Realmente me desagradada Laurent la amdre de Jaremías pero Lizbeth la puso muy biene n su lugar aunque debío lanzarle un baso de agua a su cara de estirada ajajajaj dejame un comentario por favor, amo leer las opiniones de mis lectores...
Lizbeth Salgo de la cafetería furiosa, miro al hombre que camina a mi lado enfadada con él y me dejo caer en uno de los bancos del jardín de este café. Mi esposo nota que me he sentado, así que regresa sobre sus pasos hasta donde estoy. —¿Qué hace? — cuestiona —¿No estaba tan apurada por volver a la oficina? Alzo mis ojos en su dirección con rabia, él da dos pasos hacia atrás antes de limpiar su garganta con preocupación. No solo acabo de ser difamada, maltratada verbalmente e insultada por una mujer que ni siquiera sabe cómo ha sido mi vida hasta ahora, sino que este hombre frente a mí hizo enfadar a la persona que me dará las notas que necesito. ¡Cómo voy a sobrevivir ahora! Todos pensarán que soy una enchufada, alguien con el favor del jefe que correrá con él en cuanto vea o escuche alguna cosa. Todo se volverá tan incómodo ahora que ni siquiera quiero regresar. —Lamento lo que dijo mi madre, hablaré con mi tío para que… —Eso da igual — murmuro — solo déjeme en paz por ahora
JeremíasRegreso a mi oficina, extrañado aún más con la forma en que me hace sentir mi esposa, no entiendo por qué sigo queriendo complacerla o porque me molestó tanto ver esas lágrimas en sus ojos. Me siento tras mi escritorio.Marco rápidamente el número de mi tío. No puedo creer que investigara a mi mujer. Que se atreviera a decirle esas cosas a mi madre. Solo habló con Lizbeth unos segundos, así que no veo ningún motivo para sospechar de ella.—¿Jeremías, sucede alguna cosa?Escucho su voz una vez contesta la llamada, dudo durante un segundo antes de contestar a su pregunta con la molestia que causa en mí toda esta situación.—¿Con qué derecho investigas a mi mujer o le cuentas calumnias a mamá de ella?—Jeremías, creo que estás confundiendo las…—¿Qué estoy confundiendo? — le corto — mi madre fue clara con todo lo que acaba de decirle a mi mujer y créeme, esta es una invasión a su privacidad que no tiene justificación.—Claro que hay justificación Jeremías — responde mi tío — no
Lizbeth Después de que mi esposo le dijera al doctor Lois que Lucas no vendría a la consulta por un tiempo, la mirada de odio en sus ojos simplemente se volvió asesina. Traté de evitarlo todo lo que pude, así que ir a checar a dos pacientes de internamiento provisional me ayudaron un poco a evitarlo, aunque también fue bastante triste. La mayoría de las personas en internamiento provisional están ahí por atentar contra su vida o por algún tipo de situación violenta que los hizo tener una crisis nerviosa. Las dos personas que fui a ver el día de hoy eran un señor de setenta años. Una chica de apenas dieciocho. Traté de no pensar que ese pobre hombre que lloraba una y otra vez el nombre de su mujer me afectara, pero pensé que quizás, en unos años, mi madre estaría así. La tristeza se mueve bajo mi piel mientras espero el correo con los datos de mi antiguo profesor de psicología, no quiero pensar en que en el futuro mi padre no resistirá, que las cosas se pondrán cada vez más difícile
Jeremías No sé escasamente como llegamos a esto, pero definitivamente quiero explorar mucho más de este momento mientras el silencio, en esta cabina, solo hace esta situación más íntima.Mis manos se mueven lentamente hasta la cintura de la mujer que tiene sus suaves labios sobre los míos.Tengo que admitir que ese aroma que me ha estado volviendo loco desde que la vi caminar entre la multitud es ahora mucho más difícil de ignorar.¿Cuándo fue la última vez que besé a una mujer?La pregunta se mueve por mis pensamientos, de la mano de esa sensación de jamás haber disfrutado así de algo como un simple beso.¿Me estoy volviendo loco?Me grito mientras aferro más fuerte la cintura de Lizbeth. Mis dientes tiran ligeramente de su labio inferior mientras su lengua lucha constantemente con la mía.El sabor dulce en sus labios también es demasiado irresistible. Mi cuerpo arde, esa parte de mí que ha estado dormida durante años despierta de una forma tan intensa que me hace ansiar más de esta
