Verónica entró al ascensor, y al ver que había varias personas, decidió esperar. Quería averiguar qué hacía Diego: si no iba a ver a Margarita, ¿entonces adónde iba?Cuando el ascensor quedó vacío, Diego salió en el piso doce, y Verónica lo siguió con cuidado. Lo vio entrar en una habitación custodiada por guardias de seguridad. Para no llamar la atención, fingió buscar otra habitación, pero al pasar junto a la puerta, una enfermera salió, dándole la oportunidad de mirar discretamente hacia adentro.Lo que vio la dejó helada: Diego estaba besando a una mujer. Por un momento, quiso entrar y enfrentarlo, pero suspiro y se contuvo.Dentro de la habitación, Diego dejó una bolsa sobre la mesa y miró a Marina, quien, como siempre, intentaba trabajar.—Deja eso ya. Necesitas descansar, Marina. No te esfuerces más —le dijo con voz tranquila.Mientras tanto, en el pasillo, Verónica decidió irse. Tomó el ascensor de regreso, pero estaba visiblemente molesta. Sus pensamientos iban a mil: ¿Cómo l
El número que aparecía en la pantalla era desconocido, pero Yolanda decidió aun así contestar.—Señorita Yolanda, yo soy la madre de Victor —La voz de Josefa sonaba seria.Yolanda sintió un mal presentimiento al instante. Sabía perfectamente por qué estaba llamando.—No voy a dar rodeos, señorita Yolanda e ire con usted directo al grano. Usted y Victor no son compatibles. —Josefa no suavizó sus palabras.— Mi hijo necesita a alguien que sea su apoyo, que esté a su lado en las buenas y en las malas. Claramente, usted no es esa persona, y además, su familia está fuera de nuestro alcance.Yolanda apretó los labios, escuchando cada palabra con calma exterior, aunque por dentro algo se rompía. Sabía que este momento llegaría.—Entendido —Su voz se mantuvo firme, aunque algo apagada.— No estaré con Victor.Josefa, al oír su respuesta, bajó un poco el tono, pero su determinación seguía intacta:—Me alegra escuchar eso. Y de veras confío en su palabra. Fátima ha estado al lado de Victor todo es
Eldoria era una ciudad pequeña, en donde Victor se había establecido después de dejar su tierra natal en busca de nuevas oportunidades. En los últimos días, había intentado contactar a Yolanda una y otra vez, pero ella no respondía. Esto lo estaba poniendo cada vez más nervioso, al punto de que decidió que al día siguiente volaría a Estelaria para buscarla.Esa noche, después de salir del trabajo, se dirigió al hospital. Y al entrar a la habitación, encontró a Josefa y a Fátima.Josefa, al verlo, sonrió cálidamente y dijo:—Victor, qué bueno que llegaste. Seguro que no has cenado, ¿verdad? Justo Fátima preparó sopa.Fátima, con una sonrisa discreta, se acercó con un tazón:—Victor, tomate un poco. Yo misma acabo de prepararla.Él aceptó el tazón y dio un sorbo.—Muchas gracias.Josefa observaba la escena con satisfacción. Siempre había querido que su hijo y Fátima terminaran juntos. Y desde el accidente, Fátima no había dejado de cuidarla, sin descansar ni un momento.Suspiró y, con to
Victor nunca imaginó que los padres de Yolanda pudieran ser en verdad tan malintencionados. Pero saco coraje de donde no había, y volvió a entrar a la habitación del hospital. Fátima, con una expresión seria, sacó su celular del bolsillo, bajó la vista y comenzó a escribir un mensaje. Tras unos segundos, lo envió:[Yolanda, ¿quieres saber por qué terminé en la cama con Victor? Porque tus papás nos obligaron a tomar algo que tenia algún menjurje raro que me dejo sin saber lo que hice.]En Valderón, Yolanda vio el mensaje y, al instante, el celular se le cayó de las manos.Con los dientes apretados, se tapó la boca para evitar un grito de desesperación.Cuando leyó el mensaje de Fátima, la furia se le subió a la cabeza. No podía creer lo que acababa de descubrir....Victor llegó a Estelaria con la rabia quemándole por dentro. No perdió tiempo y se fue directo a la casa de Yolanda, pero al llegar, descubrió que ella no estaba allí. Preguntó al mayordomo, pero este solo le negó con la ca
