Beatriz—¿Qué tal si ponemos servicio a domicilio?La voz de mi jefe es sin duda emocionada, pienso detenidamente en sus palabras mientras él cuenta el dinero del mes sentado frente a mí en la pequeña oficina al fondo de la repostería que no me gusta usar porque es demasiado agobiante.—Supongo que podríamos intentarlo.—Eso sería excelente, entonces — responde extendiendo uno de los fajos de billetes sobre la mesa hasta mí — esto es la inversión del mes — extiende dos fajos más — y esto el salario de los trabajadores , !Oh! y esto — señala el último de los mazos sobre la mesa — es para que consigas un auto para las entregas.—¿Debo encargarme de eso también?—Por supuesto eres la jefa, tu dinero lo envío a tu cuenta en la noche — me sonríe — como vamos con esos bebés.—La verdad están más inquietos de lo habitual — admito tocando mi vientre — pero Lucas dijo que a esta fecha del embarazo es normal.—Mi esposa tuvo unos momentos difíciles en su embarazo anterior — comenta mi jefe — pe
Lucas Realmente no quería venir a casa de mis padres porque estoy aún molesto con el hecho de que siguen ayudando a mi tío abuelo. Al parecer eso de que hierva mala nunca muere es cierto porque ha pasado estos malditos meses como si realmente no estuviera muriéndose. Incluso cuando ya ni siquiera lo están tratando con medicamentos más allá de los utilizados para calmar el dolor. Miro a la mujer a mi lado, su mirada está fija en su teléfono móvil y me siento un poco mal por hacerla esperar hasta ahora en mi clínica. —¿Qué tal te fue con Paulo? —Oh, fue excelente, vamos a expandir el negocio — me dice — estoy buscando un auto, vamos a dar servicio a domicilio. —¿Vas a tener más trabajo? — gruño enfadado — acaso Paulo no vio lo embarazada que estás. —Solo voy a dar las órdenes — responde ella golpeando ligeramente mi pierna con su mano — te prometo que no voy a hacer nada más que eso. —No me gusta que sigas trabajando, podrías estar en casa, solo faltan un par de meses para que tu
Beatriz—Realmente preferiría quedarme aquí contigo Beth — mi esposo me ayuda a colocarme el vestido — estamos a punto de salir de cuentas, así que lo ideal debería ser quedarnos en casa y esperar que…—¿Esperar que mis bebés quieran conocer el mundo? — sonrío volteandome en sus brazos — tu hermana lleva dos meses preparando la exposición, incluso cambió la fecha para que no estuviese tan cerca del parto, así que no vamos a hacerle ese desplante.Sé que Lucas ha comenzado a ponerse frenético, ni siquiera me deja ir al trabajo y debo admitir que asistir a la exposición de mi cuñada es sin duda alguna una oportunidad. Sé que caminar es bastante cansado, que mi pansa llega a pesar demasiado cuando llevo diez minutos de pie, pero estar acostada y sola en este departamento es un problema.—Quiero llevarte a un lugar antes de la exposición — mi esposo suspira — , ya que no estás dispuesta a escucharme, al menos puedo aprovechar esta oportunidad para mostrarte algo.—¿Algo? — miro curiosa al
Lucas Sujeto la mano de mi esposa mientras ella lloriquea de dolor a mi lado en el auto de mis padres, mi hermana conduce a toda velocidad mientras mi padre habla con alguien por teléfono para preparar un salón de partos en nuestro hospital y mi madre está a mi lado tratando de calmar a Beatriz. —¡Oh dios, esto duele demasiado! Grita la mujer a mi lado dejando de respirar por un segundo, calculo el tiempo de las contracciones y parece que son mucho más cortas que hace unos minutos, eso quiere decir que el bebé está casi listo para decirnos hola, así que me preocupo aún más. Son dos bebés, dos niños que definitivamente no voy a traer a este mundo en el auto trasero de mis padres. —Sabía que no debíamos ir a esta exposición — gruño — sabía que debíamos quedarnos en casa. —Por favor Lucas, cállate — grita Beatriz antes de gemir una vez más — esto solo tenía que pasar, también fuimos a la casa nueva, quizás la emoción me hizo… Su voz se detiene, un gemido viene de su garganta mientr
