Natalia regresó al camerino acompañada de la maquilladora. Esperó pacientemente a que Yadira terminara de maquillarse, y una vez que la profesional se marchó, le informó que Blanca sería la invitada especial de esta edición. Con un tono bastante serio, le recomendó a Yadira que se preparara mentalmente.—Debes controlar tus emociones durante la grabación del programa.Natalia no solía dar este tipo de advertencias, pero en los últimos días, Yadira había estado demasiado inestable y propensa a perder en cualquier la calma.Yadira frunció el ceño, claramente afectada por la noticia.—¿Por qué vuelve a participar en este programa? Siempre que estoy en uno, ahí está ella. ¿Acaso Césarina Entretenimiento está tratando de hacerme la vida imposible? ¿O qué? Esa perra es como Marina, siempre interfiriendo en mi vida y causándome problemas.—Shhh, habla más bajo —la interrumpió Natalia, consciente de que el camerino tenía muy mala acústica.Yadira cerró los ojos por un momento, intentando recup
Blanca solía conectarse por videollamada con sus padres cada dos o tres días, siempre que tenía un momento libre. Al día siguiente de que Gonzalo fuera ingresado en el hospital, decidió llamar a su madre.—¿Mamá, no están en casa? —preguntó algo preocupada, al notar que el fondo no se parecía al hogar familiar.—Tu papá tuvo un accidente con la bicicleta eléctrica, pero está bien. No te preocupes, solo necesita recuperarse —respondió Paloma, sin ocultarle nada en lo absoluto.Ajustó un poco la cámara para que Blanca pudiera ver a Gonzalo en la cama del hospital.—Hija, estoy bien —dijo Gonzalo con una sonrisa tranquilizadora.Los ojos de Blanca se llenaron de lágrimas en un instante.—Mamá, la próxima vez que pase algo en casa, por favor, dímelo. Regreso para ver a papá ahora mismo.—Está bien, tranquila. La próxima vez te avisaremos. No hay prisa, tu papá está estable —le aconsejó Paloma, recordándole que manejara con precaución y sin apresurarse....Marina se enteró del accidente de
El auto de Yadira se detuvo justo frente a la entrada del Jardín Esmeralda. Sentada al volante, sus ojos se posaron con resentimiento en las brillantes luces del lugar.Así que, al final, él se había mudado aquí. Yadira tuvo que aceptar que todos sus planes habían fracasado, pero no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente. ¿Por qué tenía que ser así?Con determinación, abrió la puerta del auto, salió y se acercó a la entrada.—¡Ábrenos! —gritó con furia.El guardia, que conocía a Yadira, la observó con cierta desconfianza.—¡Te estoy diciendo que abras la puerta! ¿No me oyes? —insistió, furiosa.Al percibir su actitud, el guardia comprendió que no venía con buenas intenciones. Rápidamente, llamó al mayordomo, antiguo encargado de la administración del Jardín Esmeralda.—Gerardo, la señora está aquí para buscar al señor y está justo en la entrada.El guardia suspiró para sus adentros, lamentando su mala suerte al estar de turno esa noche y tener que enfrentar un escándalo de la alta
El guardaespaldas con seriedad le explicó la situación.—Esta mañana, a las seis, la señorita Blanca salió con su madre para preparar un caldo. Estuvimos aguardando atento en la planta baja y, alrededor de las siete, no las vimos bajar. Calculamos el tiempo que debería haberles tomado y decidimos hacer la llamada para preguntar.Su tono denotaba un alto nivel de alerta; era algo inquietante que, estando en casa, hubieran desaparecido de repente.—Quizás todavía se encuentren en alguna habitación de este edificio. Ya hemos informado a la policía.Como el guardaespaldas no era agente de policía, no podía entrar de forma arbitraria en la casa de nadie. Aunque generalmente se espera un tiempo para reportar una desaparición, en situaciones que comprometen la seguridad de las personas, las autoridades toman acción de inmediato. Mientras aguardaban a que la policía revisara casa por casa, existía un riesgo real de que Blanca hubiera sufrido un accidente.El edificio contaba con un total de t
