Beatriz—Realmente preferiría quedarme aquí contigo Beth — mi esposo me ayuda a colocarme el vestido — estamos a punto de salir de cuentas, así que lo ideal debería ser quedarnos en casa y esperar que…—¿Esperar que mis bebés quieran conocer el mundo? — sonrío volteandome en sus brazos — tu hermana lleva dos meses preparando la exposición, incluso cambió la fecha para que no estuviese tan cerca del parto, así que no vamos a hacerle ese desplante.Sé que Lucas ha comenzado a ponerse frenético, ni siquiera me deja ir al trabajo y debo admitir que asistir a la exposición de mi cuñada es sin duda alguna una oportunidad. Sé que caminar es bastante cansado, que mi pansa llega a pesar demasiado cuando llevo diez minutos de pie, pero estar acostada y sola en este departamento es un problema.—Quiero llevarte a un lugar antes de la exposición — mi esposo suspira — , ya que no estás dispuesta a escucharme, al menos puedo aprovechar esta oportunidad para mostrarte algo.—¿Algo? — miro curiosa al
Lucas Sujeto la mano de mi esposa mientras ella lloriquea de dolor a mi lado en el auto de mis padres, mi hermana conduce a toda velocidad mientras mi padre habla con alguien por teléfono para preparar un salón de partos en nuestro hospital y mi madre está a mi lado tratando de calmar a Beatriz. —¡Oh dios, esto duele demasiado! Grita la mujer a mi lado dejando de respirar por un segundo, calculo el tiempo de las contracciones y parece que son mucho más cortas que hace unos minutos, eso quiere decir que el bebé está casi listo para decirnos hola, así que me preocupo aún más. Son dos bebés, dos niños que definitivamente no voy a traer a este mundo en el auto trasero de mis padres. —Sabía que no debíamos ir a esta exposición — gruño — sabía que debíamos quedarnos en casa. —Por favor Lucas, cállate — grita Beatriz antes de gemir una vez más — esto solo tenía que pasar, también fuimos a la casa nueva, quizás la emoción me hizo… Su voz se detiene, un gemido viene de su garganta mientr
BeatrizMe despierto aún mareada, mis piernas duelen ligeramente, pero es un dolor soportable, paso una mano por mis ojos para intentar calmar el mareo, pero no soy capaz de hacerlo. Miro alrededor de la elegante habitación donde me encuentro. Mis ojos se encuentran entonces con la silueta de alguien en un sofá.Me incorporo ligeramente en la cama y puedo ver con más claridad a la que ahora reconozco como mi cuñada, la chica en el sofá se pone en pie, lleva la misma ropa de la noche anterior, pero su rostro está cansado. Ella mira en mi dirección antes de ponerse en pie de un salto.—Oh cariño, estás despierta — Lucía corre hasta mí — estábamos tan preocupados, pero Luc dijo que era normal que durmieras — su voz es apresurada — quieres que traiga a los bebés, están hermosos, son un amor de niños.—¿Puedo verlos?—¡Oh, por supuesto que puedes — Lucia sonríe — de hecho, la enfermera dijo que debería despertarte en un rato para que les dieras de comer por primera vez!Mi corazón se vuelv
Lucas—¡Cómo pudiste mentirme sobre esto, Lucas! — la voz de mi madre se eleva desmesuradamente — ¡Porque me mentiste así!—Porque estaba harto, madre — confieso frustrado — porque has pasado toda la vida tratando de arreglarme y no lo conseguiste, porque por primera vez en años te vi feliz.—Estaba feliz porque pensaba que mi hijo estaba bien, que tenía una buena vida.—La tenía, pero tú no mamá y eso era justo lo que no quería.—¿Y pensabas decirnos en algún momento? — cuestiona completamente herida — ¿O pretendías hacerme creer que esa chica y esos bebés realmente eran tuyos?—Iba a contarte lo de los bebés, yo quería decirte todo cuando Beatriz estuviera recuperada de…—Esa chica cómo pudo engañarme — me dice — le di mi confianza, cuidé de ella y descaradamente me mintió, ¡Cuánto le pagaste!, ¡Cuánto!—Ella no quería — respondo — ella necesitaba ayuda y yo le propuse todo esto, pero realmente me hizo feliz, realmente la amo — toco mi pecho — me convenció de ir al psicólogo otra ve
