Enzo
Con esto le demostraba que estaba totalmente dispuesto a todo por ella, nadie la haría sentir inferior, porque ella ahora es más que todos aquí.—Recojan esa basura y deséchenla, no quiero que esté aquí mañana —doy la indicación y mis hombres solo asienten a la orden.Tomé a mi esposa de la mano y salimos de ahí sin decir una palabra, y es que no eran necesarias las palabras a estas alturas.A medida que íbamos pasando por los pasillos del centro de operaciones, tanto hombres como mujeres bajo nuestro cargo asentían en dirección a nosotros.Todos ellos sabían que Olivia es su nueva reina, y le deben respeto y lealtad.Olivia, en su papel de esposa amable e inocente, fue correspondiendo los saludos brindando sonrisas encantadoras.Gruñí por los celos y la escuché reírse a mi lado, y para evitar que matara a alguien, se apegó a mi costado hasta que salimos del lugar directo al ascensor que nos llevaba a nuestro apartaOlivia Aún era de madrugada, y aunque después de hacerlo varias veces en distintas posiciones y lugares cuestionables de la habitación, caí rendida, pero ahora no puedo pegar el ojo. Solo miraba a la puerta de vidrio del balcón que tenía las cortinas medio abiertas, dejándome ver el cielo estrellado. Apenas eran las dos de la mañana, dormí poco más de una hora recostada en el pecho cálido de Enzo, sintiéndome segura. Hoy en la tarde partiríamos a Sicilia, lugar de origen de mi esposo. Ya teníamos que empezar con mi formación en la mafia y lo único triste es que tendría que titularme virtualmente y recibir mi título en negocios administrativos vía correspondencia, no iba a quedarme sin titularme. Además, necesitaba tener mi título en mano para poder sentirme orgullosa de haber cumplido algo sin ayuda de mi padre. Tenía que dar lo mejor de mí ahora, no iba a defraudarme, ni a mí, ni a Enzo.<
EnzoEs una seductora, me tiene la cabeza perdida en ella, en su cuerpo, en su rostro y en esos ojos que me hacen viajar a otro mundo con tan solo mirarlos.Fui sometido a una tortura por ella esta mañana, que terminó conmigo entre sus piernas como tanto ella quería.Es mi jodida esposa, de mí obtendrá todo lo que se proponga, porque a la reina de la mafia no se le niega nada.Sé que ella demostrará ante toda la mafia que está a la altura de portar el apellido Cavalli. Podrán verla como una mujer inocente y amable, pero es todo lo contrario a eso cuando se lo propone y no la detendré.Ya estábamos en nuestro jet privado en dirección a Sicilia, donde se encontraba la villa Cavalli. La casa fue construida hace muchos años por nuestros antepasados y está construida sobre un risco con vista a todo el mar Mediterráneo.Es una maravilla arquitectónica, espero que le guste, les mande a mis hombres especificaciones para renovar la casa y
OliviaTengo el corazón acelerado, mi boca junto a la de él, nuestras lenguas enredandose entre sí, sus manos en mis muslos más cálidas qué siempre y yo con mis manos entre su cabello corto. Mi respiración erratica acompañada con la de él, y unos sentimientos confusos creciendo no solo en mi pecho, sino en mi mente. Confundida por la cantidad de cosas que estoy sintiendo y miedo por mal interpretar sus actitudes conmigo. Sé que no solo somos un matrimonio arreglado, hay algo más fuerte que nos une y me aferrare a lo poco que veía aunque termine herida. No es solo un hombre capaz de incendiar el mundo por mi, es mi esposo y compañero de aventuras de aquí en adelante.Me separé lentamente de sus labios dejándole una mordida en su labio inferior provocando que gruñera posesivo y subiera sus manos de mis muslos a mi cintura. Sus ojos me veían con devoción y mi corazón cada vez iba más rápido. -Nos pertenecemos
