POV: Ashley.
Sentir su mirada ardiente sobre mí, me acalora y me avergüenza a la vez. Al escuchar su voz, baja y profunda, con un "buenos días, preciosa" más que significativo, me provoca una corriente que nace en los dedos de mis pies y termina en la nuca, con un estremecimiento.
—¿Vamos? —pregunta William, con un carraspeo y extiende su mano para tomar la mía.
Doy un paso más cerca de él y acepto su mano. La corriente resurge y provoca chispas en nuestros dedos.
—Vamos —respondo con una sonrisa y evito su mirada, pero la siento sobre mí.
Se queda un segundo de más en el mismo lugar; luego reacciona, sacude su cabeza y asiente. Me dirige hasta el auto y me ayuda a entrar.
Nos acomodamos sobre los finos asientos de cuero negro, yo me voy hasta la ventanilla contraria, un poco alejada de él. La tensión entre nosotros hoy es completamente
POV: William.La veo irse con mi hermana y me siento extraño. No sé por qué me hice a la idea de que almorzaríamos juntos en su primer día de trabajo.Un poco decepcionado regreso a mi oficina e intento dejar de pensar en ella. Es difícil, aún más, después de la sorpresa que me llevé con su trabajo. Ya me imaginaba que sería muy observadora, detallista y organizada, pero no esperaba que tan pronto analizara nuestro trabajo con tanta profundidad y carácter.Todo lo que dijo sobre el proyecto propuesto, es real. Yo lo vi como una pérdida de tiempo, que estuviéramos hora y media escuchando a Mars hablar sin parar de algo que a la vista no será factible; no al menos sin investigar un poco más, cosa que él no ha hecho. Me pareció de muy mal gusto interrumpirlo, así que nos quedamos hasta el final, pero no pude dejar de aprovechar la oca
POV: Ashley.Salgo de la oficina con un genio de mil demonios. Necesité de toda mi fuerza de voluntad para no darle a William una mala contesta, pero sucede que soy una profesional y puedo comportarme como tal. En otro lugar, hubiera sido igual o peor; así que no lo pienso mucho y voy al departamento de economía. Necesito bajar dos pisos, así que voy al ascensor.Busco al señor Lewis, el gerente principal y le informo de la petición del jefe, le doy el ultimátum y él me asegura que todo estará bien, que no le será difícil obtener los datos y que posiblemente, se los deje hoy mismo, antes de que termine la jornada.Suspiro, un poco aliviada por eso, cuando voy de regreso. Tenía la preocupación de que el señor Lewis fuera un moroso y que eso me trajera complicaciones. Yo entiendo la posición de William y su actitud, lo que no le perdono es que haya asumido algo
POV: Ashley.Su boca arrasa con la mía y no me da tiempo a reaccionar. Mis palabras encendieron en él la llama que yo había apagado cuando le hablé de una amistad. Devuelvo el beso con ímpetu y creo que terminaremos fundiéndonos el uno en el otro. Mis jadeos salen desde lo más profundo de mi garganta sin poder detenerlos; siento sus manos presionar en mi cintura, mis caderas, mis muslos y más que cerca de mi trasero. Las mías se apoyan en sus hombros, buscando esa estabilidad tan necesaria ahora que mis sentidos andan ocupados. Subo una mano por su nuca y acerco más su cabeza, cuando noto que pretende separarnos y yo aún no me siento preparada para abandonar sus labios. El gemido ronco y fuerte que sale de él, enciende mi cuerpo y me informa que sí, le gustó mi gesto posesivo.Sus manos suben un poco y se acercan a mis pechos, sigue subiendo y quita mi chaqueta, de forma b
