La brisa fresca, de una tarde nublada y ventosa, le acaricia el rostro con delicadeza y juguetea con las hebras onduladas de su cabellera negra. Las lágrimas le resbalan por las mejillas, al recordar que a su difunto esposo le encantaba acariciarle el cabello.«No puedo creer que estés muerto», piensa melancólica.Se siente bien poder contar con un momento a solas, en el que puede dejar fluir su tristeza y no tener que disimular su dolor. Es lo que le ha tocado hacer en esos dos meses, sonreír delante de los demás y ser fuerte para lidiar con la casa, los invitados que no dejan de llegar y darle apoyo a sus dos hijos. Porque sí, considera a Gael como a un hijo más.Por lo menos cuenta con esa satisfacción y alivio, de ver a sus amados niños felices y juntos, al fin.Ella esboza un suspiro, se limpia las lágrimas y se encamina de vuelta a la casa.Una vez en la sala, le sonríe a Gael y a Gia, quienes se encuentran acurrucados en el sofá. Esos dos nunca tienen suficiente del otro, por l
«Me ha besado. El alfa me besó», celebró en su interior mientras miraba al hombre, que se había adueñado de sus pensamientos.La tristeza, de haber perdido a su mate sin siquiera haber tenido la oportunidad de hablar con él, provocó que el alfa se le acercara, puesto que él también sufría por la pérdida de la suya; por tal razón, veía en ella comprensión y alguien con quien poder compartir su pena.Por supuesto eran situaciones diferentes, porque la mate del alfa había sido asesinada mientras llevaba el fruto de su amor en el vientre y, aunque había transcurrido varios años desde aquel incidente, él aún no superaba aquella muerte.Pero a pesar de que se cerró a otras mujeres, en esa omega encontró esa paz que hacía mucho tiempo no sentía; asimismo, la emoción y los escalofríos que provocaba el deseo de tener contacto físico con una hembra.Katrina despierta exaltada y con lágrimas en los ojos. Desea tanto quedarse en sus sueños, para así vivir una y otra vez su historia de amor con su
El silencio se adueña del lugar, mientras que las miradas desconcertadas se posan sobre la hermosa y joven mujer que los visita.Katrina traga pesado y trata de disimular su disgusto y dolor, pero aún no es capaz de articular palabras.—Katrina... —Leoncio la saca de su ensoñación con un tono lastimero que a ella le avergüenza. No quiere la lástima de nadie ni que la vean vencida—. Su maletín... —musita con el mismo tono mientras le extiende el objeto que ha recogido.—G-Gracias... —tartamudea, razón por la que se aclara la garganta. Katrina mira en dirección a la extraña y la encara con firmeza—. La viuda del alfa Mateus soy yo, señorita Rut.—Se equivoca, señora; el alfa Mateus firmó un acuerdo de unión entre esta manada y la de mi padre. Incluso iba a mudarme con él antes de su muerte, solo estaba esperando a que terminara una misión. Me imagino que usted es Katrina, su concubina.Katrina siente que su corazón es traspasado por un dolor intenso, gracias a esa información desgarrado
Varios días después...Gael tuvo que convencer a Gia para que dejaran a Rut mudarse en la misma casa, que Katrina y el alfa Mateus construyeron para su familia. Por supuesto Gia no estuvo de acuerdo, pero luego de que Gael le explicara el plan de su madre, ella aceptó a regañadientes.Entretanto, Katrina se ha mantenido lo más distante posible de esa mujer, puesto que todavía no se siente capaz de llevar su plan a cabo.Esa mañana, Katrina tendrá una reunión con el alfa Leoncio, quien irá directo a su casa junto a otros visitantes de las manadas cercanas, quienes avisaron su visita para darles el pésame y mostrar su lealtad a los nuevos alfas supremos.—¿Hasta cuándo tendré que recibir el pésame de ese traidor? —masculla entre dientes mientras se dirige a la cocina.—Hasta que por fin la veo, Katrina.Ella se queda helada al escuchar a Rut, pero de inmediato recupera la compostura y finge una sonrisa.—He estado ocupada en estos días —se excusa.—No, yo lo que creo es que ha estado ev
