Tenía ya unos días quedándose con ellos porque su madre había tenido otra recaída, aunque en el fondo era una vía de escape para no tener que lidiar con Nick más de lo debido.

—¿Qué sucede, papá? —se incorporó frotándose los ojos. —¿Está bien mamá?

La preocupación de inmediato dijo presente y se temió lo peor, por lo que su padre tomó sus manos entre las suyas y las besó con cariño.

—No, pequeña. Mamá está bien, está descansando y deberías tratar de calmarte, eso no le hace bien a ninguno de los dos.

Le echó un vistazo al abdomen que, lentamente empezaba a crecer. Ella trató de sonreír, pero no pudo. Soñaba con Andrew todos los días y a pesar de que le había roto e
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