Olivia Damschroder
Mi madre me acaba de desinflar el ánimo, quiero decirle que me merezco esto que estoy viviendo con Owen y más, y que si me tropiezo yo sabré como levantar los pies, quisiera que mi padre estuviera aquí en este preciso momento y me diera un abrazo.
–Cuídate cielo, te mando muchos besos, te amo.
–También te amo, papi.
Después de esa conversación ya no me dieron ganas de continuar, me estaba comenzando a dar migraña, tomo una respiración profunda, enderezo mi espalda y entro a la oficina, paso la última hora comiéndome la cabeza por la actitud que ha tomado mamá, si ella supiera por todas las que pasé, si por un momento se pusiera a pensar que fue la mejor decisión que pude tomar, que estas cosas no se arreglan hablando, se les corta de raíz sin mirar atrás.
Amo a mis padres con locura,
Olivia DamschroderEn medio de la noche, el dolor de cabeza se encuentra en su estado más crítico, las náuseas invaden mi garganta. Empiezo a sudar frío. Si me da fiebre, tendré que meterme a la ducha, ya no traía el medicamento en el bolso, me muevo inquieta, quito la sabana de mi cuerpo, un fuerte brazo me regresa a su lugar, el calor es agobiante y las ganas de vomitar crecen a pasos alarmantes. Trato de volver a dormir, me duelen los ojos, apenas he dormido, por la incomodidad.Consigo ponerme de pie, apenas se mueve y no se ha percatado de que ya no estoy a su lado, eso es bueno. Me doy cuenta que son las cuatro y media. Recojo el pelo en la parte alta. Las ganas de vomitar se hace más intensa, llego al cuarto de baño sin siquiera encender las luces, espero poder vaciar mi estómago, pero no lo hago ya estando al frente de la tasa del inodoro, se disipan. Lavo el mal sabor que llega has
Olivia DamschroderLo hace tan difícil para mí, como si me quitaran una parte vital, un miembro importante, el aire para mis pulmones, me siento aturdida porque me falta su roce, me estoy volviendo adicta a sus caricias a su presencia. En poco tiempo ha logrado ese efecto, tiene esa clase de poder en mí. Logrando que me olvide del mundo exterior. Que solo quiera permanecer a su lado, no quiero caer en lo obsesivo, no puedo arruinar una nueva oportunidad por querer aprisionarlo, acapararlo y que se aburra de mi acoso.–Lo sé.Toma el bolso de viaje y lo lleva hacia abajo, toma mi mano con la suya libre, la despedida es inminente, solo que Owen le quería dar largas a como diera lugar. Se dirige a la cocina, se para al frente de la cafetera, me observa de arriba abajo, como si estuviese grabando mi imagen por completo en su cerebro, porque me voy a casa a encontrarme con un sujeto indeseable para &eacu
Olivia DamschroderLas palabras salen de su boca con un dejo de sufrimiento, como si decirlas le provocara un terrible dolor. Dolor que el mismo se causó. No puedo tenderle la mano para consolarlo, buena falta que me hizo la suya cuando la necesitaba, ya no.–Así es – mi respuesta no da pie para más.–Necesito que hablemos, que me escuches sin interrumpirme.–Este encuentro no es para una reconciliación, bien lo sabes.Lo detengo en su afán de buscar una solución, muchas veces esperé esto de su parte, explicarme, hacerme entender que era lo que pasaba por su mente. Porqué ahora, esto se salía de mis manos, ya no quería nada de él.–No vine para eso.–Muy bien, te lo aclaro, porque no quiero ningún malentendido, ni que pienses en que te estoy dando una oportunidad. Esto se acabó para siempre.