Por el bien de su amiga, Verónica reunió todo su valor para enfrentarse a Diego.—Jefe, soy empleada del Grupo D&M y también soy amiga de Mari.Verónica vio que Diego no mostraba ni una pizca de emoción en su rostro, pero decidió no retroceder.—Necesito hablar con usted.Diego la miró con una expresión sombría, y algo confundido, le respondió:—¿Acaso la conoces?—Sí, Mari es una de mis mejores amigas —dijo Verónica, firme en su respuesta.Diego, aunque no estaba muy convencido, la observó con atención y, sin cambiar su tono, preguntó:—¿Y qué quieres pues de mí?—Me llamo Verónica y vengo a hablarle como amiga de Mari —Verónica, a pesar de intentar sonar segura, no podía evitar sentirse algo nerviosa.Diego miró su reloj con impaciencia y, cortante, le dijo que fuera directo al punto.—¿Está ella en el hospital? ¿La has ido a ver? —Verónica lo miró fijamente. —Ella está herida, en el hospital, y tú ni te has dignado en visitarla, pero sí te vas a preocupar por otra mujer.Verónica se
Él se dio vuelta y salió apresurado de la habitación.Margarita y Verónica se miraron, sin saber en ese momento qué decir.Verónica suspiró.—Perdón, de verdad.Margarita sonrió resignada.—No pasa nada, también te preocupas por mí. ¿Crees que debería cambiar de trabajo? Ya hay ciertos rumores en la oficina de que soy la esposa del jefe. Con todo lo que pasó, seguro que él no me va a dejar seguir aquí.Los beneficios en el Grupo D&M son realmente buenísimos, y le costó un montón conseguir ese trabajo, así que Margarita realmente se siente un poco mal por la idea de irse.Después de que Daniel salió de la habitación, se aseguró de investigar a fondo los rumores. Para su sorpresa, la gente hablaba de que la esposa del jefe trabajaba allí. Inmediatamente le pidió a Max que se encargara de los rumores y le ordenó de inmediato que emitiera un comunicado oficial.En cuanto si Margarita podría seguir en la empresa, eso solo lo decidiría el jefe.…Daniel tocó la puerta y entró en la habitació
Victor entró primero a la habitación para ver a Marina, y luego salió del hospital con Yolanda.Cuando Yolanda se sentó en el auto, Victor no perdió tiempo y la abrazó, levantándola amoroso para ponerla sobre sus piernas.El calor de su cuerpo la envolvió totalmente.—He intentado llamarte estos días, ¿por qué no me contestas? —dijo Victor, con la voz grave y un tono algo quejoso.Yolanda instintiva bajó la mirada y, en un susurro, le preguntó:—¿No estabas ocupado con lo de tu mamá? ¿Cómo está Josefa?Victor entrecerró los ojos. Sabía que ella estaba evitando la pregunta. La apretó aún más contra su cuerpo y le susurró al oído:—No fue nada grave, pero tuvo que quedarse en observación. Ya está fuera de peligro.Luego, sus labios se posaron con suavidad sobre su cuello, y el calor del beso la hizo estremecer un poco.Yolanda intentó moverse, giró de inmediato la cabeza, y trató de alejarse:—Estoy con la regla, no me toques tanto.Victor, confundido, le preguntó:—¿No te baja siempre a
Victor estaba parado afuera, escuchando la videollamada entre Yolanda y Lorenzo, con una expresión algo seria.La puerta de la habitación no estaba completamente cerrada, y como Yolanda había regresado y estaba tan ansiosa por hablar con Lorenzo, no usaba audífonos. Todo lo que decía se escuchaba con claridad.Yolanda comentó mientras le aseguraba a Lorenzo:—De verdad, no me voy a meter en tu vida ni en lo que haces con las mujeres. Pero dime, ¿vas a casarte conmigo sí o no?Lorenzo ya estaba cómodo en una sala VIP, esperando a la mujer que había traído para comprar un bolso. Escuchó atento la pregunta de Yolanda y, algo desconfiado, le respondió:—Señorita Yolanda, no estarás acaso embarazada y estas buscando a alguien que se haga cargo, ¿verdad?¿Qué imaginación tan grande tenía ese tipo?Yolanda furioso le respondió:—¿De verdad piensas eso? Si quieres, podemos hacer un chequeo médico antes del matrimonio. Aunque, también me preocuparía si tienes hijos ilegítimos.Lorenzo, algo org