Pov Samantha.Termino de sacar el cuadro de la caja y lo coloco enfrente de mí cama; no lo iba a dejar, era obvio, sigue siendo mi mayor sueño y mi mayor regalo. Lo miro a los ojos azules trazados por el pincel y el estómago se me contrae; esto me duele más a mi que a él, porque estoy tomando una decisión difícil en mi vida, un cambio, algo radical que termine con mi pasado de una vez por todas. Las obsesiones no son buenas, terminan dañando hasta la última hebra de la cordura.—Es demasiado sexi —dice Cloe tocando su panza—. Y hermoso, es como si lo hubiera tallado los dioses, dándole el toque exacto de perversidad y romance justo —Suspiro.Tiene razón, Fernando es esa última llama de fuego, esa que quieres avivar para que no se agote, no se extinga jamás, porque es demasiado caliente y pura como para dejarlo ir. Pero también es esa daga que tienes clavada en el pecho, esa daga que no sabes si sacar, o dejarla ahí y que te mate.Stefano ha sido una gran ayuda para mí vida en las últi
Pov Fernando.Estoy recostado de mi silla negra de cuero con los ojos cerrados y la mano empuñada, la razón: la falta de sexo de la últimas semanas. Siento el grosor de mi miembro gotear a cada nada, siento como las articulaciones de mi cuerpo viven contraídas, y siento como cada puto segundo de mi vida mi corazón bombea más sangre de la normal y pareciera que se estatancaran ahí abajo, joder. La deseo, la venero, la quiero romper y hacerla mía hasta que mi cuerpo se canse y el de ella se enrojezca, pero sobre todo hacer en ella mis más cochinos placeres. La extraño, extraño su sonrisa traviesa, extraño el gris de sus ojos, extraño su cuerpo, extraño todo de ella y la razón es porque la amo. Me fue difícil entenderlo, el sentimiento era extraño para mí, porque con Astrid jamás sentí ese deseo de hacerla mía, mía hasta en un papel firmado que lleve mi apellido al lado de su nombre, mía con una anillo que me costó miles de dólares, mía con un hijo mío en su vientre porque sí, quiero ma
APov Samantha.Siento una mano recorrer mi columna, bajar por ella y posarse en mi cintura, para luego llevarme hasta él. Reconozco su loción, mezclado con crema de afeitar y shampoo de Chanel, además de que su mero toque para mí es como si lanzarán doscientos voltios de corriente por mi ser, además, que el: "buenas noches gatita" me hacen empapar las bragas en cuestión de segundos.«Santa virgen del orgasmo no me hagas pecar está vez»Me giro despacio al mismo momento que quito la mano que maltrata mi cintura porque su toque es duro y posesivo, demostrando que sigo siendo de él, a pesar de todo soy de él.—Buenas noches señor Laureti, un gusto que haya aceptado nuestra invitación para dicha fiesta —Le sonrío lo más que puedo y enseguida sus ojos brillan a mi dirección.Sus ojos se clavan en el tatuaje que se ve en medio en medio de mis senos, y tengo que acomodar mi vestido para que no siga detallando ahí.—Buenas noches señora Samantha —Se acerca a mi oído y me dice—; Disculpa que n
Pov Lucas.Entro al lugar con las manos sudando y el corazón latiendome fuerte. Hay dos mujeres en este salón que me pertenece, una de ellas luce un vestido negro holgado, que le hace lucir bastante atractiva porque además se ve adorable por la enorme panza, y la otra la tiene ella en su vientre y es la razón de mi locura en estos últimos días.«Las quiero de vuelta» Es lo que pienso y voy ha hacer lo que sea necesario para tenerlas. Se que fui un tonto por no hablar con ellas, pero realmente, realmente estoy arrepentido.—Señor Lucas, ¿quiere fresa con crema? Se lo puedo dar en la boca para que no se ensucie los dedos —dice mi nueva secretaria.Ruedo los ojos por sus estupideces, y además porque no se para que la traje, pero me insistió tanto que no pude negarme.—Mira, si tú me das fresas con cremas, te van arrancar las uñas —le digo y ella se queda fría sin entender.«No la soporto»Abro mi saco y camino hasta la enorme mesa donde hay varios aperitivos, y cócteles. Tomo un Spritz,
