Capítulo 206 No se hace esperar mucho las palabras que salen de los labios de cada uno. Uno de ellos está más interesado en saber cómo es que se mueve el otro, se remueve como si fuese lo mejor para hacer saber que está interesado en hacer sentir interés. Maya es quien hace las preguntas y Mason se acerca más para contemplarla con una sonrisa. Ni siquiera pueden saber en qué momento estarán plenamente confiados el uno con el otro cuando ya han pedido algunos cafés al principio. Mason dice que sería bueno comer aquí de una vez, puesto que no creía que su compañía sería satisfactoria. Y Maya, respondiendo a esto, no puede hacer más que ojos insinuantes y fieles a lo que dice Mason. En medio de aquella poca luz, y su acercamiento poco a poco, han conseguido mucho más de lo que necesitan. Y Mason exclama:—Me agrada tu manera de ser, como eres. Eres especial y confió en que posees una intuición excepcional. Eso…me agrada de ti —le hace saber, confiado. Su finura es impresionante.
Mason finalmente ha fruncido el ceño, alejándose.Y dentro de poco tiene sus ojos ambarinos dirigidos hacia él. Sólo hay ira. Sólo queda furor, arrebato, coraje. Y la observa inclinar su rostro.—Me sorprendes —murmura—. Que digas que necesito a alguien. Yo no necesito a nadie —tira la carpeta hacia la mesa—. Pero qué lástima —Maya mira a otra parte, con la mirada casi perdida—. Que haya creído en ti y haya decidido ciegamente tenerte a mi lado.Mason mira la carpeta mientras los documentos de las cuentas están ahí. Un sulfure por la decadencia aparece mientras observa cada una de las facciones que su acompañante da sin tener alguna otro mohín sino la seriedad. Puede observar que no queda rastros de lo que quedó en el principio y se da la vuelta para tomar su barbilla y hacerla verlo.—¿Ahora ya no me crees? —le dice. Y se mantiene totalmente calmado a pesar de que el sentido de todo esta falsa compañía se haya perdido por completo—. Maya, Maya, Maya…¿Qué has hecho? —repite c
Maya abre los ojos con fuerza y empieza a dar golpes en su pecho para alejarlo. Sabe que Mason está buscando sus labios y que desea que le corresponda pero Maya aprieta sus labios y entonces toma una de ellos y lo muerde, haciendo que quite sus manos de ella. En un segundo lo empuja hacia un lado.Tiene que correr hacia el otro lugar, con rapidez. No quiere ver nada más que la salida de aquella calle y comenzar a desaparecer cuanto antes. Mira sobre su hombro y dentro de poco, parece volver a la vida. Regresa a la vida en cuanto su cuerpo está chocando con aquel que ahora la sostiene. Su vida se vuelve de todos los colores, se vuelve negro y blanco, de ojeada gris. Y no puede sentir más miedo mientras esté ahora en sus brazos, en los brazos que la toman con fuerza y se apresura a sentirla gratamente y por ausencia de su vida. La vida que suya. Y la vida que él le entregó desde el primer día.Y lo siente, jadeando, las manos sobre su rostro.—Maya, cariño—lo escucha decir—.
