Lucas—No puedo creer que mi hermanito se esté por casar — mi hermana sonríe desde la parte trasera del auto mientras la mujer a mi lado se pone un poco más roja — ¡No puedo creer que seré tu testigo sin decirle a mamá y papá!—Silencio Lucía o te dejo en la acera más próxima.—No me harías eso — se reclina en el asiento trasero — eres más dulce que un pan, así que no me amenaces hermanito.Quisiera decir que no, pero debo admitir que no dejaría a Lucía en medio de la carretera. Paso una mano por mi rostro antes de mirarla desde el retrovisor genuinamente curioso.—Porque no me dices que te mantiene lejos de tu perro y tu casa de ensueño Lulú.—Tenía que comprar suministros especiales, no hay nada ahí.—No me mientas Lucia.—No me preguntes cosas Lucas, que no quiero responder.—Como quieras.Muevo mis ojos hasta Beatriz, ella juguetea nerviosamente con sus manos mientras ese delicado vestido blanco premamá que lleva solo la hace ver más bonita a mis ojos. Muevo mi mano hasta ellas. A
Beatriz No sé cómo debo sentirme y si realmente acabo de hacer lo correcto, miro la mano que sujeta la mía notando la alianza en su dedo idéntica a la que llevo. La mujer que ahora es mi suegra sigue haciendo un puchero de disgusto mientras el padre de Lucas la abraza intentando de algún modo reconfortarla. Me pregunto si Lucas hará eso por mí en el futuro, admito que me encantaría que eso pasara, pero también me recuerdo que es demasiado pronto para pensar en esas cosas. Nos acabamos de casar solo porque sería lo mejor, porque nos sentimos bien juntos y aunque admito que tenerlo en mi vida con tan largo período de tiempo es un alivio que trae felicidad, sigo sintiendo que un matrimonio es algo más. ¡Dios apenas hace un mes que nos conocemos realmente! —No puedo creer que no nos dijeras qué te casaste Lucas. —Madre fue algo imprevisto, solo lo decidimos y… —¿Y no pensaste en tu madre? La voz de mi ahora suegro es un poco herida, Lucas suspira antes de responderle una vez más con
LucasTres meses después—¿Y bien, como vamos con las pesadillas Lucas?La doctora sentada frente a mí anota algo en su cuaderno mientras dice esas palabras, me reclino tranquilamente en su cómodo sofá antes de responderle con genuina felicidad.—Están bastante ausentes desde hace un mes — admito — creo que todo esto sí está ayudando.—Cuando dejes de llamar a la terapia todo esto, seguro que desaparecen por completo.Responde la doctora, la sonrisa sarcástica en su rostro es un claro significado de que mi comentario no le agrada, pero que puedo decir. Aunque por primera vez en años veo alguna mejoría gracias a un terapeuta, no puedo dejar de pensar que esta hora y media de consulta es perder de algún modo mi tiempo.—Antes de que pregunte, sí, he dejado de darle vueltas al tema de mi tío abuelo.—Oh estupendo — responde — porque eso forma parte importante de tu trauma y saber que tus padres están apoyándolo de algún modo puede ser difícil de aceptar.—Debe estar por morir y las cosas
Beatriz—¿Qué tal si ponemos servicio a domicilio?La voz de mi jefe es sin duda emocionada, pienso detenidamente en sus palabras mientras él cuenta el dinero del mes sentado frente a mí en la pequeña oficina al fondo de la repostería que no me gusta usar porque es demasiado agobiante.—Supongo que podríamos intentarlo.—Eso sería excelente, entonces — responde extendiendo uno de los fajos de billetes sobre la mesa hasta mí — esto es la inversión del mes — extiende dos fajos más — y esto el salario de los trabajadores , !Oh! y esto — señala el último de los mazos sobre la mesa — es para que consigas un auto para las entregas.—¿Debo encargarme de eso también?—Por supuesto eres la jefa, tu dinero lo envío a tu cuenta en la noche — me sonríe — como vamos con esos bebés.—La verdad están más inquietos de lo habitual — admito tocando mi vientre — pero Lucas dijo que a esta fecha del embarazo es normal.—Mi esposa tuvo unos momentos difíciles en su embarazo anterior — comenta mi jefe — pe
