POV: William.
Me levanto con mal genio después de una noche completamente inútil. No pude pegar ojo ni un segundo pensando en la angelical voz de esa chica que me tiene perturbado. ¿Cómo es posible que yo sea tan tonto de seguir obsesionado con ella? Me irrita mi propio comportamiento y comienzo a pensar que tengo algún tipo de enfermedad mental, si continúo tras lo que sé, me hará daño.
«Debo ser masoquista», pienso y ruedo mis ojos.
Decido tomar una ducha bien fría que me traiga a la realidad, para ver si al fin me mentalizo sobre lo que debo hacer. Bajo la ducha, mientras las primeras gotas de agua caen y erizan mi piel, pienso en mi cita de hoy y en las ganas que tengo de pasarla por alto. Imagino varios escenarios en los que podría evitar esta complicación sin sentido, pero ninguno me parece lo suficientemente bueno para asumirlo como justificación.
POV: William.Salgo con Steph agarrada a mi brazo. Siento en mi espalda el peso de la mirada de la curiosa y contrario a lo que creo, no me siento bien en esta posición. Ella no me ha hecho nada, en realidad. Lo que pasa es que estaba tan obsesionado con ella, que conocer sus principios me decepcionó mucho. Y de ahí, surgió toda esta locura.—¿A dónde vamos? —pregunta Steph, cuando salimos del todo, girando su cuerpo para quedar frente a mí. Me quedo en blanco, mirando su expresión demasiado feliz—. Estoy tan emocionada, te juro que me quedé en shock cuando vi tu nota. Mi amiga me la entregó con muy mala cara. De hecho, pensé que era en ella en quien estabas interesado...pero...—Ok, espera un momento —interrumpo sus palabras, ella se calla al instante. Tapo mi rostro y froto con mis manos, en señal de frustración. Se supone que estoy acostumb
POV: Ashley.Escucho la voz de Adelfa y me parece que me llama. Dejo lo que estoy haciendo y espero, pero no escucho nada más. De igual forma decido ir a su encuentro, para verificar que no necesita de mí. Atravieso la librería y llego a la puerta que colinda con la cafetería; lo que veo, me provoca un pinchazo de decepción.William. Steph.Juntos.A pesar de todo lo que ya me dije a mí misma, sí me afecta verlos. Hasta último momento pensé que Steph se negaría, pero al parecer, no lo hará. Ahora me toca aguantarla cuando regrese.Él se acerca a ella y le dice algo, creo leer en sus labios un halago... «estás hermosa». Mi pecho se aprieta y quiero dar la vuelta e irme, pero me mantengo en el lugar, soy así de masoquista.William extiende su brazo, para que Steph lo acepte y ella, antes de hacerlo, mira a su alrededor. Me escondo un p
POV: Ashley.El viaje se me hace corto, demasiado corto.Mis manos sudan y mis pies no se están tranquilos en ningún momento; llevo mis uñas a la boca y por obra y gracia de no sé quién, no termino comiéndolas.El chófer me mira raro por el espejo retrovisor y, con una sonrisa pacífica, intenta tranquilizarme.—Ya casi llegamos, señorita —informa—. Pronto podrá verificar que su amiga está en buenas manos. El señor es un caballero y sus principios están bien formados.Y como yo soy como soy, en vez de tranquilizarme, me pongo peor. Disimulo mi ansiedad con una sonrisa que más parece una mueca. La verdad es que no necesitaba saber que faltaba poco para llegar. Quisiera, en serio, que durara una eternidad y no tener que encontrarme con el susodicho "señor caballeroso" en su propia casa. Debería haber pensado antes de decidi
POV: William. «Ashley no está». Cuando escucho a la señora Adelfa decirle a Steph que ya su amiga se fue, por problemas con su madre, me preocupo. La morena no fue muy comunicativa en cuanto a la vida personal de Ashley se refiere, pero algo mencionó sobre su madre; una enfermedad. Steph se queda un poco más hablando con su jefa, pero yo no logro escuchar qué se dicen. Solo sé, que cuando la loca hada madrina que me he buscado, viene a mi encuentro, lo hace con una sonrisa dibujada en su boca. —¿No se supone que su madre está enferma...por qué sonríes? —pregunto molesto. Ella rueda sus ojos y me arrastra a la salida. —Vamos, antes de que ella se arrepienta de haberme dejado ir, afuera te explico todo —habla en voz baja, casi que entre dientes. Verdaderamente, esta mujer es la locura personificada, pero aun así le sigo la corriente. Cuando salimos de la cafetería, guía el camino hasta mi auto. —Stephania, ¿qué sucede con Ashley?
