Capítulo 221
Diego colgó tras recibir la llamada de disculpas de Javier y se dirigió a la cocina. Se colocó detrás de Marina, rodeando su delgada cintura con un brazo.

—Javier acaba de llamarme para disculparse —anunció.

—Marina, ¿no acabamos de comer? —Diego levantó una ceja al observar los huevos en la cacerola. Ambos habían disfrutado de una buena comida hace poco. Su mano acarició con ternura el borde de su camiseta, rozando su vientre.

—¿Aún tienes hambre?

La calidez de su palma resultaba ser reconfortante.

—No, no tengo hambre —respondió Marina, tosiendo suavemente y sintiéndose algo tonta. Sin embargo, continuó:

—Diego, el agua estaba fría, ahora está tibia, y en breve estará caliente, así que los huevos estarán listos.

Se sintió algo avergonzada por lo que había dicho. Diego, confundido, escuchó lo que sonaba como un discurso filosófico y, decidido, la elogió.

—Eres increíble, realmente talentosa.

Marina sintió en ese instante que le ardía la cara y bajó la mirada.

—No buscaba que me alabar
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