Phoebe resultó ser la sanadora que encontré en la celda de Hazel.

—Lamento que te hayan arrastrado a su lío. —Le pedí disculpas a Phoebe, que todavía estaba arrodillada junto a Hazel, con la mano sobre el pecho.

—Gracias a la diosa que estás aquí. ¡Necesito tu ayuda Luna! —exclamo Phoebe.

La urgencia en la voz de Phoebe me hizo correr hacia la celda de Hazel y arrodillarme a su lado.

—¿Qué necesitas?

—Se apuñaló en el pecho con sus cubiertos. Se perforó los pulmones y he estado tratando de mantener la sangre fuera, pero también necesito arreglar sus pulmones, lo cual no puedo hacer aquí. Necesitamos llevarla al hospital. —Phoebe anunció profesionalmente.

—¿Eso significa que necesita cirugía? —pregunté, entendiendo el concepto.

—Sí —respondió Phoebe—. No puedo hacer eso aquí y no sola.

—¿Qué necesitas que haga? —le pregunté a Phoebe, evitando la mirada de Hazel a pesar de que estaban fijas en mí.

Phoebe apartó la mirada de mí. —No puedes ayudar. Necesitamos un coche para transportarla