LizbethCorro lejos del parque de atracciones sin mirar atrás, mi pecho late como loco mientras siento que el mundo está a punto de terminarse para mí por lo que acabo de hacer, pero lo que realmente me preocupa es el hecho de que mi esposo, ese molesto hombre con quien me casé y no por amor precisamente me devolviera el beso.Freno el coche en el estacionamiento del hospital, golpeo mi cabeza contra el volante mientras me digo una y otra vez que quizás él solo se confundió por un instante, pero esas sensaciones desbordadas, ese calor sigue golpeando fuerte dentro de mí. Camino hacia la habitación del hospital donde está mi padre con calma.Me quedo en la puerta un segundo cuando veo la silueta de mi madre, es bastante temprano, aun así simplemente sonrío entrando a la habitación, los ojos de mis padres se mueven en mi dirección, el rostro cansado de mi padre se ilumina con una pequeña sonrisa.—¡Lizbeth!, mi niña, me preguntaba cuándo vendrías.—Estoy algo ocupada papi — me excuso an
JeremíasRegreso al sofá donde he pasado las últimas horas y miro fijamente a la puerta cerrada por la que escapó mi esposa. Bebo un trago de mi copa intentando ignorar la sensación de mi pecho, llevo inconscientemente mis dedos a los labios, toco el lugar donde ella me besó e intento mantener la calma que quema dentro de mí.Camino hacia la mesa donde aún está la botella de ginebra a medio beber y sirvo otro trago para mí.Despues de unos minutos de seguir dandole vueltas a lo que susedío en el parque de atracciones con mi mujer sin obtener ninguna respuesta o mejor dicho, no aseptar ninguna de las ideas que mim emnte proyecta al recordarlo. Regreso mi solitaria habitación e intento convencerme de que solo estoy conmocionado por lo que sucedió.Ella estaba asustada, la subí a la rueda de la fortuna porque quería divertirme y sé que debí apartarla, pero como le dije antes somos adultos. Tenemos un trato aquí y lo único en lo que debo enfocarme ahora es en mis hijos, en sus necesidades.
Lizbeth Tomo a ambos niños de la mano para caminar por la acera hasta el café infantil donde quedé de verme con mi antiguo profesor de universidad y sonrío cuando lo veo saludarme con una mano desde una de las mesas. Camino con los niños hasta él y descubro que ha traído a una pequeña niña consigo que definitivamente debe rondar la edad de Lucía. Le doy un rápido beso en la mejilla como saludo antes de presentarle a los niños. —¡Qué gusto verlo profesor Hernández! — sonrío — estos son mis hijastros — explico — Lucía y Lucas. Toco ligeramente el hombro de Lucas — él es el chico del que te hablé. Mi antiguo profesor sonríe, se acuclilla delante del Niño y le ofrece la mano. El niño lo mira receloso por un momento, pero mi profesor se encoge de hombros antes de hablarle con aburrimiento. —Supongo que no sabes dar un apretón de manos fuerte — le insinúa — un gusto igual, soy Manuel. —Sí sé tomar la mano — comenta el pequeño hinchando el pecho — pero papá dice que no debo hablar con d
Jeremías Miro la hora con prisas antes de continuar con mi trabajo, termino de hacer todo lo que tengo pendiente mientras las horas siguen pasando sin que mi esposa regrese y cuando por fin son más de las diez de la noche decido llamarla. Me molesta muchísimo que ella no conteste la llamada y aunque estoy segura de que los niños están perfectamente bien, no puedo creer que se atreva a regresar tan tarde sin siquiera contestar mi llamada. Espero unas dos horas más antes de intentar llamar otra vez, pero esta vez su teléfono simplemente suena apagado. Decido esperar unas horas más ocupándome de encontrar un nuevo doctor y alguna otra niñera, me digo que esta vez las entrevistaré una por una antes de tomar una decisión. Separo seis currículos antes de quedarme completamente dormido en la sala de estar a la que me mude para esperar a que mi mujer llegara. Me despierto cuando alguien toca mi hombro y me pongo en pie con prisas al notar que la empleada del servicio es quien me despier