Paolo notó que algo estaba sucediendo tan pronto llegó a casa. Usualmente Loredana y él regresaban juntos, pero esa tarde ella se le había enviado un mensaje para decirle que se adelantaría.Encontró a Loredana en la sala con papeles por todos lados y tan concentrada leyendo que ni siquiera reconoció su presencia. Debía tener un negocio realmente importante entre manos porque cada vez que eso sucedía, ella se absorbía en el trabajo, incluso podía olvidarse de comer. No es que el fuera muy diferente. Era bueno que ahora estuvieran allí el uno para el otro, así podían devolverse a la realidad.Caminó hasta ella y se sentó a su lado en el pequeño espacio que no estaba ocupado por documentos. Se inclinó y depositó un beso en su mejilla.Loredana se giró hacia él y al verlo le dio una de sus sonrisas favoritas antes de regresar su atención a lo mismo.—¿Qué haces? —preguntó.—Mira esto —dijo ella tendiéndole unas hojas.—¿Qué es? —Tomó las hojas y comenzó a leerlas. Le tomó unos minutos da
—Señor —saludó el jefe de seguridad de Paolo. Entró a la oficina y cerró la puerta detrás de él.—¿Qué es lo que tienes?—Recuperamos ambas imágenes. —El hombre se acercó y colocó dos fotos sobre la mesa.Tal y como Loredana le había dicho en una estaba cenando con una cliente y en la otra tenía sujeta a Bibiana por la cintura. Entendía porque Loredana había estado molesta al verlas. Se habría sentido igual si hubiera sido ella quién estuviera en las fotos junto. Tenía suerte de que Loredana hubiera hablado con él antes de sacar conclusiones precipitadas.Miró a su investigador dejando las fotos a un lado.—¿Sabes quién las envió?El hombre negó con la cabeza antes de hablar.—En ambos casos, las fotos fueron enviadas desde teléfonos desechables.Maldijo. No había tenido suerte obteniendo información al ir a visitar a Aurelio. El imbécil no sabía nada de las fotos y aunque no podía creer en su palabra. Había sido bastante persuasivo para que no se atreviera a mentirle.—Sin embargo —c
—Tenemos mucho por hacer y poco tiempo —dijo Elaide justo antes de que su celular comenzara a sonar.Elaide se detuvo para contestar.Loredana también dejó de caminar. Podía sentir a los guardaespaldas no muy lejos de ellas. Era algo extraño tener personas siguiéndote a todos lados, pero había aceptado solo para aliviar las preocupaciones de Paolo.Elaide guardó su celular después de unos segundos. —Vanessa tardará algunos minutos en llegar. Está atorada en el tráfico.Asintió.Paolo había insistido en participar en cada uno de los preparativos para la boda. Era bastante tierno, si le preguntaban. Él habría estado con ella en la elección del vestido de no ser porque sus hermanas intervinieron.Vanessa y Elaide habían reorganizado sus agendas para ayudarla. Angelina también estaba con ellas, era una de las damas de honor después de todo. Aunque le gustaba el interés de Paolo, también le agradaba pasar ese tiempo con sus cuñadas y con su mejor amiga.Loredana sintió la mano de alguien
Paolo sonrió al escuchar a su futuro suegro bromear con sus cuñados como si los conociera durante años. Él había encajado bastante bien con su alocada familia. Y podía decir lo mismo de los abuelos de Loredana.Los había hace poco y el primer encuentro había ido… bien.Albano Romano era un hombre imponente que apenas le había dado un vistazo cuando Loredana los presentó, a diferencia de su esposa que lo había mirado con emoción.Paolo había llegado a pensar que en cuanto se distrajera, Albano desaparecería con su nieta. Loredana era la que había puesto fin a todo. Se había cruzado de brazos y le había dado una mirada retadora al viejo.—No iremos a ningún lado hasta que saludes a mi prometido como es debido —había declarado ella con firmeza cuando la abuela de Loredana los invitó a pasar al comedor.Muchas posibilidades habían pasado por su cabeza en los segundos en silencio que siguieron a sus palabras. Al final Albano había soltado una carcajada mientras estiraba la mano para sacudi
