Aunque lo intentó, ninguna de las menores se quiso mover o, peor aún, retirarse. Cuando miró que ya pasaban de las ocho de la noche, suspiró. El doctor había venido y las enfermeras lograron controlar la presión que se había agitado en Sunny ante el despertar de sus emociones. Se esperaba, sin duda, que fuera un poco complicado para ella ubicarse en tiempo y espacio, pero debía vivir el momento en el hospital para poder controlar lo que pudiera alterarse.
Ya para ese momento, las visitas fueron controladas por orientaciones médicas y, si bien Lorenzo también quiso protestar y quedarse con su padre, Raymond se mantuvo firme, indicando que debía volver a casa con su abuela y por la mañana regresar y llevarle ropa. Cuando la puerta se abrió, todos vieron a los Gray salir; Raymond apretó los labios al ver a Darcy y luego a las niñas.— Creo que pueden pasar. Iré a dejar a mi madre e hijo a la estación.— No, no, Charlie los llevará —indicó Darcy con rapidezLa sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio cómo las dos pequeñas se ayudaban para cargar un enorme bolso que habían armado para llevar y pasar todo el día, si era posible, con Sunny en el hospital. Se sentía nervioso, en ese punto sintió que la panza se le cerraba y su agitado corazón latía a un ritmo anormal, temiendo lo que pudiera encontrar cuando se viera realmente en sus ojos. Sabía que no quería perderla, no quería ni siquiera pensar en la posibilidad de que eso sucediera. No quería imaginar que habría una oportunidad de que él y sus hijas volvieran a casa sin Sunny. La quería en su vida, no solo como la niñera de las gemelas, sino como la mujer que estaría a su lado, su apoyo, su guía, su luz. —Listas, papi —indicó Zarah, cargando un nuevo oso que llevaría consigo. —Está bien, mi amor, vamos entonces. Tras enterarse mejor de lo sucedido y de que Sunny había terminado en el hospital, los empleados se organizaron para ir todos a visitar
Los empleados observaron con curiosidad cómo el cuerpo policial sacó documentos, computadoras e incluso adornos de la oficina de Wesley Hale. Con los brazos cruzados, él vigilaba el momento. Tenía la mandíbula apretada y parecía incapaz de ocultar cuánto lo afectaba ese momento.Todos sabían cuánto Darcy confiaba en su socio, la forma en que le permitía estar presente en su oficina, casi como un jefe y un aliado. Le confió la empresa en su peor momento, e incluso Wesley estuvo ahí cuando el mundo de Darcy se vino abajo. Lo trataron con respeto y cariño, sus hijas lo llamaban tío. Por eso, Darcy parecía no superar lo que le había sucedido al hombre al que consideraba su socio y hasta un amigo.Cuando Darcy suspiró, Charlie se acercó a él.—Se llevarán todo lo necesario para encontrar pruebas de las transacciones y alianzas que hizo —indicó Charlie, mientras Darcy escuchaba y asentía—. Wesley ha despertado —lo miró unos segundos—. Sigue diciendo que la culpa
Estaban todos pendientes del movimiento del médico, quien revisó nuevamente a Sunny. De manera táctil, verificó algún tipo de inflamación que no se haya tomado en cuenta. La joven estaba bien despierta, y eso era bueno. Se había alimentado bien, estaba consciente de su entorno y de las personas que estaban con ella, pero también de lo que había vivido. Esto permitió que el capitán de la policía tuviera un espacio, un poco mayor de una hora, con ella para tomar sus declaraciones. Fue un shock, no solo para Sunny, sino también para su padre, darse cuenta de que el accidente no fue en realidad algo como tal, sino una decisión premeditada de un hombre que, aunque apenas la conocía, no tuvo reparo en causarle daño. Aunque era claro que todo fue dirigido hacia ese Darcy que en ningún momento la había dejado. El sábado había llegado y se esperaba que para el lunes o martes le dieran de alta si continuaba con el mismo comportamiento que, para el médico, era correcto. Cua
