Capítulo 518
A la tarde siguiente, puntual a las dos, Enrique y Pablo llegaron al hospital.

—¿Marina sigue tan mal? ¿Por qué lleva tanto tiempo en el hospital? —preguntó Enrique.

—Eso no nos importa en lo absoluto, al final no es de la familia Zárate después de todo —respondió Guillermo, siempre tan indiferente.

Las puertas del ascensor se abrieron y se dirigieron directo a la habitación de Marina.

Al entrar, notaron que, además de los Zárate, había otros accionistas en la sala.

Enrique y Pablo se miraron, confundidos.

Ambos pensaron lo mismo: ¿Qué hacen en este lugar?

Marina les sonrió amablemente, les señaló el sofá y les hizo un pequeño gesto para que se sentaran.

Ricardo les sirvió una taza de café.

—Perdón por la incomodidad, pero por razones de salud solo puedo recibirlos aquí en el hospital para hablar de este tema —dijo Marina, manteniendo un tono muy cordial y amigable.

Un accionista llamado Ramón, claramente impaciente, no perdió más tiempo y fue directo al grano:

—Señora Marina, ¿qué es
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