Marina abrió la puerta del auto y se acomodó en el asiento del copiloto.
Pedro arrancó el vehículo a gran velocidad y comentó:
—La señorita Leticia y el señor Diego hacen una pareja muy bien armonizada.
Marina, con los ojos ligeramente enrojecidos, observaba la mansión que se alejaba en el retrovisor y respondió en voz baja:
—Sí, son una pareja muy adecuada.
La compatibilidad era clave en estos casos para que una relación funcionara a largo plazo.
Una vez entregado el cuadro, Marina llamó a Luis. Su voz sonaba algo áspera y cansada.
—Perdona la molestia, el cuadro ya ha llegado —informó Marina.
Luis, apartando tan pronto como podía a Pilar que estaba a su lado, respondió :
—Sí, mañana tengo compromisos importantes no iré para nada a la oficina.
—Entendido —dijo Marina antes de colgar.
Trabajar como secretaria de Luis no era especialmente agotador.
Esa noche, Yolanda arrastró a Marina a un karaoke cercano. Ambas, vestidas con camisetas cortas que dejaban al descubierto por completo el