Pov Fernando.He aguantando toda la noche las ganas de querer arrancarle el vestido a Samantha y pasarle la punta de mi lengua por todo el cuerpo como perro sediento; tengo que acomodar la erección que cargo desde que entré por la puerta cada nada, y las manos me pican por tocarla, pero esta molesta. Sus ojos llenos de rabia me lo dicen, sus semblante sobrio, y su sonrisa llena de ironía, y la entiendo, de verdad que entiendo toda la molestia que se carga, por esa razón aún no le he dicho todo lo que ha pasado, porque estoy seguro que no me dejaría hablar y me abofetearía como tanto quiere hacerlo, lo sé, sus pequeñas manos empuñadas me dicen que quiere golpearme.«Yo también lo haría si fuera ella»Stefano anuncia un banquete para todos los presentes, y yo ruedo los ojos. Lo que quiero es irme de aquí a un lugar a solas con ella, y aunque la posibilidad de amarrarla con mi corbata y lanzarla a mis hombros como saco ronda en mi cabeza, sé que eso arruinaría el trabajo de Samantha, cos
Pov Samantha.Siento mi corazón hincharse con sus palabras, las piernas me tiemblan y no es presa del orgasmo avasallador que acabo de tener en su boca, sino de la sorpresa electrizante de sus palabras, ¿yo? ¿Yo soy la mujer con la que quiere casarse? ¡¿Enserio esto es verdad?! Las ganas de querer abrazarlo, lanzarme encima de él y decirle ¡follarme! ¡Te perdono! Brincan en mi pecho dificultando mi respiración. Tengo al hombre de mi vida, al hombre de mis sueños, al hombre que amo y que por más que lo intente nunca dejaré de amar diciéndome que soy la mujer con la que quiere casarse.—¿Qué dijiste? —pregunto para no hacer el ridículo si escuché mal.Fernando lleva sus manos a mis mejillas, y aprieta fuerte de ellas mientras clava su mirada azul en la mía, y me dice con la sinceridad abrazando su cuerpo:—Tu mi reina, eres tu la mujer con la que quiero compartir el resto de mi vida, eres tú la mujer con la que me quiero casar, y eres tú a la que le pedí matrimonio en la boda de mi herm
Pov Stefano.Estaciono mi auto en el apartamento que tengo en Batignolles y bajo jugando con las llaves del auto entre mis dedos. Tengo en mente a Fernando Laureti, y a Samantha Mercier entre ceja y ceja desde que se perdieron en la fiesta, y no es que odie a Fernando, ni mucho menos a Samantha, para mí Fernando es un buen rival, de esos que te encanta provocar, y que terminas divirtiéndote cada nada, pero también estoy consciente de que tengo planes, planes que no puedo posponer porque perdería lo que realmente me importaAbro la puerta de mi apartamento en el piso dos, y entro después de quitarme los zapatos en el umbral. La espalda me duele, al igual que los hombros, ya que independizarme de los negocios de mi padre no solo me ha costado dinero, sino el triple de trabajo y responsabilidades, pero vale la pena, vale la pena luchar por lo que mereces, luchar por algo tuyo, porque estoy cansado que me digan: no. Es tuyo, es de tu padre y fue el que lo creo. Quiero emprender, quiero c
Pov Samantha.Prácticamente no dormí en toda la noche, primero por los jadeos y gritos de la embarazada que tengo como amiga, y segundo porque no puedo dejar de pensar en Fernando. Hoy es el día uno, y dicho día me pone a pasar saliva ansiosa por saber que me tendrá preparado; es que no se lo puedo poner fácil, aunque confieso que cada vez que recuerdo el video de mi pedida de mano, sonrío como boba.Tomo una ducha larga, de esas dónde lavas el cabello, aplicas crema de peinar y te enjabonas diez veces mientras cantas tu canción favorita, y luego salgo envuelta en una toalla chorreando todo el piso. Me seco y me visto con pijama dispuesta a pasar el domingo encerrada, ya que los últimos días fueron fuertes por los preparativos para la fiesta de inauguración.Apenas salgo a la exterior, el olor a comida inunda mis fosas nasales, y puedo detallar a una Cloe bailar mientras revuelve unos huevos en la cocina. De Lucas no hay señal divina, y de solo pensar que le hizo lo mismo me dan ganas