BeatrizTermino de cambiar a los bebés y como llevo haciendo las últimas dos semanas los llevo hacia el patio del convento para que tomen un poco de sol mientras que lloro en silencio, mi pena, estoy tan triste que no puedo siquiera fingir una sonrisa. Trato de cuidar de mis pequeños lo mejor que puedo, estoy feliz de que realmente estén saludables, pero necesito darles algo mejor que esto.Voy a tener que irme de aquí en algún momento, miro a las monjas que caminan de algún lugar a otro por los pasillos más allá del patio e intento pensar en una salida para esta situación. No puedo pedirle nada a Lucas, estoy tan avergonzada que ni siquiera puedo dormir en las noches debido a mi conciencia.Su madre debe pensar que soy lo peor, dios, incluso yo pienso que después de todo mis padres tenían razón, soy una pecadora, una mentirosa que al parecer está obteniendo su castigo perdiendo una vez más su felicidad, solo que ahora mis hijos también van a sufrir esas consecuencias.—¡Cariño estás
Lucas Dos semanas, dos semanas desde que se marchó y que ni siquiera he sido capaz de dormir, no hay forma de encontrarla, cómo pudo desaparecer de esa forma. Es imposible, salgo de la cama donde he pasado la noche sin dormir por un solo minuto. Afeito mi barba diciéndome que debo encontrarla, pero también debo estar lo suficientemente bien como para seguir buscándola, así que después de darle de comer a mi gato que luce igual de deprimido que yo, como mi propio desayuno y salgo del departamento. Conduzco hasta la oficina de mi padre sin realmente querer hacerlo, pero esto es otra cosa con la que he tenido que lidiar. Salgo del aparcamiento tratando de pensar dónde debería buscar hoy a Beatriz y cuando entro al hospital voy tan metido en mis pensamientos que si ese hombre no llega a tocarme un hombro no me doy cuenta de que está ahí. —¿Así que sí que eres rico? — dice negando con sarcasmo — esa zorra sabe muy bien que estaba haciendo. No lo reconozco al instante, pero después de
Beatriz—Creo que lo mejor es que me quede aquí y siga adelante por mi cuenta — digo mirando mis manos sin poder mirar a mi esposo a la cara.—Como piensas siquiera en sugerir eso Beatriz, acaso no te das cuenta de cómo están las cosas y cómo van a seguir estando las cosas, dije que vamos a casa.—No, Lucas, estoy avergonzada, me siento miserable por engañar a toda tu maravillosa familia y no quiero ver la decepción en sus ojos cuando me vean — niego — tengo suficiente con mi familia odiándome.Mi esposo detiene el auto a mitad del camino, camino, sale de su asiento con prisas antes de abrir la puerta para mí después de rodear el carro. Me toma de la mano, desata mi cinturón de seguridad y me saca del auto para hacerme mirarlo directamente a la casa.—Dije que no te irás a ningún lado, ni tú ni los bebés, somos una familia, eres mi mujer y dejar a tu esposo sí que es un pecado.—No digas eso, nuestro matrimonio fue…—Da igual como fue que esto comenzó o si fue o no un arreglo entre lo
LucasSujeto la mano de mi esposa mientras ella me mira con nervios, le he dicho un millón de veces que todo está bien, pero ella no parece creerlo o más bien no deja de pensar que la que no debería estar yendo a casa de mis padres es ella.Ayer, después de dejarla dormir y encargarme de los bebés, llamé a mi madre, le di las buenas nuevas y le prometí llevar a Beatriz a casa para que pudieran hablar. Mi mujer sigue sin querer creerme que realmente las cosas están claras con mi familia, así que fue todo un lío traerla hasta aquí.—Mañana iremos a la inscripción de los bebés — le recuerdo — ¿tienes algún nombre en mente?—Lauren y Lían — me responde — son nombres bonitos — me dice — siempre pensé que serían lindos nombres para mis hijos, si podía ponerles esos nombres, claro está.Una vez más me pregunto cómo pudieron estar viviendo todos estos años, como para incluso cuestionarse la decisión de poder ponerle un nombre a sus propios hijos, me digo que no voy a enseñarle a ella. Que pue