Ella pensaba que la herida sanaría sola en unos días, sin necesidad de aplicar ningún tipo de medicamento. Marina se recostó contra la puerta del auto, mientras Diego la miraba fijamente.—¿Te acercas tú o me acerco yo?—Prefiero ninguna de las dos.Diego soltó un suspiro exasperado y, sin esperar más, se movió de inmediato hasta su lado, abrió la pomada y, con una determinación inquebrantable, tomó la mano de Marina para aplicarle el medicamento. Su piel era muy clara, y la marca roja e inflamada de la herida resaltaba aún más. Diego, mientras aplicaba cuidadoso la pomada, tenía una expresión seria y concentrada, muy diferente a su habitual despreocupación.Mientras él la curaba, Marina recordó lo que Yadira le había contado, y sintió cómo las lágrimas comenzaban a nublar en ese momento sus ojos. Según Yadira, había pasado la noche con un vagabundo, un total desconocido.Diego terminó de aplicar el medicamento y, al levantar la vista, notó que los ojos de Marina estaban ligeramente
Diego de repente sintió que estaba enseñándole a una joven ejemplar a comportarse como una verdadera villana.—Olvídalo. Aún no te he llevado al altar, y no quiero que termines en la cárcel por tu ingenuidad —se rio entre dientes y agregó.—Déjame encargarme del asunto de Yadira, ¿te parece? No es necesario que lo resuelvas todo sola.Marina bajó instintiva la mirada; en realidad, su idea inicial era que Yadira experimentara, poco a poco, la amarga sensación de perderlo todo.—Eres increíble. Me encantaría ser tu aprendiz —comentó de repente, con un tono bastante juguetón.—¿Qué? —Diego la miró, sorprendido.Hubo un breve silencio en el que Diego cruzó los brazos, sentado con una actitud de jefe y una expresión enigmática.—Esta noche te daré esa oportunidad.Marina se quedó atónita; su mirada divagó por instante, deteniéndose en sus largas y elegantes piernas, cubiertas por el pantalón de traje. Esas piernas las había visto antes; eran fuertes y de líneas armoniosas. Cuando estaba de
En el hospital, Julio acompañaba a Leticia a su consulta prenatal. El médico le informó que el feto estaba en perfectas condiciones y que ella esperaba gemelos. Vestida con ropa de maternidad, Leticia lucía un rostro sonrojado que reflejaba la ternura que comenzaba a asociar con su nueva condición de madre.Al salir del hospital, regresaron directamente a las Mansiones de la Felicidad. Leticia tomó una foto de la ecografía de los gemelos y se la envió a Flavio.Leticia: [Flavio, por favor, dile al señor Armando que estoy esperando gemelos y que el médico ha confirmado que todo está muy bien. LE agradezco al señor Armando por su apoyo en nombre de los niños.]Julio esperó pacientemente a que Leticia enviara el mensaje y, luego, le dijo:—Leticia... Bueno, cuida bien de tu embarazo; yo me iré. Si necesitas algo, no dudes en llamarme.Temía que, una vez que Leticia diera a luz y entregara a los pequeños a la familia Herrera, pudiera arrepentirse. Sin embargo, ahora que estaba embarazada,
Julio seguía sin obtener la respuesta que tanto anhelaba. Con un tono resignado, decidió mejor cambiar de enfoque.—¿Y si mi novia tuviera una personalidad similar a la tuya?Marina, apresurada por concluir su trabajo y con planes de cenar esa noche con Diego, respondió de manera rápida y directa.—Si fuera yo, elegiría mejor quedarme con mis bienes y seguir adelante.La vida de soltera y con recursos también tiene su atractivo, ¿no crees?Julio mostró una leve sorpresa ante su respuesta, pero al recordar cómo terminó la relación entre Marina y Camilo, empezó a reflexionar un poco. Tal vez, si Marina se enteraba de que Diego ya tenía un hijo con Leticia, decidiría dejarlo por su propia cuenta. Sin querer interrumpir más su labor, Julio le agradeció y de inmediato se marchó. Marina levantó brevemente la vista para observarlo alejarse antes de volver a concentrarse en su trabajo....Al finalizar la jornada, Diego llegó para recoger a Marina. Ella subió al auto, se quitó apresurada los t