Aún con nuestras miradas y manos entrelazadas oímos un fuerte ruido proveniente de las puertas del castillo, luego del estruendo escuchamos un chillido molesto de una mujer que corría en dirección a mi esposo gritando su nombre a los cuatro vientos. Se notaba que era una italiana de nacimiento y que venía con las intenciones de lanzarse encima de mi hombre, y apenas estuvo cerca reaccioné sin pensarlo y me interpuse entre los dos y la empuje fuertemente para que no llegara a tirarse a los brazos de mi esposo. La chica fue directo al suelo de culo por la fuerza con la que la empuje, apenas se vio en el suelo comenzó a berrear como estúpida. Me volteé hacia Enzo qué miraba la escena con una ceja alzada. Solo con mi mirada entendió que quería explicaciones. Mientras tanto, la mujer chillona seguía llorando en el suelo esperando a que mi esposo la levantara, pero eso no iba a ocurrir, me importaba una mierda quien era ella, a mi hombre nadie lo to
Cuando llegamos al salón principal donde estaban las escaleras majestuosas para subir a los otros pisos estaba la mujer rubia discutiendo con Red. Cuando me vio se acercó a mi de manera amenazante, yo me reí al ver su intento de intimidarme. -Tú maldita perra, ¿no sabes quién soy yo? -me gritó a centímetros de mi cara. Enzo se acercó amenazante y lo frene con una seña de la mano. Su rostro estaba contraído por la molestia, pero yo estaba relajada. -No me interesa quién coño eres -le dije sin alterarme. -Soy una princesa de la mafia, estúpida y futura dama de esta -me gritó como loca. Me reí en su cara y di un paso en su dirección intimidandola y mirándola fijo a los ojos. -Me importa una hectárea de mierda si eres la princesa de nada -le di con el dedo índice en su frente haciéndola rabiar pero una vez más me acerqué a ella amenazandola. -Rindeme pleitesia, maldita zorra -alce la voz. Por la pr
Olivia El agua burbujeaba a mi alrededor, estaba relajada viendo el final del atardecer y el comienzo de una noche estrellada. Mis brazos estaban en el borde del jacuzzi de manera despreocupada y suspiré de alivio por el agua calentita cubriendo mi cuerpo desnudo. Podría estar disfrutandolo más, pero mi esposo no estaba conmigo, salió a resolver unos asuntos de la organización y me dejó aquí pidiéndome que me relajara. Esta noche descansaría y el día de mañana tendría mi primera aparición frente a la organización asumiendo mi nuevo cargo como reina y esposa del capo. Todo aquí parece más serio y tenso, en este lugar hay que cumplir reglas, aunque a Enzo no le importa la mitad de ellas, pero son cosas que tienen que cumplirse. Ya yo estaba rompiendo una, porque no soy Italiana, soy estadounidense con raíces inglesas, soy todo lo que odian en este lugar, pero aun así me deben respeto.
Enzo No me gustaba dejarla sola, me hacía recordar esa noche del atentado cuando ese maldito enfermo se colo en nuestra cabaña en la luna de miel. Me daba ansiedad, pero recordaba que estaba en nuestra fortaleza rodeada por un ejército de hombres y mujeres dispuestos a dar su vida por la de ella. Eso me tranquilizaba, pero también el saber que no tengo una esposa trofeo, sino que tengo una guerrera a mi lado dispuesta a todo con tal de ser la mujer del capo más temido de Europa y gran parte de América. Tengo una Diosa respaldandome, y estaba completamente orgulloso de su determinación y confianza en nosotros. Yo ya estaba perdiendo ante ella, y no lo ocultaria más. Nuestro encuentro no fue planeado, pero no me arrepentiré nunca de quedarme prendido de ella al momento de ver sus caderas moviéndose deliciosamente en esa discoteca. No muchas mujeres te causan tantos sentimientos con tan solo verlas hacer un movimient
EnzoMe levanté de la mesa y me dispuse a salir del estudio dejándolos a ellos arreglar todo para mañana. Estaba desesperado por ir a ver a mi mujer. Fui soltando mi corbata y enrrollandola en mi mano para ir a las mangas de mi camisa y remangarlas hasta mis codos. Caminaba rápidamente al ascensor qué debía enseñarle a Olivia mañana, para llegar rápido a nuestra ala de la fortaleza, cuando la criada del estudio se interpuso en mi camino. Gruñí de molestia con tan solo verla haciéndola encogerse en su lugar con la mirada fija en el suelo. —¿Puedo atenderlo, mi señor? —pregunto sumisa pero con dobles intensiones. —No necesito las manos de una maldita mugrienta como tú, para eso tengo a mi mujer —le respondí con molestia y la hice retroceder unos pasos lejos de mi. —El antiguo capo pedía nuestra compañía aunque tuviera esposa, mi señor —habló la descarada. Mi mujer la dejaría sin cara y gozaria el