Lucía nunca fue una niña normal, vio a sus padres morir y durante mucho tiempo, perdió la capacidad de hablar, así que cuando su madre junto al resto de su familia consiguieran que volviera a hacerlo, pensó que podría vivir una vida común, pero ella simplemente no era capaz, así que después de un desastre amoroso que la llevó a una profunda depresión terminó viviendo sola en medio de una montaña acompañada únicamente por su perro y era feliz, hasta que alguien se mudó a pocos metros de su casa… Roger estaba cansado de su vida, su matrimonio había sido un desastre y su pequeña hija había perdido completamente su audición debido a un accidente. Decidió mudarse lo más lejos posible, pero no contaba con encontrarse con una vecina, ermitaña, que por algún motivo conocía perfectamente el lenguaje de señas y que de alguna manera estaba haciendo a su hija sonreír otra vez. Aunque era una lástima ya que ellos simplemente no pudian llevarse bien.
LucíaUn año antes—¿Cómo que ha vendido el terreno de al lado? — cuestiono — usted dijo que sus dueños no querían venderla y ahora me dice que lo han hecho.—No sé qué decirle, señorita Mark, apenas me enteré de la venta, la llamé.—Me enteré hace un mes — digo — cuando unos extraños se metieron en mi propiedad preguntándome hasta donde era el límite.—Lo siento, no sabía que… que habían hecho eso — responde el agente de bienes raíces — estoy seguro de que le dieron los planos cuando…Su voz muere cuando se da cuenta de que ha metido la pata, me pongo en pie con molestia y tomo mi bolsa odiando haber bajado a la ciudad desde mi casa para nada. Para escuchar a este maldito decirme que realmente le vendieron la casa a alguien más cuando llevo años detrás de ese terreno.Me mudé al último lugar en que alguien quería tener una casa, estaba feliz en mi montaña, sola con mi perro, pero ahora una maldita baya está dividiendo la mitad del terreno solo porque alguien más ha comprado el territ
RogerUn año atrás—¡He tenido suficiente de esto madre! — grito mientras miro a la mujer que debería estar apoyándome ahora más que nunca — no quiero escuchar más tus reproches, tus reclamos, estoy harto.—¿Harto? — niega — te dije que no te casaras con esa arpía, te dije que no te convenía, pero tuviste una niña con ella y que paso, — me acusa — se largó apenas pudo se llevó a la niña con ella y terminó justo como ahora.Cierro los ojos cuando la rabia comienza arder en mis venas, odio que mi madre no comprenda lo culpable que me siento por todo esto, sé que no debí casarme con Elena, sé que no debí dejarla sola con mi hija ni instante y sé que quizás si hubiese ido tras ella más de prisa las cosas no habrían tenido resultados tan atroces.—Por el amor de dios madre — suplico — ¿Por qué no solo puedes decirme que todo estará bien?—Porque no lo estará — me dice mirando hacia la puerta de la consulta médica donde está mi hija — porque tu mujer, esa que no te convenía y que se largó c
LucíaMe despierto de un salto cuando Welly empieza a ladrar desesperado, escucho unos pasos fuera de casa y tomo con rapidez mi rifle, me digo que si son los nuevos vecinos van a saber muy claramente por qué no deben meterse en mi propiedad, pero cuando abro la puerta solo vea a un hombre sosteniendo a una niña en brazos.Mi mente lo reconoce al instante, es el tipo molesto del estacionamiento, él parece notarme también, pero cuando la niña en sus brazos golpea ligeramente su pecho él vuela toda su atención en ella.«Suéltame papá, déjame en paz»La niña mueve sus manos con prisas, el hombre que la sostiene, frunce el ceño durante unos minutos y me doy cuenta de que no entiende muy bien lo que dice la niña.—No vuelvas a salir de casa, no conoces a esta mujer.«¡Déjame en paz, no quiero estar contigo!, no me entiendes»El hombre chasquea su lengua antes de mirarme, su rostro me dice lo frustrado que está por no comprender lo que está diciendo la niña y descarga su molestia en mi pers
