LARISA;¡Ese bastardo de Jake!¡No podía hacer nada bien!No logró salvar a mis padres y ahora ni siquiera logró matar a esta perra...No lo vi venir y odié verla. Sentí ganas de arrancarme todo el pelo solo porque estaba allí parada y no era una ilusión.¿Y ese guerrero simplemente se refirió a ella como la Luna de la manada Bosque Lunar?Esto tiene que estar mal.Estaba alucinando-—Oh, soy muy real, Larisa —dijo Agnes como si pudiera oír mis pensamientos. Sí, los estaba gritando en mi cabeza, pero aun así, ella... ¡Argh!Agnes se rió entre dientes, alimentando mi ira.—Para mí, es bueno verte de nuevo, Larisa, porque no solo he tomado mi lugar legítimo como pareja de Rastus y Luna de esta manada, sino que también soy su esposa y la madre de sus cachorros.Sus palabras me destrozaron, miembro por miembro. Ese era mi mayor sueño. Ser todo para alfa Rastus, pero ella siempre había estado en el camino y ¿ahora? Ahora estaba viviendo mis sueños...—Y por supuesto, ese es el menor de mis
AGNES; «Lo lograste, su majestad…»Las palabras de Jeremy resonaron en mi mente.Estaba satisfecho. Podía notar, aunque no lo miraba a la cara, que estaba sonriendo. Juntos hemos extendido nuestra energía espiritual y cada guerrero con la suya ahora tiene suficiente para luchar contra los guerreros de Larisa.He estado tratando de estudiar su comportamiento y movimiento desde que llegamos. Parecían extraños y también les había informado todo lo que noté a Tamia y Lori a través del enlace mental. El dúo prometió comenzar a trabajar para romper el control de Larisa sobre los guerreros de Piel Negra que aún podrían decidir luchar contra nosotros en el futuro, pero cuando lleguemos a ese puente lo cruzaremos.—Quédate conmigo, reina Agnes. No puedes distraerte ahora que te has presentado ante la bruja —me advirtió Jeremy, convirtiéndose en mi amigo más rápido de lo que jamás podría imaginar.Él me respaldaba.Me sentí segura con él.—¿Por cuánto tiempo podremos seguir con esto? —Le pregun
ALFA RASTUS;Mis pies no podían soportar el peso de mi cuerpo lo suficientemente rápido mientras corría por el bosque, notando lo desierta que estaba mi manada. Los miembros de la manada que no estaban en el pasillo con Mia estaban con Agnes en el frente de batalla hacia donde mi cuerpo literalmente me estaba tirando.Estaba en alerta máxima y, si fuera honesto conmigo mismo, admitiría que no estaba en mis cabales, pero ¿cómo podía pensar cuando lo único que sentía era la urgente y moribunda necesidad de estar con mi mujer?Fue como un tirón.El tipo de atracción que un compañero debería sentir solo cuando su pareja está en grave peligro. El tipo de atracción que hace que el corazón de un hombre sangre y que todos los nervios de su cuerpo se descontrolen.Sí, la estaba perdiendo.La perdí desde el momento en que recuperé la conciencia y sentí la extraña quemadura en la marca de mi hembra que estaba en mi cuello.Me desperté con la necesidad de salir, de liberarme y llegar hasta ella,
AGNES; El grito de Rastus fue escuchado por todos los guerreros.Pude sentir que todos nuestros amigos y miembros de la manada se congelaban por un momento mientras todos entendíamos que para un alfa, de hecho, el alfa más fuerte del reino, gritar así era como si el infierno lo estuviera recorriendo.Todos lo entendimosYo, como su mate y Luna, lo sabía aún mejor porque en el segundo en que el infierno estalló dentro de él, sentí que me quemaba por dentro y solo era cuestión de tiempo antes de que soltara un grito propio."No te atrevas, Agnes", resonó la voz de mi loba, rompiendo lo que Larisa le estaba haciendo a Rastus lo que me estaba afectando mucho mientras intentaba mantener abierto el vínculo espiritual entre los guerreros y yo.Si esos vínculos se cerraran, todos morirían porque no serían rival para los guerreros fortificados de Larisa.—Me duele. Estoy ardiendo por dentro y… —grité a mi loba a pesar de que Phoebe todavía estaba detrás de mí, curándome y Otis manteniéndome f
