Capítulo309
Justo cuando Marina quedó paralizada, una mano firme la sostuvo por la cintura.

—Marina, me vas a dar un susto —dijo el hombre mientras la ayudaba a equilibrarse, rodeándola con cuidado, su rostro reflejando una gran preocupación—. ¿Estás bien?

Afortunadamente, llegó justo a tiempo.

Si no, el accidente habría sido grave…

En ese preciso momento, Camilo llegó demasiado tarde; él estaba detrás, observando todo desde lejos.

Martina y los demás se quedaron boquiabiertos al ver al hombre que había sujetado a Marina.

Lorenzo sonrió con calma y avanzó un largo paso.

—Diego, gracias. Si no hubieras llegado, mi novia habría caído.

—¿Tu novia? —preguntó Diego, con una expresión de desconcierto.

—Sí —respondió Lorenzo, sonriendo con habilidad.

—¿La madre de mi hijo? ¿Cuándo se convirtió en tu novia? No me había enterado —replicó él, con una expresión confusa, y sus ojos se oscurecieron.

—¿Y tú quién te crees? ¿No te da vergüenza tratar de hacer esto?

La tensión era evidente en el ambiente.

¿Esa mu
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