BeatrizMe despierto aún mareada, mis piernas duelen ligeramente, pero es un dolor soportable, paso una mano por mis ojos para intentar calmar el mareo, pero no soy capaz de hacerlo. Miro alrededor de la elegante habitación donde me encuentro. Mis ojos se encuentran entonces con la silueta de alguien en un sofá.Me incorporo ligeramente en la cama y puedo ver con más claridad a la que ahora reconozco como mi cuñada, la chica en el sofá se pone en pie, lleva la misma ropa de la noche anterior, pero su rostro está cansado. Ella mira en mi dirección antes de ponerse en pie de un salto.—Oh cariño, estás despierta — Lucía corre hasta mí — estábamos tan preocupados, pero Luc dijo que era normal que durmieras — su voz es apresurada — quieres que traiga a los bebés, están hermosos, son un amor de niños.—¿Puedo verlos?—¡Oh, por supuesto que puedes — Lucia sonríe — de hecho, la enfermera dijo que debería despertarte en un rato para que les dieras de comer por primera vez!Mi corazón se vuelv
Lucas—¡Cómo pudiste mentirme sobre esto, Lucas! — la voz de mi madre se eleva desmesuradamente — ¡Porque me mentiste así!—Porque estaba harto, madre — confieso frustrado — porque has pasado toda la vida tratando de arreglarme y no lo conseguiste, porque por primera vez en años te vi feliz.—Estaba feliz porque pensaba que mi hijo estaba bien, que tenía una buena vida.—La tenía, pero tú no mamá y eso era justo lo que no quería.—¿Y pensabas decirnos en algún momento? — cuestiona completamente herida — ¿O pretendías hacerme creer que esa chica y esos bebés realmente eran tuyos?—Iba a contarte lo de los bebés, yo quería decirte todo cuando Beatriz estuviera recuperada de…—Esa chica cómo pudo engañarme — me dice — le di mi confianza, cuidé de ella y descaradamente me mintió, ¡Cuánto le pagaste!, ¡Cuánto!—Ella no quería — respondo — ella necesitaba ayuda y yo le propuse todo esto, pero realmente me hizo feliz, realmente la amo — toco mi pecho — me convenció de ir al psicólogo otra ve
BeatrizTermino de cambiar a los bebés y como llevo haciendo las últimas dos semanas los llevo hacia el patio del convento para que tomen un poco de sol mientras que lloro en silencio, mi pena, estoy tan triste que no puedo siquiera fingir una sonrisa. Trato de cuidar de mis pequeños lo mejor que puedo, estoy feliz de que realmente estén saludables, pero necesito darles algo mejor que esto.Voy a tener que irme de aquí en algún momento, miro a las monjas que caminan de algún lugar a otro por los pasillos más allá del patio e intento pensar en una salida para esta situación. No puedo pedirle nada a Lucas, estoy tan avergonzada que ni siquiera puedo dormir en las noches debido a mi conciencia.Su madre debe pensar que soy lo peor, dios, incluso yo pienso que después de todo mis padres tenían razón, soy una pecadora, una mentirosa que al parecer está obteniendo su castigo perdiendo una vez más su felicidad, solo que ahora mis hijos también van a sufrir esas consecuencias.—¡Cariño estás
Lucas Dos semanas, dos semanas desde que se marchó y que ni siquiera he sido capaz de dormir, no hay forma de encontrarla, cómo pudo desaparecer de esa forma. Es imposible, salgo de la cama donde he pasado la noche sin dormir por un solo minuto. Afeito mi barba diciéndome que debo encontrarla, pero también debo estar lo suficientemente bien como para seguir buscándola, así que después de darle de comer a mi gato que luce igual de deprimido que yo, como mi propio desayuno y salgo del departamento. Conduzco hasta la oficina de mi padre sin realmente querer hacerlo, pero esto es otra cosa con la que he tenido que lidiar. Salgo del aparcamiento tratando de pensar dónde debería buscar hoy a Beatriz y cuando entro al hospital voy tan metido en mis pensamientos que si ese hombre no llega a tocarme un hombro no me doy cuenta de que está ahí. —¿Así que sí que eres rico? — dice negando con sarcasmo — esa zorra sabe muy bien que estaba haciendo. No lo reconozco al instante, pero después de