ALFA RASTUS;Me tomó ver a Larisa y Agnes en una pelea para darme cuenta de que estaba equivocado al asumir que podía derrotar a Larisa solo porque era el alfa más poderoso del reino...La fuerza física no servía contra Larisa porque había empapado mi alma de energía oscura. Ni siquiera me tocaba y yo sentía dolor a pesar de flotar en el aire como si la gravedad hubiera decidido tomarse un descanso.Lamentablemente, me di cuenta de que no era de ninguna utilidad en esta guerra. De hecho, solo era un eslabón débil que Larisa quería usar para derrotar a mi mujer y salirse con la suya en el reino. Me esforcé tanto por no gritar y me mostré impotente ante mi exhausta mujer, mi luna y mis guerreros, pero este dolor me estaba devorando vivo.Estaba en todas partes, clavándose en mí. He estado intentando impedir que el dolor llegué a Agnes, ya que ella no lo necesitaba en éste momento.Si no puedo aportar potencia, tampoco debería añadir dolor.Pero, por supuesto, no fue fácil lograrlo. Podí
AGNES; Sabía que grité.Sentí que mis labios se separaban y mis pulmones expulsaban el aire mientras mi boca se abría de par en par. Sabía que había gritado, pero no oí nada. El mundo se quedó en silencio mientras Rastus seguía cayendo.Más rápido de lo que mi cerebro podía registrar.Más rápido de lo que mi cuerpo podía reaccionar.Aunque todavía estaba de pie, caí con él,Aunque mis ojos todavía estaban abiertos, se cerraron en el mismo instante en que lo hicieron los suyos.Vi la misma oscuridad que vio cuando cerró los ojos.Sentí el mismo dolor cuando su corazón fue envuelto por una fuerza fuerte y tal vez grité porque sabía que no habría vuelta atrás cuando esa fuerza aplastó su corazón antes de que pudiera siquiera parpadear."¡NO!", El grito de mi loba irrumpió en mi alma destrozada. "¡Haz algo, Agnes!". Exclamó aullando de dolor.¿¡Pero qué podía hacer!?Después de drenar a Larisa como sugirió mi loba, no esperaba ningún movimiento repentino por su parte. ¡Joder!, estaba prá
"No podemos rendirnos así, Anges. No deberías rendirte así. Cúralo. Haz algo", dijo Ina, animándome, aunque Rastus ya no estuviera."Haz algo..."No podía contar la cantidad de veces que había escuchado esas dos palabras hoy y odiaba su sonido, principalmente porque no podía hacer nada.—Sí puedes, reina Agnes. —La voz de Tamia resonó en mi mente.No sabía cómo logró comunicarse conmigo a pesar del caos en que se había convertido mi mente, pero lo hizo y su voz me habría dado algún tipo de paz si no estuviera llena de dolor.Mis ojos llorosos encontraron a Tamia y Lori a mi lado, lo que me hizo preguntarme cuánto tiempo llevaba sentada en el suelo con el cuerpo de Rastus. ¿Cuánto tiempo lleva su corazón destrozado ahí mismo, en mi presencia?¿Por cuánto tiempo más podré ocultarles esta devastadora noticia a mis cachorros?—¡Ay, diosa mía! —gemi, mientras la miseria pura se instalaba en mi ser, sintiéndose destrozada.Acaban de conseguir a su padre.¿Cómo les digo que de ahora en adela
ALFA TRISTÁN;Al abrir los ojos, podría haber jurado que mi cuerpo había olvidado lo que significaba estar vivo. Abrir los ojos fue más difícil de lo que debería ser para cualquiera, pero adaptarlos a la luz que me rodeaba fue mucho más difícil que abrirlos.Solté un gemido al intentar levantar un dedo y el dolor me consumió. Me dolía todo el cuerpo. Me sentía tan pesado.—Alfa. Estás despierto.Louis.Esa era su voz, pero me sonó más a ruido cuando me recorrió la cabeza con un zumbido agudo, haciéndome gemir de nuevo... En ese momento, no me sentía como un alfa. Tardé una eternidad en ver con claridad, y el rostro de Louis fue lo primero que vi.Él estaba flotando sobre mí, mirándome como si estuviera escaneándome en busca de daños.—Gracias a la Diosa. Estaba empezando a preocuparme de que nunca despertaras... —dijo Louis sonriendo.Pero verlo tan cerca me trajo destellos de lo que sabía que era el pasado. Lo recordé todo. Cómo se alió con Larisa, me dejó inconsciente y me encerró,