Loredana tenía los ojos clavados en el techo de la habitación como si fuera lo más entretenido que había visto en mucho tiempo. Llevaba en la misma situación desde que se había ido a la cama.Estaba cansada, pero sin Paolo a su lado se sentía incapaz de dormir. La boda sería al día siguiente y estaba ansiosa. Alguien que no la conociera podría decir que eran las dudas usual previas a casarse, pero no era así.Estaba a poco de unir su vida a la de un hombre que la apoyaba y la motivaba a ser la mejor, que no se sentía inferior cuando ella lograba grandes cosas; por el contrario, siempre parecía orgulloso de ella. Un hombre que la hacía arder en deseo, pero que también apaciguaba su alma. No, no tenía ninguna duda sobre casarse con él. Pero tenía esa sensación en la boca del estómago que no la dejaba en paz, como si algo fuera a salir mal.Era probable que fuera más una preocupación sin sentido. Se iba a casar con el hombre que amaba y juntos iban a comenzar su propia familia. Nada podí
Loredana se miró el espejo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Le encantaba como lucía. El vestido, el maquillaje, el peinado, todo se veía perfecto.—Una cosa más —dijo Elaide.Se dio la vuelta y vio la pequeña caja que la hermana menor de Paolo le estaba extendiendo.—¿Qué es?—Toda novia debe usar algo prestado y por eso me aseguré de que mi hermano no consiguiera nada más. No quería competir con él. —Ella movió la caja—. Esto irá a la perfección con tu vestido.Tomó la caja y la abrió para ver su contenido. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver el collar de diamantes y los aretes a juego. Era claro que se trataba de una pieza invaluable, no solo por el material del que estaba hecho, sino también porque se veía como algo que tenía mucha historia.—Mi abuelo se lo regaló a mi abuela —explicó Vanessa—. Y ella solía decir que no era la joya lo que le importaba sino el amor con el que había sido entregado.—Es hermoso y sería un honor usarlo.Elaide sonrió con su respuesta.Se coloc
Paolo supo que algo malo estaba pasando tan pronto vio a Sabino. Venía sin Loredana y parecía bastante preocupado. Cuando sus ojos se encontraron con los de él, solo confirmo sus sospechas. Se acercó a él a toda prisa y se alejaron algunos metros de los invitados. Adriano, Ezio y Giancarlo los siguieron muy de cerca. —¿Qué sucede? ¿Dónde está Loredana? —preguntó mirando detrás de su futuro suegro como si esperar que su prometida fuera a aparecer en algún momento—. Sabino, ¿qué está sucediendo? —insistió al no recibir una respuesta de inmediato. —Ella no está. —¿Cómo que no está? —Fui a recogerla a la habitación, la puerta estaba abierta y no había nadie en el interior. Busqué en el baño y en las habitaciones de al lado, pero no la encontré. —La dejamos allí apenas unos minutos atrás —dijo Vanessa. No estaba seguro de en qué momento se había acercado. Se pasó la mano por el cabello. Su peor temor se estaba haciendo realidad. Miró a su guardia de seguridad en busca de alg
Loredana estaba aterrada. Un movimiento en falso y Paolo podía salir herido. No estaba segura de cómo la había encontrado, pero tampoco había dudado de que lo haría. Él le había demostrado más de una vez que era capaz de todo por ella.Bibiana había dejado de sujetarla con la misma intensidad ahora que su atención estaba en Paolo. del principio no podía dejarse llevar el pánico. No le costaría demasiado soltarse, pero no podía hacerlo mientras ella estuviera apuntando a Paolo.—Bibiana, deja ir a Loredana y te prometo que escucharé todo lo que tengas que decir. —Paolo se escuchaba bastante calmado para alguien que estaba siendo amenazado con un arma de fuego. Bibiana soltó una risa carente de humor.—Yo mejor que nadie sé que no eres muy bueno cumpliendo tus promesas.—¿A qué te refieres? —preguntó Paolo confundido.—Mi hermana estaría viva si hubieras cumplido tu palabra. Ella creyó en ti y murió. Discúlpame si no cometo el mismo error.¿Hermana?Un solo nombre se le vino a la ment