«Tun-tun, tun-tun...»Los latidos de su corazón son tan intensos que siente que este le podría estallar en cualquier momento. Se encuentra en un estado donde no sabe qué hacer, decir, pensar o… sentir.«¿Qué ha sucedido?», se cuestiona desorbitada mientras corre por en medio del bosque.Pronto llega a la casa, pero en vez de ir con los demás, decanta en encerrarse en su habitación. Mira la cama y el cuerpo le tiembla, al recordar todas las veces que se entregó al alfa en carne y alma.—Te deseé, juro que fue así —dice entre lágrimas, al tiempo en que sacude la cabeza de forma brusca.Está alterada, lo sabe.¿Qué es lo que no entiende? Todo a su alrededor. ¿Acaso ha despertado dentro de un sueño sin sentido? ¿Cómo fue que su vida cambió tanto en tan solo un año?Vuelve a mirar la cama y los recuerdos se aglomeran en su mente de manera tortuosa.Se ve allí, deseosa y dispuesta a dar y a recibir placer. Nunca creyó que tuviera límites con el alfa Mateus, por lo que estaba segura de que
La tensión envuelve el comedor, donde todos los comensales observan la escena en silencio y a la expectativa. Por su parte, el alfa Leoncio se pone de pies, imitando a Gael; quien se ha levantado de su asiento y ha golpeado la mesa con furia. —No hable de lo que no sabe, alfa; quizás tenga más derecho del que piensa —responde Leoncio con tono provocativo. —¿Derecho, dices? ¿Acaso te has vuelto loco? ¿Qué es lo que en realidad deseas? ¡¿Sacarme de mis casillas?! —Su voz resuena tan potente como un trueno. —Ya hablamos acerca de lo que deseo, aunque ya se añadió otro reclamo a la lista, pero eso se lo haré saber en su momento. Por ahora me retiro, tengo mucho que organizar en mi manada. Gracias por la invitación. —Junta las manos, indicando despedida de forma cortés. —No vamos a incluir nada más, alfa Leoncio. ¡Ya deja el abuso! —refuta Gael con ira. Leoncio va a hablar, pero es detenido por Katrina. —Yo me encargaré de este asunto —interviene ella, al borde de los nervios—. Escuc
Las cosquillas placenteras le invaden los labios y pronto estos son humectados por la saliva de él, quien empieza a jalarlos con delicadeza, como si estuviera esperando su aprobación. Ella le hunde las uñas en los brazos, pero no llega a herirlo.Siente que colapsará en cualquier momento, debido a que las palpitaciones de su corazón se tornan rápidas e intensas, asimismo, la sangre se le pone caliente al igual que la piel.Katrina trata de controlar el ritmo acelerado de su respiración, pero le es imposible, ya que se encuentra demasiado alterada.Lo necesita.—Déjame ir... —suplica jadeante.—Tus palabras no se ponen de acuerdo con tu cuerpo, que me pide todo lo contrario. Eres mía, Katrina; y yo soy tuyo. ¿Por qué no lo aceptas de una vez y por todas? No le veo sentido a armar un drama de este asunto.—No puedo irme a tu manada porque mis hijos me necesitan.—¿Tus hijos? Ellos están muy bien siendo alfas supremos, mi loba. Además, no te impediré ayudarlos, por el contrario, uniremos
Una gran sonrisa se dibuja en el rostro de Katrina, cuyas mejillas son mojadas por las lágrimas que brotan de sus ojos celestes, debido a la emoción y la felicidad que esa maravillosa noticia le causa.—¿Es de verdad? ¿Voy a ser abuela? —confirma a manera de pregunta, puesto que se le hace irreal ver realizado aquel sueño.—Sí, ya lo confirmamos. ¡Estamos embarazados, mamá! —exclama Gia con alegría.De inmediato, los brazos de Katrina envuelven a su hija. Se siente dichosa y bendecida de que la felicidad por fin le ha llegado a su pequeña, quien sufrió tanto por amor.—Mi niña, ¡qué hermosa noticia! —Se aferra a ella mientras llora de la felicidad—. Gael, mi amor, ven aquí, mi niño. —Ella hace ademanes con las manos y este se une al abrazo familiar.Después de un largo y emotivo apretón, ellos se separan y Katrina empieza a mencionarles una lista de cosas que Gia debe y no hacer para cuidar su estado.—¡Es más, yo me encargaré de tu cuidado! —concluye, puesto que no se siente segura d