De repente, un estruendo enorme sacudió el aire, y las puertas del castillo volaron por los aires.El auto de Claudia salió disparado, atravesando las puertas destruidas, y se lanzó hacia afuera a toda velocidad.Los guardaespaldas, apresurados, arrancaron sus vehículos para perseguirlo, intentando cortar la fuga de Claudia.Diego recibió la llamada de uno de los guardaespaldas de inmediato; su rostro se ensombreció.Lidia, que antes se había aferrado a sus piernas, ya había sido retirada con fuerza por Victor.—Yulia ha sido raptada —dijo Diego, con voz baja, mientras tomaba la mano de Marina y salía rápidamente del salón.Marina, al escuchar esto, dejó caer asustada el vaso de vino que tenía en las manos, estrellándose contra el suelo en mil pedazos.Su rostro se palideció al instante, y sus ojos se llenaron de pavor.Ambos corrieron despavoridos hacia la salida.Luna, al ver que Diego y Marina salían corriendo, sorprendida, gritó:—¡Marina! ¿A dónde van?Eduardo, al ver la situación
El agua fría del mar casi la envolvió por completo en un instante.Las enormes olas golpeaban a Marina con tal fuerza que parecía que la iban a arrastrar.Justo cuando sentía que las olas la iban a tragar, un guardaespaldas que la había seguido con rapidez logró sujetarla.—¡Señora, no puede seguir! —gritó el guardaespaldas, usando todas sus fuerzas para arrastrarla de regreso a la orilla.…El sol ya se estaba poniendo.Era como si el tiempo se hubiera detenido. Marina, envuelta en una manta, solo estaba sentada en la playa, mirando al vacío.Sus ojos estaban vacíos, sin expresión alguna, con los párpados hinchados y las huellas de las lágrimas todavía frescas en su bello rostro.El viento del mar desordenaba su cabello.Miraba las embarcaciones que salían una tras otra, buscando a su hija, con el rostro impasible, totalmente desesperada. Su hija siempre fue tan adorable.Después de asegurarse de todo, Diego se acercó cariñoso a Marina, con una caja de comida y una botella de agua en
Sacaron el auto del mar. Dentro del vehículo, Claudia estaba muerta, con el cinturón de seguridad puesto. Tras revisar minuciosamente el auto, descubrieron que alguien lo había manipulado. Según cómo Claudia había escapado con Yulia, se podía suponer que no quería llevar a Yulia a la muerte. Lo más probable es que su intención fuera llevársela para hacer algo con ella. Pero ahora todo eso ya no tenía sentido.Marina solo podía rezar todos los días, rezar para que su pequeña hija, arrastrada por las olas, hubiera sido rescatada y estuviera viva.Por la mañana, la luz del sol entró en la habitación, y el reloj despertador sobre la mesita comenzó en ese momento a sonar, vibrando con fuerza. Marina de repente abrió los ojos, parpadeó, sintiendo los ojos secos, y se sentó. Apagó el reloj, se levantó de la cama y se estiró. Hoy tenía que ir a la casa de los Cabello. Había cosas que debía resolver.Se paró frente al espejo, se arregló un poco. Aunque su rostro mostraba señales claras de agot
Esto era el final de todo.Al escuchar esto, Luna palideció al instante, con los ojos llenos de incredulidad.—Marina, ¿qué estás diciendo? Nosotros no sabíamos que esto iba a pasar, tú... Pero Marina la interrumpió en ese momento con una mirada sombría.—Dejaste que Claudia llevara a mi hija al baño, la dejaste salir con ella. Eso significa que confiabas plenamente en ella. No importa si te engañaron, tus excusas no cambian nada.Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Luna, incapaz de encontrar las palabras adecuadas.Ella nunca imaginó que Claudia fuera una mentirosa. ¿Cómo iba a saberlo?Marina la miró fijamente, sin titubeos en su mirada.—Eduardo, Luna, me voy.Sin pensarlo más, se dio la vuelta y de inmediato se fue. Nunca tuvo una familia. ¿Para qué seguir?Luna, entre sollozos, se recostó en los brazos de Eduardo.—Amor, no fue mi intención. No sabía... No sabía en realidad que Claudia se acercaba a mí con malas intenciones... No sabía nada... Marina me culpa...Eduard