Paloma dirigió la mirada hacia la puerta de enfrente, que permanecía cerrada. Antes de que pudiera articular una palabra, el joven le roció un spray en la cara. Blanca, que había salido apresurada de la cocina para ver con quién conversaba su madre, recibió el mismo ataque. A partir de ese instante, todo se tornó un vacío para ella.—¡Apúrate, quítale la ropa y graba todo! —ordenó Mauro, el joven de apariencia ingenua, cuya expresión en ese instante se había tornado feroz. Hasta entonces, había trabajado en empleos que apenas le generaban mil dólares al mes, lo cual no era suficiente para cubrir sus altos gastos. Por casualidad, conoció a alguien que traficaba sustancias y se vio arrastrado a este tipo de actividades clandestinas.—Mauro, quitarle la ropa es lo que mejor sé hacer —aseguró el hombre lascivo mientras se acercaba con ferocidad a Blanca. Ella comprendió de inmediato las intenciones de esos hombres. Sus esfuerzos por liberarse resultaron ser inútiles; las cuerdas que at
Yadira dudó por un instante. No es que temiera reunirse con Marina, ya que siempre iba acompañada de su guardaespaldas.—Está bien, pero yo decidiré el lugar de la reunión. Primero, dame la información sobre Rosario.—¿Crees que soy ingenua? ¿Verdad? Si te doy los datos y luego te arrepientes, ¿qué haré yo? Fui yo quien le presentó a Rosario a Blanca. Quiero verte humillada por alguien a quien alguna vez menospreciaste en el ámbito musical —replicó Marina, con un tono bastante burlón y visiblemente cordial.—¿Te interesa encontrarte? Hay algo más que quisiera preguntarte en persona —añadió Marina.Yadira sintió una fuerte punzada de ira; así que fue Marina quien le presentó a Rosario. Tenía la certeza de que Marina no se atrevería a hacerle nada, así que aceptó el encuentro. De hecho, Yadira también quería ver la expresión de Marina, con los ojos hinchados por el llanto y el dolor.—Nos vemos en Sabores del Alma —le propuso a Marina....Más tarde, en Sabores del Alma, Yadira observó a
Marina miró con serenidad a Yadira, quien se reía frenéticamente.—¿Realmente crees que voy a creerte? —replicó con desprecio.Los ojos de Yadira estaban enardecidos de rabia.—Lo de que te acostaste con un vagabundo me lo contó Camilo. Al final, la decisión de creerlo o no es tuya. Y, por cierto, recuerdo que ese hotel se llama Hotel Tropical, un establecimiento de cinco estrellas.—Dormir con un vagabundo es preferible a hacerlo con Camilo, ¿me entiendes? —observó Marina, despectiva.Yadira la miró, incrédula ante la respuesta de Marina, y su mirada se tornó vacía.Marina soltó una risa burlona y salió del baño a grandes zancadas. Justo en ese preciso momento, se cruzó con Camilo, que entraba.Camilo había venido a almorzar, y el guardaespaldas que Yadira había traído le avisó. Fue a través de ellos que se enteró de que Yadira había sido arrastrada al baño por Marina.Marina se detuvo en ese momento y giró la cabeza hacia Camilo.—¿Recuerdas aquella vez hace más de un año en el hotel
Diego emergió del quirófano y revisó atento el mensaje que Daniel le había enviado sobre Marina. Como asistente diligente, Daniel había investigado a fondo lo sucedido en Jardines del Sol, después de que Marina le pidiera ayuda.Daniel: [Señor, aquí tienes el video del joven que llevó a Gonzalo al hospital. También he enviado a alguien a rastrearlo].Diego abrió el video y observó detenidamente al joven; su gorra le cubría gran parte del rostro y medía aproximadamente 176 cm. Vestía ropa holgada, con una figura que no era ni delgada ni excesivamente musculosa. Con un profundo conocimiento de la anatomía humana, Diego utilizó su pulgar e índice en la pantalla del celular para hacer zoom en el video.—Este hombre tiene una complexión normal, debería ser de talla pequeña. Lleva una camiseta de musculatura falsa y sus zapatos tienen elevación interna. Cojea de la pierna izquierda y, al escapar, tal vez se quitará la ropa de musculatura falsa —comentó Diego al llamar a Daniel.Después de c