La sonrisa en ella se amplió cuando su hermano se acercó con un nuevo video que había encontrado en internet. Se lo pasó mostrando cómo fue recibida la colección de Upton Perfumería, y todos parecían coincidir en una sola cosa: era especial, ciertamente muy especial. Los influencers que el equipo buscó no solo parecían genuinamente emocionados de pertenecer al grupo limitado, sino también de haber recibido un hermoso paquete con esa colección. Estaba sola con su hermano y su abuela. Su padre tenía que hacer unas gestiones bancarias ese lunes, y las niñas aún no habían llegado, aunque ya casi eran las diez de la mañana. Tenía nuevas flores, globos y su camilla estaba acompañada de peluches porque Zarah había ido trayendo parte de su colección para que su niñera se sintiera acompañada por esos osos valientes y sanadores. Aunque podía imaginar que Darcy estaba ocupado, y mucho, no podía negar que se sentía un tanto solitaria en ese momento y le hacía falta despertar
Se aferró al cuello de Darcy, quien la tomó en sus brazos y la bajó con delicadeza en la mansión de los Upton. Todo el personal, la familia de Sunny y, por supuesto, las gemelas se encontraban pendientes de ella, tratando de que su traslado fuera lo más delicado y seguro posible, ya que finalmente había logrado salir del hospital. El reposo había sido recomendado, con muchos cuidados y, ciertamente, pocos movimientos bruscos, no solo para sanar sus huesos quebrados, sino también para mantener seguro el fruto en su vientre que aún se sostenía, pese a todo lo vivido, de manera milagrosa. Fue colocada en una silla de ruedas especial y solo sonrió al notar que avanzaba hacia una habitación que parecía haber sido acondicionada para ella en el primer piso. Auxiliado por Raymond, Darcy dejó a Sunny en la cómoda cama comprada especialmente para ella, con funciones similares a las de una camilla de hospital. Él, sin duda, había pensado en todo, porque no solo la quería de
Apoyada en las manos de él, dio esos pasos cortos para salir de la habitación. Le habían indicado movilizar poco a poco el cuerpo, aunque faltaban semanas para la sanación completa, debía ir avanzando gradualmente para permitir que su cuerpo dejara el reposo. Tras soltar un suspiro, buscó la mirada de Darcy, pero no pudo evitar voltear cuando su visión periférica captó pequeñas luces. Su mirada se llenó de luz y su sonrisa fue amplia cuando vio el enorme pino decorado. Todo el salón lucía como sacado del Polo Norte o de una revista de decoración navideña de lujo. Grandes y numerosos regalos yacían en el piso, bajo el árbol, además de las luces y los típicos colores de la celebración, se combinaban flores naturales que él había comprado para ella. —¡Feliz Navidad! —la celebración de las gemelas fue inmediata cuando la encontraron. —Mis princesas, mis niñas lindas, son sin duda el mejor regalo —les dio un beso a cada una.Aunque faltaban muchas h
Como una coordinada familia en pijama recibieron a sus invitados, pero qué gozo fue para ella ver que los suyos lucían de la misma manera, dando esa sensación de unidad más que especial. Del área de empleados salieron Lisa y sus compañeros, también con sus pijamas a juego. Ellas lucían lindos lazos rojos y ellos unos broches verdes sobre sus suéteres. Estaba claro que la encantadora Zarah había pensado en todo. La música inundó el ambiente y el sentido de celebración fue más que claro para los presentes. Corría ponche, champán y cócteles sin alcohol entre los invitados, que no eran demasiados después de todo, pero sí los correctos para hacer esa unión especial. Cómodamente acomodada en un sillón, la joven miraba la belleza de ese momento. Le encantó notar cómo su padre y Darcy conversaban cerca de la mesa de aperitivos, y es que apenas un día atrás, y en un acto que la conmovió de una manera inmensa, Darcy le ofreció un empleo mejor remunerado y con un hor
Las pequeñas revisaron el closet donde nueva ropa había ido llenando los espacios vacíos, ropa de ella, que había movido de su casa o bien había comprado en línea. Le estaban ayudando a prepararse para su cita médica, además de que luego irían a la empresa con papá para ser parte de un evento especial que habían montado en honor al mismo. Zarah recomendaba vestidos volados y llenos de brillos, mientras que Zoey, más seria y práctica, le recordaba a Sunny que debía estar cómoda en todo momento, sobre todo cuando le hicieran la ecografía para ver a sus hermanitos. Dentro del mismo closet, la castaña escuchaba la discusión con una tibia sonrisa. Las tres lucían sus batas rosadas y a juego, ya se habían quitado la mascarilla que ella misma les había hecho para el cabello y sabía bien que luego le tocaría ayudarlas con su ropa. Ese día era importante, aunque no había sido el único día cargado de mucho que vivir y emociones que sentir. El año nuevo llegó de m