Marina miró el mensaje durante varios minutos, inmóvil.Finalmente, le respondió a Daniel:[Les deseo un buen viaje.]Daniel vio el mensaje y se tensó un poco, ya que Diego estaba sentado junto a él, mirando atento su pantalla.Diego giró la cabeza, apretando los labios con fuerza.Marina regresó a casa y se dirigió directo a su habitación. Se metió en la cama, envolviéndose en las sábanas.No fue sino hasta las 4:30 que se levantó, se cambió apresurada y bajó corriendo.—¿Marina, no vas a cenar? —preguntó Yolanda, con cara de sorpresa.—Hmm…, tengo algo que hacer —respondió Marina de manera breve y salió corriendo de la casa.A esa hora, el tráfico en Estelaria estaba imposible. Las calles estaban colapsadas, llenas de autos.Marina apretó con fuerza el volante, cada vez más molesta, mirando la hora con ansiedad.Poco a poco, el tráfico empezó a despejarse. Finalmente, el auto tomó la autopista y la situación mejoró de forma notable.Pisó el acelerador a fondo, el motor rugió y el aut
Eva fue a buscar ayuda de su exesposo, pero la respuesta que recibió fue cortante: que se las arreglara solo.No sabía en ese momento a quién más recurrir, hasta que Marina se le acercó.Marina le prometió ayudarla, pero hasta ahora Eva no había recibido ni una sola noticia. En realidad, ya había perdido la esperanza.Justo cuando pensaba en a quién más podría pedirle dinero, recibió un mensaje.[Marina y Diego ya se divorciaron. Ella también rompió con la familia Cabello.]—¿Marina y Diego se divorciaron? ¿Y rompió con la familia Cabello? —Eva murmuró, algo confundida. No entendía por qué Fernando le estaba enviando ese mensaje.Poco después, llegó otro mensaje:[Hazle saber esto a tu exesposo.]Eva dudó por un momento. Marina le había prometido el 5% de las acciones del Grupo Zárate, y eso le tentaba bastante.Así que, sin pensarlo demasiado, marcó de inmediato el número de su exesposo.—Te lo dije, no voy a ayudarlo. Si la pequeña empresa se va a la quiebra, que se hunda por complet
La charla entre Mateo y Enrique estaba llena de desprecio hacia Marina. Ambos pensaban que sacarla del poder en el Grupo Zárate sería como pan comido. Después de todo, era solo una mujer sin respaldo.Enrique soltó una risa sarcástica y dijo:—Cuando la vea mañana, le voy a dejar claro que tener acciones del Grupo Zárate es tan complicado como agarrar un hierro al rojo vivo.Pablo, aún algo nervioso, intervino con cautela:—Pero ojo, hay que tener cuidado. Ella estuvo poco tiempo al mando, pero cambió la página web y firmó un acuerdo con el Grupo Horizante para colaborar en la nube. No es cualquier cosa, tiene cierta visión.Mateo, sin darle mucha importancia al asunto, levantó la mano y dijo:—No te preocupes por eso, no somos tontos.Lo que no sabían era que Marina ya había anticipado todo. Tranquila y decidida, tenía su plan listo. Sabía bien cuál era su situación y estaba segura de que Mateo y los demás no iban a soltar tan fácil las acciones que ella tenía en sus manos. Ahora solo
Victor guardó silencio un momento.—Mamá, Yolanda no es como sus padres. Ella es la persona con la que quiero estar de verdad, y no voy a rendirme, definitivamente pase lo que pase.Josefa respondió, molesta:—¿Ah, vas a ir contra mí, Victor? Fátima está bien, ha estado a tu lado todo el tiempo, la he visto. ¿Y Yolanda qué tiene? Solo es una niñita consentida.Victor suspiró, como cansado de la tediosa conversación.—Mamá, no quiero discutir más.Josefa, al ver que su hijo se rebelaba contra ella, soltó enfadada:—Haz lo que quieras, pero yo no voy a aceptar ese matrimonio. No la traigas aquí....Esa noche, la habitación estaba suave y cálida, con una luz tenue que la hacía sentir acogedora.Yolanda salió del baño envuelta en una bata, y al verla, Victor, recostado en la cama, la observó en silencio, esperándola.Ella se sentó justo frente al espejo y empezó a limpiarse la cara.Victor se levantó, caminó hacia ella y, con toda la calma del mundo, tomó el peine y comenzó a peinarle cui