POV: William.—Sí, Will, a nosotros nos interesa —dice Leonel y le da un sorbo a su whisky—, incluso, creo que es una excelente oferta.—Yo creo lo mismo —interviene Rafael y apunta, con la mano que sostiene su vaso, en dirección a su gemelo, en apoyo a sus palabras.Me quedo pensativo, recostado al respaldo de la cómoda silla y llevo el vaso a mis labios para darme un trago. Siento el ardor en mi garganta y me abstengo de hacer una mueca.—De todas maneras, Will, yo creo que deberías consultar con el italiano, Berlusconi, él puede asesorarte —comenta Leonel, ante mi silencio. Alzo la cabeza y enfoco mi mirada sobre él—, nosotros como proyecto lo vemos bastante interesante, solo habría que documentarse sobre los temas legales asociados y las reglas internacionales. En eso puede ayudarte tu amigo.—Yo también lo pensé, pero ya era muy
POV: William.Luego de un encuentro más que caliente entre Ashley y yo, de milagro podemos separarnos y bajar juntos donde Ricardo nos espera. Como siempre, los ascensores apelan a nuestra fuerza de voluntad y mis manos se cierran en puños para evitar tocarla. Una ayuda extra es que Ashley se aleja lo más posible de mí, con las mejillas encendidas.—No entendí bien lo del viaje a Italia —dice, una vez salimos del edificio.Ricardo abre, como siempre, la puerta trasera y subimos al auto. Segundos después, se pone en movimiento y yo comienzo a explicarle todo a Ashley.—La propuesta de ayer es un negocio internacional, para eso tengo un amigo que me asesora y me da el visto bueno —comienzo y ella asiente.—Alessandro Berlusconi —interrumpe y yo me sorprendo. Asiento, con orgullo.—Ale y yo estudiamos juntos en la universidad. Mientras él se especializaba
POV: Ashley.«Impredecible».El adjetivo del día para William.Me sorprendió, sí, esperaba el habitual auto negro estilo limusina y se apareció con nada menos que un Ferrari.Lo primero que pienso es la razón de hacer algo así. El viaje que haremos será corto hasta el aeropuerto o a donde sea que él tiene su avión privado; por lo que no le encuentro sentido a su exagerado lujo. Luego pienso en que si William tiene una colección de autos caros como acostumbran los millonarios, entonces tiene sentido que lo saque a pasear de vez en cuando.Sus palabras arrogantes, las últimas dichas por él antes de subirnos al auto, encienden una llamita dentro de mí, tanto es así que me quedo en silencio con tal de no decir una barbaridad digna del galardón de la vergüenza. Solo puedo pensar en su forma de llamarme, nena, y lo que sentí cu
POV: William.«No puedo dejar de provocarla. Es imposible».Mientras más la observo, más quiero acercarme y probar sus labios; pero eso sería demasiado atrevido.Admirar el brillo de sus ojos ante todo lo nuevo que está experimentando me hace sentir un revoloteo en mi interior.Soy yo.Soy yo el que le está entregando cada nueva oportunidad de conocer el mundo. Y aunque entiendo que puedo hacerlo porque mis posibilidades son amplias, si no las tuviera igual lucharía para darle todo, porque ella lo merece.Ahora tiene sus ojos cerrados, sus manos aferradas a los reposabrazos de los cómodos asientos y una tensión evidente en su cuerpo. Tiene miedo de volar.—Ashley —llamo y ella abre un solo ojo. Le sonrío tranquilizador—, solo mírame.Ella abre del todo sus ojos y hace una conexión con los míos. Mientras el avi&oacut
POV: Ashley.«Maravilloso».Todo es tan impresionante que no puedo dejar de mirar entusiasmada por la ventanilla. El sueño ha pasado a segundo plano y solo me concentro en el camino para no perderme de nada. Roma es conocida como la Ciudad Eterna porque en ella el tiempo parece haberse parado hace siglos. Sus monumentos y los restos de imponentes edificios hacen que un paseo por sus calles se convierta en un viaje en el tiempo. Y yo, puedo dar fe de ello. El ambiente mágico que se percibe a través de sus calles y significativos sitios históricos y turísticos, evidencian la grandeza de uno de los imperios más poderosos de la historia.A mi espalda siento la mirada de William. La he notado todo el rato, pero no me vuelvo porque, entre el bello paisaje y la intensidad de su mirada, prefiero el primero. Por el momento.En los últimos días la tensión entre nosotros ha sido demasiada. En