LizbethCorro lejos del parque de atracciones sin mirar atrás, mi pecho late como loco mientras siento que el mundo está a punto de terminarse para mí por lo que acabo de hacer, pero lo que realmente me preocupa es el hecho de que mi esposo, ese molesto hombre con quien me casé y no por amor precisamente me devolviera el beso.Freno el coche en el estacionamiento del hospital, golpeo mi cabeza contra el volante mientras me digo una y otra vez que quizás él solo se confundió por un instante, pero esas sensaciones desbordadas, ese calor sigue golpeando fuerte dentro de mí. Camino hacia la habitación del hospital donde está mi padre con calma.Me quedo en la puerta un segundo cuando veo la silueta de mi madre, es bastante temprano, aun así simplemente sonrío entrando a la habitación, los ojos de mis padres se mueven en mi dirección, el rostro cansado de mi padre se ilumina con una pequeña sonrisa.—¡Lizbeth!, mi niña, me preguntaba cuándo vendrías.—Estoy algo ocupada papi — me excuso an
JeremíasRegreso al sofá donde he pasado las últimas horas y miro fijamente a la puerta cerrada por la que escapó mi esposa. Bebo un trago de mi copa intentando ignorar la sensación de mi pecho, llevo inconscientemente mis dedos a los labios, toco el lugar donde ella me besó e intento mantener la calma que quema dentro de mí.Camino hacia la mesa donde aún está la botella de ginebra a medio beber y sirvo otro trago para mí.Despues de unos minutos de seguir dandole vueltas a lo que susedío en el parque de atracciones con mi mujer sin obtener ninguna respuesta o mejor dicho, no aseptar ninguna de las ideas que mim emnte proyecta al recordarlo. Regreso mi solitaria habitación e intento convencerme de que solo estoy conmocionado por lo que sucedió.Ella estaba asustada, la subí a la rueda de la fortuna porque quería divertirme y sé que debí apartarla, pero como le dije antes somos adultos. Tenemos un trato aquí y lo único en lo que debo enfocarme ahora es en mis hijos, en sus necesidades.
Lizbeth Tomo a ambos niños de la mano para caminar por la acera hasta el café infantil donde quedé de verme con mi antiguo profesor de universidad y sonrío cuando lo veo saludarme con una mano desde una de las mesas. Camino con los niños hasta él y descubro que ha traído a una pequeña niña consigo que definitivamente debe rondar la edad de Lucía. Le doy un rápido beso en la mejilla como saludo antes de presentarle a los niños. —¡Qué gusto verlo profesor Hernández! — sonrío — estos son mis hijastros — explico — Lucía y Lucas. Toco ligeramente el hombro de Lucas — él es el chico del que te hablé. Mi antiguo profesor sonríe, se acuclilla delante del Niño y le ofrece la mano. El niño lo mira receloso por un momento, pero mi profesor se encoge de hombros antes de hablarle con aburrimiento. —Supongo que no sabes dar un apretón de manos fuerte — le insinúa — un gusto igual, soy Manuel. —Sí sé tomar la mano — comenta el pequeño hinchando el pecho — pero papá dice que no debo hablar con d
Jeremías Miro la hora con prisas antes de continuar con mi trabajo, termino de hacer todo lo que tengo pendiente mientras las horas siguen pasando sin que mi esposa regrese y cuando por fin son más de las diez de la noche decido llamarla. Me molesta muchísimo que ella no conteste la llamada y aunque estoy segura de que los niños están perfectamente bien, no puedo creer que se atreva a regresar tan tarde sin siquiera contestar mi llamada. Espero unas dos horas más antes de intentar llamar otra vez, pero esta vez su teléfono simplemente suena apagado. Decido esperar unas horas más ocupándome de encontrar un nuevo doctor y alguna otra niñera, me digo que esta vez las entrevistaré una por una antes de tomar una decisión. Separo seis currículos antes de quedarme completamente dormido en la sala de estar a la que me mude para esperar a que mi mujer llegara. Me despierto cuando alguien toca mi hombro y me pongo en pie con prisas al notar que la empleada del servicio es quien me despier