Lucas Realmente no quería venir a casa de mis padres porque estoy aún molesto con el hecho de que siguen ayudando a mi tío abuelo. Al parecer eso de que hierva mala nunca muere es cierto porque ha pasado estos malditos meses como si realmente no estuviera muriéndose. Incluso cuando ya ni siquiera lo están tratando con medicamentos más allá de los utilizados para calmar el dolor. Miro a la mujer a mi lado, su mirada está fija en su teléfono móvil y me siento un poco mal por hacerla esperar hasta ahora en mi clínica. —¿Qué tal te fue con Paulo? —Oh, fue excelente, vamos a expandir el negocio — me dice — estoy buscando un auto, vamos a dar servicio a domicilio. —¿Vas a tener más trabajo? — gruño enfadado — acaso Paulo no vio lo embarazada que estás. —Solo voy a dar las órdenes — responde ella golpeando ligeramente mi pierna con su mano — te prometo que no voy a hacer nada más que eso. —No me gusta que sigas trabajando, podrías estar en casa, solo faltan un par de meses para que tu
Beatriz—Realmente preferiría quedarme aquí contigo Beth — mi esposo me ayuda a colocarme el vestido — estamos a punto de salir de cuentas, así que lo ideal debería ser quedarnos en casa y esperar que…—¿Esperar que mis bebés quieran conocer el mundo? — sonrío volteandome en sus brazos — tu hermana lleva dos meses preparando la exposición, incluso cambió la fecha para que no estuviese tan cerca del parto, así que no vamos a hacerle ese desplante.Sé que Lucas ha comenzado a ponerse frenético, ni siquiera me deja ir al trabajo y debo admitir que asistir a la exposición de mi cuñada es sin duda alguna una oportunidad. Sé que caminar es bastante cansado, que mi pansa llega a pesar demasiado cuando llevo diez minutos de pie, pero estar acostada y sola en este departamento es un problema.—Quiero llevarte a un lugar antes de la exposición — mi esposo suspira — , ya que no estás dispuesta a escucharme, al menos puedo aprovechar esta oportunidad para mostrarte algo.—¿Algo? — miro curiosa al
Lucas Sujeto la mano de mi esposa mientras ella lloriquea de dolor a mi lado en el auto de mis padres, mi hermana conduce a toda velocidad mientras mi padre habla con alguien por teléfono para preparar un salón de partos en nuestro hospital y mi madre está a mi lado tratando de calmar a Beatriz. —¡Oh dios, esto duele demasiado! Grita la mujer a mi lado dejando de respirar por un segundo, calculo el tiempo de las contracciones y parece que son mucho más cortas que hace unos minutos, eso quiere decir que el bebé está casi listo para decirnos hola, así que me preocupo aún más. Son dos bebés, dos niños que definitivamente no voy a traer a este mundo en el auto trasero de mis padres. —Sabía que no debíamos ir a esta exposición — gruño — sabía que debíamos quedarnos en casa. —Por favor Lucas, cállate — grita Beatriz antes de gemir una vez más — esto solo tenía que pasar, también fuimos a la casa nueva, quizás la emoción me hizo… Su voz se detiene, un gemido viene de su garganta mientr
BeatrizMe despierto aún mareada, mis piernas duelen ligeramente, pero es un dolor soportable, paso una mano por mis ojos para intentar calmar el mareo, pero no soy capaz de hacerlo. Miro alrededor de la elegante habitación donde me encuentro. Mis ojos se encuentran entonces con la silueta de alguien en un sofá.Me incorporo ligeramente en la cama y puedo ver con más claridad a la que ahora reconozco como mi cuñada, la chica en el sofá se pone en pie, lleva la misma ropa de la noche anterior, pero su rostro está cansado. Ella mira en mi dirección antes de ponerse en pie de un salto.—Oh cariño, estás despierta — Lucía corre hasta mí — estábamos tan preocupados, pero Luc dijo que era normal que durmieras — su voz es apresurada — quieres que traiga a los bebés, están hermosos, son un amor de niños.—¿Puedo verlos?—¡Oh, por supuesto que puedes — Lucia sonríe — de hecho, la enfermera dijo que debería despertarte en un rato para que les dieras de comer por primera vez!Mi corazón se vuelv