POV: Ashley.Puedo fingir que no me importa, pero la verdad es que sí lo hace. Ver a Steph en esas condiciones, me hace querer gritar de frustración; por decepción, por dolor o simplemente, por irritación.«¿Qué código me obliga a mí a soportar esto?», me pregunto, cuando un extraño sentimiento se apodera de mis pensamientos.La rabia va subiendo conforme la muevo y ella, nada; ni se inmuta. Cuando pasan diez minutos y ya yo soy consciente de que estoy perdiendo mi tiempo, es como si una ola de genio se apoderara de mí. Salgo de la habitación, como alma que lleva el diablo, para reclamarle al dichoso millonario el estado de mi amiga. No es mi intención, pero la puerta de la habitación donde está mi “no tan amiga” por ahora, se cierra con demasiada fuerza, provocando un estruendo que me hace brincar. En el pasillo, camino con
POV: William.«Soy imbécil».Cómo es posible que yo haya dicho semejantes palabras. No es sólo que defendiera mi hombría ante las declaraciones provocadoras de Ashley, es que se me fue la musa un poco "demasiado". Prácticamente le afirmé una relación sexual con su amiga, lo que para nada era mi intención tras este trato. Luego, para más de contra, la ofendí mencionando su temporada de sequía. Ya, por último, fui muy lejos, ofreciéndole mi ayuda para superar sus... ¿carencias?«Dios, es que ni yo mismo me creo que haya dicho tanta pendejada junta».No era mi intención decir nada de eso, solo se sintió ofensivo que ella me atacara, sin yo conocer las razones. No es como que Steph y yo tuvimos algo de verdad, aunque bueno, ella me pidió una camisa y pasó a dormir en los brazos de Morfeo, sabiendo todo lo que su
POV: Ashley.«Cómo olvidarlo», repito en mi mente y me dan ganas de reír, al recordar la vergüenza que sentí.William me alcanza la miel y le echo un chorrito al té. Mientras revuelvo el contenido con una cucharilla, siento la mirada de él sobre mí; pero no quiero levantar la cabeza. Todavía está demasiado fresco nuestro encuentro anterior y pretendía mantener mi promesa de no acercarme más a él; pero no pude evitar sentirme mal al verlo tan alterado mientras daba órdenes por el celular.Al estar en la habitación, completamente en silencio, pude pensar en cada palabra dicha por los dos; llegué a la conclusión de que ambos nos equivocamos. Yo no debía decirle todas esas cosas y por supuesto, él no debía reaccionar de la forma en que lo hizo. Pero lo más duro de todo, fue aceptar luego, que sus palabras eran reales.
POV: Ashley.No sé qué significan sus palabras. Tampoco quisiera hacerme una idea equivocada y luego darme de bruces contra una pared; como hice antes.Le mantengo la mirada a William, que tiene sus ojos fijos en los míos y puedo notar un tormento extraño. Luego de unos segundos, sacude su cabeza y carraspea; toma la taza de té frente a mí y la lleva junto a la suya hasta el fregadero, las limpia y luego las coloca en su lugar.Por más que intento ignorar su respuesta, hay algo que no me deja de dar vueltas.—¿Qué significa eso? —pregunto, sin poder evitarlo; soy curiosa cuando algo me importa.Me doy cuenta que él evita mi mirada, hace cualquier cosa; poner en su lugar la silla donde él estaba sentado, secar una inexistente gota de agua en la impoluta encimera y mil cosas más que me demuestran que hay algo raro sucediendo con su actitud.—N