En el Grupo Jurado.—¿Entonces has decidido que ya no me dejarás ver a Daniela?Yadira, con el rostro pálido y los ojos llenos de lágrimas, miraba a Camilo con desesperación. Desde que Marina la había forzado a sumergir la cabeza en el inodoro, se había sentido nauseabunda y sin apetito alguno durante dos días, mostrando un evidente deterioro físico.Hoy, la niñera encargada de cuidar a Daniela regresaba para trasladar sus pertenencias, y fue entonces cuando Yadira se enteró de que Camilo había decidido que Daniela residiría en el Jardín Esmeralda a partir de ahora. Intentó comunicarse con él por el celular, pero al no lograrlo, decidió mejor presentarse directamente en la empresa.—Si deseas ver a Daniela, no voy a impedírtelo —afirmó Camilo con un tono distante—, pero no puedes entrar al Jardín Esmeralda, y cada vez que te reúnas con ella, deberá estar presente la niñera.Lo trataba como si fuera una verdadera delincuente. Yadira parpadeó, conteniendo el llanto, y con voz temblorosa
El cliente le mostró a Hugo el contenido de su celular. Al leer el mensaje, Hugo frunció el ceño, incrédulo.—No puede ser, ¿quién está propagando estos falsos rumores? Su prima había tenido una hija con Camilo, quien además había sido su primer amor.—El sitio web del Grupo Jurado ya lo ha confirmado —respondió el cliente con una sonrisa sarcástica....Yadira aún no había llegado a casa cuando comenzó a recibir múltiples llamadas. Al ver el anuncio en el sitio web del Grupo Jurado sobre la disolución de su matrimonio, apagó el celular furiosa sin mirar quién la contactaba. Pasó un tiempo sola en su habitación, mientras algunos internautas, aburridos, comenzaban a debatir sobre la situación entre ella y Camilo. La luz del día se desvanecía lentamente. Con un gesto sombrío, Yadira encendió la luz.Sacó en ese momento su celular de la caja fuerte, lo encendió y revisó su correo electrónico. Se encontró con fotos comprometedoras de Blanca. Sin embargo, al verlas, no sintió satisfacci
—Con todo el equipo que me diste, si no logro hacerlo sería entonces una completa inepta —afirmó Marina con calma y una leve sonrisa.—Nada mal. Pero entonces, como recompensa, hoy te prepararé algo yo mismo —dijo Diego, sonriendo.La expresión seria de Marina se desmoronó de inmediato. ¿Eso era un premio acaso? Con lo desastrosa que era su cocina…—No y no, la que debería recompensarte soy yo. Para agradecerte por tu ayuda, esta noche yo me encargo yo misma de la cena —respondió rápidamente, sonriendo con algo de torpeza.Diego guardó silencio, fijando en ella una mirada profunda que la hizo reflexionar poco a poco. Su novio se había ofrecido a cocinar para ella, y ¿cómo podía rechazar tan abiertamente un gesto así?—Entonces, muchas gracias de antemano por el esfuerzo de esta noche —le dijo, devolviéndole una sonrisa encantadora.Complacido, Diego se levantó y fue a la cocina a inspeccionar los ingredientes en el refrigerador. Marina, por su parte, se acomodó en el sofá, cruzando las
Preciso, el día de su aniversario, Marina fue sola a la consulta de ginecología. En el hospital, se encontró casualmente con su esposo abrazando a quien él decía era su amor verdadero. Ella, apoyada con delicadeza en su pecho, le dijo con voz muy dulce:—Camilo, gracias por acompañarme al hospital por mis dolores menstruales.Su esposo, muy preocupado por su amor verdadero, le pidió a Marina que fuera a comprarle un chocolate. Marina sonrió de repente y apartó de inmediato la mano de su vientre. Qué coincidencia, justo había ido allí porque quería cambiar de hospital.…Marina fue al hospital esta vez para abortar. Se registró y esperó con paciencia su turno para ver al médico. A su alrededor, con las esposas embarazadas acompañadas de sus respectivos maridos. Contrastando, ella, una mujer que había venido realmente sola parecía un poco lamentable.Dos meses antes, había acompañado a Camilo Jurado en un viaje de negocios. Asistieron a una cena de negocios. Ella se emborrachó demasia