Owen Kewlyn Todavía no me explicaba por qué la había dejado ir sola, cómo me pude dejar convencer de ella, sé que era capaz de cuidarse por sí misma, pero no me fiaba de ex novios conflictivos. No pensaba someterme a semejante martirio por un minuto más. Conduzco el auto con destino a casa de Livy, sí, lo confieso, era mi primera vez como un novio celoso y no me gustaba nada lo que estaba pasando por mi cabeza. Definitivamente de esa manera no se podía vivir.¿Era normal que sienta la necesidad de estar junto a Olivia todo el día? Sí, era lo que deseaban tanto mi mente como mi cuerpo. A la cabeza no me viene más que estar a su lado, pegados como dos imanes. De haber podido, la mantengo amarrada a mi cintura, para que no se alejara de mí. El caso es que solo en casa no voy a encontrar ni la calma ni la paz que ella me trasmite.Podría haber a
Owen Kewlyn Si habían organizado una salida para ir de compras la podían posponer, no creo que Olivia se negara a ir con ellas. Les encantaba ir de compras ella y mi hermana, si se les unía mi madre, sería aún más placentero. Le voy a dar mi tarjeta a mamá para que gasten lo que quieran. Estoy dispuesto a darle a Olivia lo que me pida. Aunque mi hermana me diga que ella no está interesada en mi dinero, desde ya lo tiene dispuesto para lo que quiera.–Jillie, sabes que ya compré el anillo para pedirle a Olivia que sea mi esposa – lo digo como afirmación.–Sí, ya lo sé, ¿pero por qué la prisa?Puede que lo piense de esa manera, pero yo no lo creo así. Para ser sinceros, yo se lo hubiera propuesto desde hace mucho tiempo, solo tenía un pequeño impedimento, Justin.–Hoy cuando vino Justin a su
Owen Kewlyn Como podía esa criatura hacerme perder el control de mí mismo con tan solo un roce de sus labios, hacerme temblar de una manera tan rotunda con una sola de sus caricias, ella no tenía la menor idea de lo bien que le sentaba a mi vida, era tan diferente a lo que estaba acostumbrado, era como un rayo de sol, derritiendo una capa de nieve. Ya no tenía posibilidad de ir en otra dirección que no fueran sus brazos, sus labios y su corazón.La pongo de espalda, deslizo mis manos hacía arriba por sus costillas hasta tomar sus pechos, los sobo a mi antojo, beso la exposición que deja su cuello, mi lugar favorito, me envuelve en sus gemidos. Contonea su trasero en mi entrepierna. Sube el calor a mis partes erógenas. Deslizo una de mis manos hasta su ombligo, acaricio en cirulos su abdomen, toma mi mano y la baja un poco más, encuentro su centro deseoso, suave y expectante.
Olivia Damschroder Es un hecho, Owen se va a quedar el fin de semana conmigo o el tiempo que él decida. A mí se me apetecía toda vida. Después de la rápida y calurosa bienvenida, nos quedamos abrazados en la cama, hablamos de todo un poco, de lo mucho que le gustaba estar conmigo, de las nuevas cosas que le hago sentir. También era una sensación nueva para mí. Después de muchos años de sexo casi en solitario, aparte de Justin yo no había estado con nadie más.–Eres hermosa.Sus palabras me elevaban. Esas simples palabras me hacían soñar. Me estaba mal acostumbrando, me estoy volviendo adicta a él, a sus palabras a sus caricias, tendría toda la vida para disfrutar todo de él y hacerle disfrutar por mi parte.–Y tú eres bello.Sus ojos azules eran tan intensos, que con solo una mirada me transmit&
Olivia Damschroder Ese día conoció a la verdadera Olivia, se me cayó la piel de buena, me volví una víbora sin corazón. Todo lo que me había callado salió como río desbordado. Mi alma se bañó de paz, regocijo y libertad. Era libre, me había desecho de esa mancha en mi pulcra vida. Era extraño y mezquino. Definitivamente Justin era un caso cerrado.–Tú actuaste en defensa propia, esa relación ya no iba por buen camino.–Se echó toda la culpa – le confieso – también asumo mi responsabilidad de ser tan sumisa en su presencia.–Olivia, tu no cometiste ninguna falta.Eso era fácil de decir, pero los seres humanos, nos volvemos masoquista y nos enviciamos con cosas que nos dañan y nos vuelven inestables emocionalmente. Las circunstancias obligaban a salir de ese bache, de darl