DAVIEN;

La cena en casa solía ser tranquila, e incluso si alguien tenía algo que decir, sería sobre la última hazaña de Daniela y el estrés de mi padre.

La mayoría de las veces, no como con mi familia, y nunca me obligan a aparecer a menos que tengamos invitados.

Sin embargo, la cena con la familia real fue diferente. La larga mesa en el comedor era la más larga que había visto en mis veinte años de vida.

Intenté contar el número de personas en el comedor, pero seguía perdiendo la cuenta y tuve que empezar de nuevo mientras los niños se movían.

—¿Son todos familia? —le susurré a la princesa Katie... quiero decir, solo Katie, mientras sacaba una silla a la que ella me condujo y la ayudaba a ponerse cómoda.

—Sí, Davien —se rió, diciendo mi nombre como si fuera parte de su melodía favorita—. Todos en la manada son familia, pero estos son mis más cercanos.

—¿Más cercanos? ¿En serio? —pregunté inexpresivamente. Había casi treinta personas en el pasillo, y todas tenían un asiento en la me