Aparta la mirada de él para negar suavemente con la cabeza.—Todo lo hicimos. No debíamos dejar que él siguiera haciendo daño a toda esa gente. —Sí, claro que sí. Todo saldrá bien y ese criminal estará pasando muchos años tras las rejas —le contesta Mauricio. —¿Y que pasara con su fortuna? No tienes padres, ni familia —Maximiliano le pregunta a cuando se acerca—. Toda esa organización iba con tratados con esos otros países. Y apenas esa corrupción era una tapadera.—Lo sabremos, lo vamos a investigar —responde Mauricio—. Ahora, Alejandra quiero pedirte que lleves a mi hija lejos de aquí. Yo me quedaré con el señor D´Angelo.—Quiero saber cualquier cosa, papá. No dejes de informarme.—Es probable que se necesite de tu declaración.—Lo haré, no hay problema. Con tal de que refundan a ese hombre en la cárcel yo haré….Se acalla. El vaivén es tan rápido que mueve la cabeza con rapidez.Y tiene que buscar algo a lo que afianzarse. Y ese algo es el brazo de Alejandra que está
Había armado un plan para acabarlo, para atraparlo. Después de que se hubiese enterado de la verdad, ahí agachada mientras asimilaba aquella revelación, Maya miró infinitudes de cabos sueltos que se ataron mientras eran acorralados a esta cruda verdad, que no pasó más de la cuenta para hacerla entender de esta gravedad. Con una fuerza que sacó de su propia rabia hecha por el dolor de ser traicionada de esta forma, se ayudó a levantarse a tambaleos. Miró una vez más los papeles que se encontraban en sus manos y sintió repugnancia, dolor, conmoción. “Bigger.” Más alto, más elevado. Era el seudónimo que usaba Mason. Pero en ningún momento se decía su nombre. Tratando se leer sin irse en vómito, sus lágrimas de enojo se observaron mientras leía.“Corrupción. Lavado de dinero…” infinitudes más de casos. Y era un documento perteneciente al FBI. Sin embargo no fue aquello lo que hizo hacerle estremecerse hasta sentir arcadas por nauseas. “Asesin@tos…”Maya apretó los ojos, como si hub
Aún no conocía quien había tomado su posición, y no pudo darse el lujo de durar tanto tiempo allí. Y ni siquiera sabía si esos papeles seguían ahí pero recuerda haberlos guardados muy bien. Incluso pudo hacerle el favor de abrir la puerta la nueva subgerente de administración, que la conocía desde hace muchos y se excusó diciendo que habían cosas que todavía no recogía del lugar. Sin titubeos aceptó. Maya corrió con el tiempo a buscar en dentro de los gabinetes pero no lo consiguió. Y se sintió por un momento fuera de sí y de la posible salida. Así que pensó y pensó y pudo lograr sentir un brillo de esperanza cuando miró la oficina de Maximiliano.Corrió hacia ella. Y se adentró con rapidez hacia el escritorio. Si no estaba en su oficina, debía estar aquí. Debía estar…Y Maya miró la estantería. Pudo haber sido la última elección pero no tenía ya tiempo. Y se acercó, buscando entre los papeles y los documentos. Sin tener éxito durante unos minutos, dejó caer los brazos. No pued
Maya lo contempló una vez más.—No has hablado conmigo todavía —dijo, pero en su rostro había una sonrisa—. Señor…—Ya que estaremos con tu padre…—No, no —Maya negó—. Dame la oportunidad de hablar con él. El cree que solo fuiste mi jefe. Ya sabes, es mi papá…es muy…celoso.Maximiliano soltó unos sonidos de risas que se quedaron en su sonrisa.—No te preocupes…—susurró—. Haré lo que tú me pidas.Y Maya conoció aquellos gestos esplendidos. Y trató de no sonreír por tenerlo ahora de esta manera.Sin embargo, el andar se detuvo justo cuando el ascensor arribó. Una presión en la cabeza hizo detener el andar con fuerza, y Maximiliano sostuvo la puerta del ascensor mientras le daba una ojeada, preocupado. La sensación fue feroz. El mareo inundó cada rincón del cuerpo y tuvo reacción. El mismo se fue hacia un lado y alzó la mano para sostenerse de la pared. Se sintió vacía y con el alrededor dando vueltas e incapaz de hacer otro movimiento. —¿Maya?—Estoy bien —balbuceó. Tocándo
Decide que el mejor de los regalos para la fiesta de revelación del bebé de Jenny es éste corral hermosamente bordado con encaje. Totalmente blanco y con destellos dorados. Lo observa una vez más y sonríe. Está feliz de haber encontrado finalmente el regalo perfecto. También otro par de ropa para el bebé, porque siendo ella y Alejandra las únicas que conocen el género, ha corrido con la suerte de no equivocarse. Le sonríe a la mujer para agradecerle de su atención y asiente en cuanto las cosas ya están listas para empacarse. Cuando se aleja un poco, con las manos dentro de su abrigo, sigue mirando de igual manera la montaña de atuendos para bebés que contempla con allegada sensibilidad. Puede estar ciertamente afecta a estos sentimientos, y realmente no sabe por qué. Acaricia con cuidado la suavidad que le otorga la finura de la ropa y sonríe. Está feliz por Jenny, porque ya será madre. Está feliz por Jason, porque dentro de poco Diana también dará luz a su hijo. Y ella, pese a tod