Capítulo 98
Camilo abrió la puerta del auto, se acomodó en el asiento del conductor y escuchó la voz tan fría de su jefe desde el asiento trasero:

—Llama a Luis. Quiero concertar una reunión con él.

No importaba lo que pasara, Marina no podía seguir en Marbesol.

Camilo pensó en Yadira y en el rostro de su hija.

Cuando Luis recibió la llamada de Camilo, levantó una ceja, sorprendido.

Era raro que Camilo lo invitara a discutir algo.

—Dile a Camilo que esta noche a las siete me parece del todo bien para poder concretar así la cita —dijo Luis antes de colgar.

...

Yolanda, al recibir la llamada de Marina, se apresuró tan pronto como pudo a ir al reservado del bar.

Al entrar, vio una botella de licor vacía sobre la mesa.

Solo una botella, no es para tanto.

Como el licor no era tan fuerte, Marina parecía estar en sus cinco cabales.

—Marina, ¿qué te pasa? —le preguntó Yolanda, dándole un ligero codazo—. ¿Estás bebiendo para olvidar la tristeza que te invade?

Marina levantó repentinamente una ceja y sonrió
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