Lizbeth ¿Qué acaba de pasar? Me grito una y otra vez mientras mi cuerpo aún continúa vibrando por el beso que mi esposo me dio, sabía que estaría enfadado por haberme llevado a los niños, pero cuando mi madre dijo que le gustaría que pasáramos la noche con ella no pude negarme y cuando me di cuenta de que mi teléfono había muerto era demasiado tarde. Ni siquiera pude dormir cómoda pensando en que mi madre me dio su cama a los niños y a mí, así que apenas vi que el sol comenzaba a salir corrí para regresar a casa y sabía que Jeremías me gritaría o reclamaría algo, pero lo que realmente hicimos…¡Dios! Me dejo caer sobre mi cama, mi corazón late acelerado al recordar que dijo que no fue un error y tengo que controlarme para no sonreír como una tonta, hay tantas cosas que podrían hacer de esto un error que ni siquiera puedo contarlas, pero es extraña la forma en que ese hombre me hace sentir. Puede ser completamente irritante y mandón y quizás hay algunas cosas que no me gustan de é
Jeremías Trato de enfocarme realmente en mi trabajo, ignoro las llamadas que recibo de mi tío porque realmente estoy un poco enfadado con lo que he descubierto sobre el diagnóstico de Lucas y que posiblemente estuvieran equivocados.Sé que quizás él no tenía idea cuando me recomendó a los doctores. Pero por alguna razón no me agrado que se molestara cuando le dije que cambiaría por mi cuenta al doctor de Lucas. Paso la mañana tranquilamente en mi oficina. Me cercioro de que las cosas estén marchando viene antes de salir a mi recorrido mensual por el resto de hospitales y decido pasar también por los hospitales de ayuda a desfavorecidos. —¿Dónde deberíamos ir ahora, señor? Cuestiona mi chofer una vez salimos del grupo Mark, le pido conducir hacia el hospital general en el suburbio de la ciudad y mi móvil suena en el bolsillo de la chaqueta unos minutos después de que estemos atravesando la ciudad. Chasqueo mi lengua con una sonrisa cuando veo el mensaje que mi esposa ha enviado. «L
Lizbeth Miro nerviosa al hombre sentado frente a mí en esta colorida mesa, los niños juegan en el área de juego a unos metros de nosotros y me siento demasiado observada por todas las mujeres de este lugar. Nunca me ha gustado la atención, así que me siento un poco sofocada. —¿Qué tal estuvo el día? — comento algo incómodo — ¿fue difícil? —Realmente no — mi esposo no despega sus ojos de los míos — pero estar sin duda ha sido lo mejor de todo — sonríe, ¿Qué tal tu día? —Bien… — respondo nerviosa — de hecho, fue agradable poder tomarme un tiempo lejos de las prácticas — no quiero sonar desanimada, pero la verdad es que agradezco no escuchar al molesto doctor que atendía a Lucas acusarme de ser la culpable de que ya no fuera su doctor — aunque me gustan son bastante atosigantes. —Te ofrecí un trabajo más leve, pero lo rechazaste. Comenta mi esposo, la chica que atiende las mesas se acerca con una sonrisa demasiado amplia para dejar el café que Jeremías pidió, me siento molesta cuand
JeremíasObservo en silencio a la mujer que ayuda a mis hijos a bajar del auto, la sonrisa radiante en la expresión de Lucía me hace sentir completamente feliz y cuando esta le pide a Lizbeth con unas rápidas señas llevarla a jugar una vez más con otros niños, pienso detenidamente en lo que ella dijo.—¡Lucas, puedes venir un segundo!Pido a mi hijo haciendo que la expresión sonriente de mi hijo se detenga por un segundo, Lizbeth le pide que venga hasta mí con un gesto y el niño obedece sin pensarlo. Me acuclillo para estar a su altura.—Cariño, tu madre dijo que fuiste a un colegio — lo miro con firmeza — ¿Qué te pareció?—Estaba bien — comenta desinteresado — había muchos niños.—¿Qué pensarías de ir a uno?—¿Podría? — mi hijo abre sus ojos con la emoción en su voz — ¿de verdad?—Tal vez.Comento poniéndome en pie, mi hijo no dice una sola palabra, pero asumo que no quiere emocionarse por nada. Me apresuro para tomarlo en mis brazos y aunque se resiste un poco termina apoyando su br