Capítulo 761
Dulcinea se acercó al sofá y tomó el estuche de joyas.

Lo abrió, revelando un conjunto de rubíes deslumbrantes bajo la luz. Pensó que no había mujer que no deseara esas joyas.

Luis, pensando que ella las quería, dijo con generosidad:

—Si las quieres, son tuyas. Eran regalos para ti.

Dulcinea esbozó una sonrisa irónica.

Levantó el estuche y, con desdén, derramó las joyas en el suelo. Incluso se quitó el anillo de diamantes rosados de su dedo y lo arrojó junto a las demás joyas, como si fueran basura.

Luis la miró con los ojos entrecerrados, su voz se tornó ronca:

—Dulci, ¿mi intención no significa nada para ti? ¿Todo lo que te he dado no tiene valor? ¿Nuestro pasado no tiene importancia para ti?

Dulcinea sonrió, una sonrisa casi imperceptible.

—¿Qué pasado?

—Aparte del dolor y las mentiras, ¿qué más hubo?

—Luis, como tú me trataste, yo te trato a ti. ¿Hay algún problema con eso?

Sus palabras fueron finales, su partida definitiva.

Luis permaneció sentado en el sofá, con la luz de la ma
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