RogerAtravieso el corto camino hasta la valla que divide las tierras de las dos casar, mi hija sigue en refunfuñando en mis brazos haciendo esos pucheros a los que no solía ser inmune, aunque ahora tampoco creo serlo porque mi corazón duele por verla mirarme de esa manera tan disgustada.Una vez estamos en mi propiedad dejo a mi hija sobre el suelo, la tomo del brazo para caminar con ella de prisa hasta la casa, mi hija se suelta de mi mano una vez estamos en el interior de esta y respiro profundamente porque lo último que quiero es discutir con mi hija. Sé que las mudanzas son difíciles, en especial cuando ha pasado todo este año entre consultas o discusiones sobre qué hacer con ella.Me alejé de mi madre justo por eso, ella no dejaba de culparme, no dejaba de hablar pestes sobre la madre de Amy y realmente odio a mi esposa que sigue en paradero desconocido, pero sigue siendo la madre de mi hija, así que no puedo dejar que vea a alguien más hablando mal de ella.Los psicólogos que a
Lucía—¿Crees que alguien pueda tener más mala suerte Welly?Le pregunto a mi perro mientras me siento en el pequeño espacio que tengo para replantar y sembrar mis flores. Tomo una de las palas para jardinería de mi colección de herramientas para clavarla con molestia en la tierra húmeda de la maceta que estoy preparando.—Además, que esa niña… Encantadora, sea suya, es incluso espeluznante — cabo un poco más en la maceta — recuerdas que te hablé de un idiota en la tienda de arte, pues era el Welly — miro hacia la casa más allá de mi jardín — infiernos si me ve hablando contigo va a creer que estoy loca, aunque asumo que ya cree eso después de todo.Me pongo en pie para tomar la planta aún en bolsa que voy a replantar, la bonita flor ha crecido lo suficiente como para tener su propia maceta, así que porqué no pasar el rato haciendo esto. No me apetece pintar justo ahora y menos después de saber que mi nuevo vecino es un molesto sujeto que es tan sexy que es un desperdicio el hecho de
Roger Después de almorzar mi hija se marcha a su habitación, yo tomo mis propias cosas para organizar mi estudio al final del pasillo justo junto a la cocina y realmente trato de no pensar en todas las cosas con las que tendré que lidiar a partir de ahora. Lo agradable de vivir aquí es que puedo tomarme perfectamente mi tiempo mientras trabajo, además de pasar más tiempo con mi hija sin tener que estar escuchando a mi madre, culparme o reclamarme. Desempaco el papel tapiz negro que compré hace unas semanas y me preparo para colocarlo en las paredes del pequeño cuarto dentro de mi estudio. Pude haber dejado que alguien más organizar todo esto como con el resto de la casa, pero la verdad es que mi trabajo y el espacio donde revelo mis fotos son dos cosas que odio que alguien más prepare y organice por mí. Tarareo alguna canción de pop mientras comienzo lentamente a organizar las cosas en la pequeña habitación, me demoro alrededor de cuatro horas para conseguir terminar acomodar no so
Lucía—¿Te gusta?La niña sentada en mi mesa de té asiente, la veo comer uno de los pastelitos que tanto me gustan en completo silencio mientras mi perro mueve su cola demasiado feliz junto a la mesa.—Papá me dijo que no podía venir aquí.Dice ella moviendo sus manos rápidamente, sonrío sabiendo exactamente por qué le dijeron eso.––No deberías desobedecer a tu padre, él te quiere cuidar.––Mi papá es tonto––repite––ni siquiera me preguntó si quería venir aquí.––¿No querías venir?––No lo sé, la abuela era buena conmigo––toma otro pastelito––pero discutía mucho con papá por mí.Sé muy bien que no es mi asunto, estoy más que segura de que no debería involucrarme, pero no puedo simplemente quedarme aquí en silencio con esta niña que definitivamente quiere charlar con alguien.––Estoy segura de que no discutían por ti nena.––Si lo hacían––responde con tranquilidad––la abuela dice que papá tiene la culpa de que no escuche por casarse con mi madre––suspira––mamá me abandonó en un auto y