Capítulo 515
Mario solo decía la verdad.

Ana, de hecho, había ido a una cita esa noche, aunque no esperaba encontrarse con alguien conocido, y mucho menos que su cita fuera Facundo Pizarro.

Pero frente a Mario, no quería mostrarse vulnerable.

Ana se recostó contra la ventana, su voz teñida de frialdad:

—¿Y qué si es así? Mario, entre nosotros no hay ninguna relación, no tienes derecho a controlarme.

Él no respondió, limitándose a observarla en silencio.

Pasaron unos momentos y Ana intentó abrir la puerta del coche, pero un leve clic indicó que Mario había activado el seguro de las puertas.

Ella lo miró fijamente. De perfil, él seguía mostrando esa expresión inescrutable, mirándola intensamente:

—La última vez acordamos que si teníamos necesidades físicas, podíamos buscarnos. ¿Acaso lo olvidaste?

Ana se sintió avergonzada y enfurecida.

Aunque habían sido pareja y habían compartido muchos momentos íntimos, no podía soportar que él lo mencionara tan descaradamente.

Mordiendo su labio inferior, replicó
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